Solo el 14 % de los españoles afirma sentarse en la taza para hacer pisGTRES

Por qué los hombres españoles se equivocan a la hora de orinar

Solo el 14 % de los españoles afirma sentarse en la taza para hacer pis

Desde el comienzo de los días, el sexo masculino ha tenido la opción de orinar de pie o sentados y la posición óptima para hacerlo ha sido un tema de discusión, algo que se intensificó en el siglo XIX con la llegada del moderno inodoro con descarga.
A día de hoy, en la mayoría de los países occidentales la posición de pie es común, mientras que en los países orientales y asiáticos, las posiciones sentada y agachada son más comunes.
Según un estudio reciente llevado a cabo en 13 países por YouGov sobre las preferencias de los hombres, solo el 14 % de los españoles afirma sentarse en la taza del váter para hacer pis frente al 40 % de los alemanes.
Detrás de esta tendencia se esconde la creencia de que lo natural en el hombre es hacerlo de pie. Sin embargo, diferentes estudios demuestran que sentarse no solo es beneficioso para la salud masculina, sino que además mejora su vida sexual al tener la próstata más relajada.
Un trabajo de la Universidad de Leiden (Países Bajos) concluyó que sentado la vejiga se vacía más rápido y por completo. Esto se debe a que los músculos pélvicos y de la columna están completamente relajados lo que facilita la micción y ayuda a evitar problemas de próstata. Cuando se está de pie, esos músculos se activan y la tensión puede hacer que no toda la orina salga de la vejiga.

Cuestión de higiene

Pero esta no es la única ventaja, miccionar sentado es más higiénico porque al no salpicarse el retrete, se reduce el riesgo de sufrir alguna infección. Una investigación de la empresa QS Supplies simuló la micción de pie bajo la luz ultravioleta para observar las gotas y el rocío creado, y en cada simulación, encontraron que orinar mientras está de pie cubre el inodoro y el área circundante con salpicaduras que generalmente no se ven.
Los hombres que orinaban de pie solían apuntar a la pared trasera de la taza del inodoro (31 % de los hombres) con la creencia de que esta superficie minimiza el problema, pero se descubrió que crea más salpicaduras invisibles que cualquier otra técnica. La distancia máxima que 'voló' una gota durante las pruebas fue de casi un metro. Una de cada cuatro personas aseguró que su cepillo de dientes estaba dentro de esta distancia. Lo dicho, cuestión de higiene.

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