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La presión social, la autoexigencia y una autoestima baja pueden desencadenar conductas alimentariasGTRES

Ana Gómez Peña

«La educación en autoestima y la aceptación del cuerpo son claves para superar anorexias y bulimias»

La psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria Ana Gómez Peña da las claves para detectar en casa el problema y ponerle remedio

La presión social, la autoexigencia y una autoestima baja pueden desencadenar conductas alimentarias poco sanas relacionadas, por ejemplo, con la restricción calórica o el rechazo sistemático a ciertos grupos de alimentos. Consultar a un psicólogo especializado en trastornos de la conducta alimentaria (TCA) es fundamental ya que será el profesional quien ofrezca herramientas para atajar este trastorno mental.
La psicóloga Ana Gómez Peña, especializada en trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y población infantojuvenil del Instituto Psicológico Cláritas explica que hay que hablar de un trastorno mental que se caracteriza por patrones de conductas desadaptativas en torno a lo alimentario. La psicóloga afirma que «se identifica por padecer obsesiones, compulsiones, ciertas fobias y factores adictivos. Las personas con este trastorno, muestran excesiva preocupación por su imagen y el cuerpo y casi siempre, está relacionado con personalidades perfeccionistas».
–¿Qué tipos existen de TCA?
–Según el DSM-V, manual de diagnóstico, existen trastornos de la conducta alimentaria de tipo restrictivo y de tipo atracón. Entre los nombres más comunes, encontramos la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón. La anorexia se caracteriza por una restricción alimentaria excesiva, en muchos casos creando fobias a ciertos alimentos. El trastorno por atracón, por el contrario, sería la ingesta descontrolada de grandes cantidades de comidas seguido de estado emocionales negativos, como la vergüenza o la culpa. En la bulimia nerviosa, existen atracones de comida seguido de purgas, como vómitos o abuso de laxantes. También, existen otros trastornos menos conocidos como el trastorno por rumiación o la pica.
–¿Cuándo se considera que una persona tiene este tipo de trastorno?
Consideraríamos que una persona tiene este tipo de trastornos cuando, esos patrones desadaptativos en torno a la comida afecten a la persona de forma física o mental y le produzca un sufrimiento emocional, fisiológico o social. Además, por lo general a los pacientes que sufren esta enfermedad suele afectarles no solo personalmente si no en distintas áreas de su vida como puede ser a nivel familiar o laboral, en algunos casos incluso incapacitándolos.
–¿Hay alguna causa que lo desencadena?
Tendríamos que hablar de que los trastornos de la conducta alimentaria están formados por un conjunto de factores psicológicos, sociales y biológicos. Tenemos que tener en cuenta que cada persona tiene una historia de vida y que no todos estos factores tienen porque darse y las combinaciones pueden ser distintas. Algunos de ellos serían:
1. A nivel psicológico: El historial de traumas como los abusos sexuales o maltrato infantil, la presencia de ansiedad, perfeccionismo o la comorbilidad con otros trastornos mentales, siendo más comunes los trastornos de personalidad.
2. A nivel biológico: Perdidas de peso extremas por distintas causas o incluso la alteración de ciertos neurotransmisores.
3. A nivel social: Depende del entorno donde se muevan las personas, puede ser desde moverse en entornos donde existe una presión por el cuerpo y cultura de dieta o incluso la presencia de un familiar o amistad que ya padeciera un TCA.
– ¿Se puede prevenir?
–Se pueden tomar medidas para reducir el riesgo, promoviendo una alimentación equilibrada y salud mental. Los padres juegan un papel fundamental en esto, siendo un ejemplo de alimentación y de salud para los hijos, muchas veces imitan los comportamientos que ven a su alrededor. Así mismo, la educación en autoestima y aceptación sobre el cuerpo, evitando hacer comentarios negativos sobre el físico. Para ello será fundamental poder trabajar con los menores una comunicación abierta que les permita expresarse.
– ¿Cómo puede la familia darse cuenta de que existe un problema antes de que se note un cambio físico?
–Darse cuenta de señales que no sean físicas puede ser a veces complicado, por lo tanto, se tendrá que estar atento tanto a las emociones como a los comportamientos. Cualquier tipo de cambio en este ámbito suele ser crucial, esto significa que de repente aumenten en la intensidad, la frecuencia o la duración. Podemos observar un aumento en el ejercicio junto con cambios en el comportamiento con la comida. Algo bastante frecuente, es que empieza a tener cambios en la ropa y empieza a interesarse de forma brusca por la cocina o por hábitos más «saludables». Por otro lado, a nivel emocional, encontramos cambios de humor bruscos o episodios de ataque de ansiedad. Se muestran preocupados por su aspecto físico y puede que empiece a obsesionarse con el peso. Por último, se pueden dar cambios en las redes sociales tanto en lo que ve como cambios de amistades en el centro escolar.
–¿Cómo se tratan los trastornos de la conducta alimentaria? ¿Tratamiento farmacológico?
–El trabajo con los pacientes con trastorno de la conducta alimentario debe ser multidisciplinar. Esto significa que intervienen el psicólogo, nutricionista, médicos, enfermeros y en muchos casos los grupos de ayuda para padres. En algunos casos es necesaria la intervención completa que significa hospitalizar al paciente o que tengan que acudir a hospitales de día.
El tratamiento farmacológico, se usa en aquellos pacientes donde encontramos más desestabilización emocional, siendo los más frecuentes los antidepresivos, las benzodiacepinas y los estabilizadores del ánimo. Pero es importante recordar que esto solo ayudara con la sintomatología, por lo que su uso siempre es recomendado con todo lo anteriormente mencionado.
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