Porciones de sandía en un puesto de frutas y verduras en SevillaEuropa Press

Nutrición

Estas son las personas que no deberían comer sandía

Aunque la sandía es una fruta rica en nutrientes y genial para mantenerse hidratado en verano, su consumo no es aconsejable para ciertas personas

La sandía es, sin duda, una de las frutas del verano por excelencia. Su alto contenido en agua (el 95 % de su peso), su bajo contenido energético y su contenido en vitaminas y minerales la convierten en un alimento perfecto para combatir las altas temperaturas y mantenerse hidratado.

Tal y como indican desde la Fundación Española de la Nutrición, en su composición destaca su contenido en caratenoides sin actividad provitamínica, como son la luteína y el licopeno, siendo este último el que le otorga el color rojo tan característico a la sandía.

El licopeno es un compuesto con propiedades antioxidantes muy potentes, y diversos estudios científicos han vinculado su ingesta habitual con una disminución del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Esto se debe, en parte, a su capacidad para reducir los niveles de colesterol en sangre. Además, se le atribuye un papel protector frente a ciertos tipos de cáncer, entre los que destacan los de cuello uterino, próstata, pulmón, mama y del aparato digestivo. Sin embargo, su consumo no es recomendable para ciertas personas.

Las personas que no deben comer sandía

Aunque, como hemos podido comprobar, la sandía puede ser muy beneficiosa para la población general, esta fruta no debe formar parte de la dieta de aquellas personas que padezcan síndrome del intestino irritable (SII), el cual se caracteriza por la la asociación de hinchazón, dolor/molestias abdominales y alteraciones en el hábito deposicional que puede variar desde estreñimiento, diarrea o ambos.

El alto contenido en Fodmap de la sandía, un grupo de carbohidratos de cadena corta que se encuentra en ciertos alimentos, puede empeorar estos síntomas.

Además, según un estudio de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, algunas de las proteínas presentes en la pulpa de la sandía originan en ciertas personas respuestas alérgicas leves, generalmente picor en torno a la boca, que desaparecen en quince o veinte minutos. Así, aunque se trata de una molestia poco grave, estas personas tampoco deberían consumir sandía de forma recurrente.