El síndrome del impostor está asociado a un desempeño deficiente, insatisfacción laboral y agotamiento

El síndrome del impostor está asociado a un desempeño deficiente, insatisfacción laboral y agotamientoPixabay

El síndrome del impostor, el fenómeno que afecta al 82 % de los trabajadores

Está asociado a un desempeño deficiente, insatisfacción laboral y agotamiento

El síndrome del impostor describe a aquellos trabajadores que, a pesar de sus éxitos objetivos, no logran internalizar sus logros y tienen dudas persistentes sobre sí mismos y el miedo a ser «descubiertos» como un fraude.
Descrito por primera vez en 1978, llamó la atención del público en 1985 tras la publicación del libro de Pauline Clance, El fenómeno del impostor: cuando el éxito te hace sentir como un farsante en el que identificaba este síndrome entre mujeres ejecutivas. Sin embargo, investigaciones más recientes han identificado este fenómeno en todo tipo de entornos laborales.
El problema es que no se trata de un trastorno psiquiátrico reconocido: no aparece en el Manual diagnóstico y estadístico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría ni figura como en la Clasificación Internacional de Enfermedades. Esto complica en gran medida el diagnóstico o el reconocimiento de la prevalencia de este síndrome.
De hecho, uno de los pocos estudios sobre el tema, publicado en Journal of General Internal Medicine, apuntaba a que hasta el 82 % de los trabajadores podrían sufrir este fenómeno ya que en muchas ocasiones se puede confundir con depresión o ansiedad. Además, está asociado a un desempeño deficiente, insatisfacción laboral y agotamiento.
En los últimos años, con el aumento de profesionales especializados en psicología empresarial y coaching, se está enseñando a lidiar con este síndrome. Sara Sabin, coach de ejecutivos y emprendedores aporta en Fast Company varios consejos que pueden ayudar a las personas que se sientan en esta situación.

Entender los desencadenantes

El primer paso para comprender el síndrome del impostor es tomando conciencia de qué situaciones lo desencadenan en uno mismo. ¿Se trata de hablar en público? ¿De participar en mesas redondas como experto? Esto puede llevarnos a quedarnos mudos. Analizar y reconocer que uno se siente como un impostor puede ayudar a relativizar estas situaciones.

Las emociones no son hechos

Es importante recordar que el hecho de que nos sintamos de una manera, no lo convierte en una realidad. Por lo general, sabemos más de lo que creemos, pero conocer nuestras limitaciones nos ayudará a rellenar estos «huecos» para ganar confianza.

Aumenta tu confianza con tu experiencia

Al alcanzar un objetivo, podemos sentir que no fue lo «suficientemente bueno» porque ya estamos pensando en el próximo proyecto. Pero seguramente hayamos aprendido más de lo que creemos.
Por eso es importante recordarse a uno mismo los logros obtenidos en los últimos años y lo que hemos aprendido de ellos, incluso si el resultado no era el esperado.

Pasa a la acción

La confianza es fundamental, pero el coraje es lo que te permitirá salir de tu zona de confort y te acostumbrará a perder el miedo ante los nuevos desafíos.
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