Las células T reguladoras juegan un papel fundamental

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Salud

Hallan una sorprendente esperanza contra la calvicie

Los científicos investigaron cómo se comportaban las células T reguladoras y los receptores de glucocorticoides en muestras de tejido cutáneo

España es el segundo país con más índice de alopecia del mundo, casi el 50 % de la población española padece alopecia y de ellos, un 90 % será de carácter androgénico, también conocida como calvicie común.
Varios científicos del Instituto Salk, en Estados Unidos, han descubierto una diana molecular inesperada de un tratamiento para tratar la alopecia. Cuando esto sucede se comienzan a destruir los folículos pilosos y se manifiesta con la caída del cabello por varias zonas de la cabeza. Este gran descubrimiento se ha publicado en la revista «Nature Immunology».
Tras varios estudios hallaron que las células T reguladoras –células inmunitarias– interactúan con las células de la piel cuya función es utilizar una célula como mensajera. Esta es la encargada de generar nuevos folículos pilosos y hacer crecer el cabello.
«Durante mucho tiempo, las células T reguladoras se han estudiado por cómo disminuyen las reacciones inmunes excesivas en las enfermedades autoinmunes», dice el autor correspondiente Ye Zheng.
«Ahora hemos identificado la señal hormonal ascendente y el factor de crecimiento descendente que realmente promueven el crecimiento y la regeneración del cabello de forma totalmente independiente a la supresión de la respuesta inmunitaria».

Los hallazgos sugieren que debe haber algún tipo de comunicación entre las células T reguladoras y las células madre del folículo piloso

Se trata de un sorprendente descubrimiento porque los investigadores no estaban estudiando la caída del pelo, sino que estaban centrados en saber qué función tenían las células reguladoras T y las hormonas glucocorticoides en las enfermedades autoinmunes. Estas hormonas afectan el metabolismo y tienen efectos antiinflamatorios e inmunodepresores. En lo primero que se centraron para obtener algún resultado fue en el funcionamiento de estos componentes en las esclerosis múltiple, el asma y la enfermedad de Crohn.

El descubrimiento

Descubrieron que los glucocorticoides y las células T reguladoras no funcionaban conjuntamente para desempeñar un papel importante en ninguna de estas enfermedades. Así que pensaron que tendrían más suerte buscando entornos en los que las células T reguladoras expresaran niveles especialmente altos de receptores de glucocorticoides (que responden a las hormonas glucocorticoides), como en el tejido cutáneo. Los científicos indujeron la caída del cabello en ratones normales y en ratones que carecían de receptores de glucocorticoides en sus células T reguladoras.
«Después de dos semanas, observamos una diferencia notable entre los ratones: a los normales les volvió a crecer el pelo, pero a los que carecían de receptores de glucocorticoides apenas les creció», explica el primer autor, Zhi Liu, becario postdoctoral del laboratorio de Zheng. «Fue muy llamativo y nos mostró la dirección correcta para avanzar». Los hallazgos sugieren que debe haber algún tipo de comunicación entre las células T reguladoras y las células madre del folículo piloso para permitir la regeneración del cabello.
Utilizando diversas técnicas para controlar la comunicación multicelular, los científicos investigaron cómo se comportaban las células T reguladoras y los receptores de glucocorticoides en muestras de tejido cutáneo.

Aplicar glucocorticoides tiene el doble beneficio de desencadenar que las células T reguladoras de la piel produzcan TGF-beta3Zhi Liu, primer autor del estudio

Descubrieron que los glucocorticoides ordenan a las células T reguladoras que activen las células madre del folículo piloso, lo que conduce al crecimiento del cabello. Esta interrelación entre las células T y las células madre depende de un mecanismo por el que los receptores de glucocorticoides inducen la producción de la proteína TGF-beta3, todo ello dentro de las células T reguladoras.
El TGF-beta3 activa entonces las células madre del folículo piloso para que se diferencien en nuevos folículos pilosos, promoviendo el crecimiento del cabello. Otros análisis confirmaron que esta vía era completamente independiente de la capacidad de las células T reguladoras para mantener el equilibrio inmunitario.
Sin embargo, las células T reguladoras no suelen producir TGF-beta3, como ocurrió en este caso. Cuando los científicos escudriñaron las bases de datos, descubrieron que este fenómeno se produce en el tejido muscular y cardíaco lesionado, de forma similar a como la depilación simuló una lesión del tejido cutáneo en este estudio.
«En los casos agudos de alopecia, las células inmunitarias atacan el tejido cutáneo, provocando la caída del cabello. El remedio habitual es utilizar glucocorticoides para inhibir la reacción inmunitaria en la piel, de modo que no sigan atacando los folículos pilosos», dice Zheng. «Aplicar glucocorticoides tiene el doble beneficio de desencadenar que las células T reguladoras de la piel produzcan TGF-beta3, estimulando la activación de las células madre del folículo piloso».
Este estudio reveló que las células T reguladoras y las hormonas glucocorticoides no son solo inmunosupresoras, sino que también tienen una función regenerativa. A continuación, los científicos estudiarán otros modelos de lesión y aislarán las células T reguladoras de los tejidos lesionados para controlar el aumento de los niveles de TGF-beta3 y otros factores de crecimiento.
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