Plaza principal de Pont-Croix, en la Bretaña francesa.
Así es el primer pueblo francés distinguido por la ONU como Mejor Villa de Turismo
Ideal para quienes buscan una experiencia cultural e histórica lejos del turismo de masas, esta pintoresca villa medieval de la Bretaña francesa es conocida por su bien conservado patrimonio histórico y arquitectónico
Anidado en una colina a orillas del río Goyen, el pueblo bretón de Pont-Croix ofrece una atmósfera tranquila y es una postal perfecta del auténtico sabor de la Bretaña tradicional. Miembro de la red Petites Cités de Caractère (Pequeños Pueblos con Carácter), recientemente ha sido destacado por la Organización Mundial del Turismo con el título de Best Tourism Village, convirtiéndose en el primer pueblo francés en integrarse en este programa internacional de la ONU que reconoce a los pueblos que contribuyen a preservar las tradiciones locales y la biodiversidad.
Desarrollo turístico sostenible
Iglesia de Notre-Dame de Roscudon.
Ubicado junto al estuario del río Goten, en el corazón del Cap-Sizun, en Bretaña, Pont-Croix es un destino turístico encantador en la Bretaña francesa, conocido por su rico patrimonio medieval y sus pintorescas calles. Es también un ejemplo de modelo de desarrollo equilibrado, con su relevante patrimonio arquitectónico, sus paisajes naturales cuidadosamente conservados, la vitalidad cultural que se respira en sus calles y una ciudadanía altamente implicada. La comuna combina protección y dinamismo, llevando a cabo una política activa de revitalización del centro urbano, valorización de los espacios públicos, atención al visitante y trabajos sobre el patrimonio que van mucho más allá de la simple restauración de edificios.
Pont-Croix es punto de partida de la peregrinación a Santiago de Compostela.
La pequeña localidad, que es punto de partida de la peregrinación a Santiago de Compostela desde Bretaña, ha sabido conservar su encanto medieval, con un casco histórico que invita a los visitantes a pasear por sus estrechas calles y admirar sus antiguas casas de piedra. Lugar de referencia es la iglesia de Notre-Dame de Roscudon. Construida entre los siglos XIII y XV, esta iglesia de estilo gótico y románico tardío es un hito de la ciudad. Su aguja se eleva hasta los 67 metros y su portal sur es un destacado ejemplo de la llamada «escuela de Pont-Croix». También merece la atención del visitante el Museo del Marquesado (Musée du Marquisat). Ubicado en una casa señorial del siglo XVI, este museo documenta las tradiciones e historia local y el edificio en sí mismo es una muestra de la arquitectura de la época.
La Punta del Raz, paraíso natural
El espectacular promontorio Pointe du Raz.
Cerca de Pont-Croix, a una media hora en coche, está la Punta del Raz (Pointe du Raz), uno de los lugares más espectaculares de la costa de Bretaña, también en la zona de Cap-Sizun, en el departamento de Finisterre. Este promontorio rocoso se adentra en el océano Atlántico y está considerado un finis terrae (fin de la tierra) en estado puro. Desde sus altos acantilados de granito, que alcanzan los 72 metros de altura, se obtienen vistas impresionantes del mar y es un paraíso para la observación de aves marinas, entre ellas la curiosa gaviota reidora.
La Punta del Raz está reconocida como Gran Sitio de Francia y es uno de los lugares más espectaculares de la costa de Bretaña
La Punta del Raz está reconocida como Gran Sitio de Francia. Un lugar emblemático donde disfrutar de paisajes salvajes, de la fuerza del mar y de los senderos que recorren sus abruptas rocas. Este sitio excepcional de dos mil hectáreas combina muchos atractivos: patrimonio natural y cultural, fauna y flora protegidas, faros históricos y pequeñas aldeas bretonas cercanas. Un lugar perfecto para disfrutar de un turismo responsable y sostenible.
50 años de Pequeños Pueblos con Carácter
Calle de Pont-Croix.
La denominación de Pequeños Pueblos con Carácter, que ha cumplido medio siglo este año, identifica a diferentes localidades que comparten un objetivo común: la salvaguarda del patrimonio como motor de desarrollo del territorio. Muchos de estos pueblos, antiguas ciudades episcopales o pueblos dedicados históricamente a la fabricación de velas para barcos, se transformaron con el tiempo en auténticas postales de la región de Bretaña.
Otro rincón con encanto de esta villa bretona.
A pesar del paso del tiempo, conservan su autenticidad y un patrimonio urbano muy bien cuidado, auténticos tesoros para el turismo cultural y sostenible. Formar parte de la red de Pequeños Pueblos con Carácter es una distinción que reconoce la política activa de conservación, restauración y valorización del patrimonio de estos pueblos, lo que implica una garantía de que sus visitantes disfrutarán de experiencias que combinan historia, arquitectura y vida local.