Hogaza de pan de maíz

Cuatro sencillos trucos para que el pan no se ponga duro

En algunas ocasiones compramos una barra de pan por la mañana y por la noche ya se ha puesto duro. Para evitar que esto ocurra estos trucos de expertos te ayudarán para que tus barras y hogazas se mantengan en perfectas condiciones durante más tiempo, no se reseque y se quede duro como una piedra e imposible de comer. Eso sí, hay panes y panes, uno de masa madre elaborado de manera artesana siempre nos durará más que el industrial, ya que las levaduras artificiales harán que gane en volumen, pero será en detrimento de su durabilidad.

Consejos para conservar el pan

Estos cuatro consejos fáciles de seguir, como mantenerlo siempre a temperatura ambiente en un lugar seco y fresco a la vez, o guardarlo en una panera o en bolsas de papel o tela, se pueden seguir tanto en verano como en invierno.

1- Opta por congelarlo

También aquí, depende del tipo de pan. Si como los industriales viene de una masa congelada, volver a meterlo al congelador hará que se pierda la cadena de frío y el pan se deteriore. El pan artesano de masa madre se puede congelar sin problema y no se estropeará tanto, si bien algo de deterioro sufrirá. A la hora de descongelarlo, lo mejor es dejarlo al aire libre, nunca en el microondas pues se agitarían las moléculas de agua y después quedaría como chicle. Lo ideal, es que pase a un horno, tostadora o sartén, directamente desde el congelador.

El tamaño, aquí no importa

No por tener un tamaño más pequeño, el pan se conserva mejor o por más tiempo, es justo al revés, le beneficia el ser grande ya que tendrá más miga y por tanto, una mayor humedad.

Rebanarlo es condenarlo

Al cortar el pan en rebanadas provocamos que entre más aire y que el pan se seque con más facilidad. Si no queda otra, hacerlo en función de la necesidad, sólo aquel trozo que vayamos a consumir en el momento.

Guárdalo en panera o bolsa

La mejor manera de meter el pan en el congelador es en una bolsa de plástico específica para tal fin y perfectamente cerrada, excepto que sea pan de molde, aquí la bolsa de plástico del propio envase viene genial. Conviene además cortar en porciones según el tamaño y la comida a la que se destinen. Si las vamos a tomar para desayunar por ejemplo, podemos cortarlas en rebanadas, pero si va a ser para una cena podemos cortarlas en trocitos. Para evitar que las rebanadas se peguen entre si y luego nos sea imposible sacar una sola, podemos poner pan de horno entre cada una de ellas.

Descubriendo el pan de maíz

El pan de maíz se consume desde hace siglos, sobre todo en el norte de España. Su color amarillo, su dulzor y su esponjosa miga crean un curioso contraste cuando lo comemos. En algunas panaderías le añaden cúrcuma para potenciar el color y suele mezclarse en su elaboración con harina de trigo para aportarle ligereza. Además, combina a la perfección con patés, quesos y mermeladas.

Lo solemos ver en formato hogaza con su intenso color amarillo, su corteza crujiente y esa textura esponjosa tan reconocible. Es un gran aliado para nuestra alimentación porque además, nos ayuda a mantener el peso y a tener digestiones más ligeras: «Todo esto se debe a la gran cantidad de almidón que contiene, lo que le da un efecto saciante y calma esa sensación de hambre durante más tiempo, controlando que podamos picar entre horas. El hecho de tener un bajo contenido en gluten también contribuye a una digestión más fácil» – nos cuenta Marcos Costa Vaz, panadero y uno de los socios de Vanille Bakery Lab quien añade: «Nosotros lo hacemos de una manera muy sencilla, tan sólo con agua, sal, un 30% de harina de trigo y el 70% principal, con harina de maíz, que se obtiene al tostar las mazorcas en un horno para luego molerlas. Lo elaboramos en formato hogaza, como suele presentarse, y por supuesto es 100% masa madre, llegando aproximadamente al kilo de peso».

Además es rico en zinc, un mineral especialmente indicado para la fotoprotección de la piel contra los rayos ultravioleta (UV) y es perfecto para deportistas, ya que aporta grandes dosis de energía y favorece la recuperación muscular, además de ayudar a controlar la insulina y el colesterol malo.