La mejor batalla del cine, según un historiador, es una que nunca existió

A medida que la tecnología para capturar imágenes en movimiento evolucionó, también lo hicieron nuestras ambiciones en cuanto a qué capturar con ella. De repente, los límites de una pantalla de cine parecían ilimitados y las ideas sobre qué proyectar eran infinitas.

Que se lo digan si no a William Wyler, creador de esa gran epopeya romana conocida como Ben Hur en la que los espectadores podían disfrutar de decenas, cientos, cientos de miles de personas llenando la pantalla, blandiendo espadas y arrojando lanzas. Desde los rincones olvidados de la historia antigua hasta las lejanas fronteras de la imaginación, el cine era ahora el lugar donde se podía ver batallas.

Por supuesto, a medida que el cine fue madurando, tanto los directores como el propio público se fueron democratizando. Su sed de sangre se sació y las interpretaciones de lo que constituía una batalla se reescribieron y rediseñaron. El desembarco en Omaha de Salvar al soldado Ryan, el enfrentamiento campal en Germania de Gladiator, la rebelión del clan Satsuma en Shiroyama de El último Samurai, la batalla de las Termópilas en 300 o la de Stirling en Braveheart son algunos de los mejores ejemplos de lo que el cine es capaz de hacer para representar enfrentamientos épicos.

Sin embargo, en materia bélica, hay una saga que se lleva la victoria. Al menos, para el historiador Roel Konijnendijk que asegura que la mejor escena de guerra antigua que ha visto en pantalla la podemos encontrar en El señor de los anillos: el Retorno del Rey. Y es que, en realidad, pocas obras han dejado una huella tan indeleble en el genero de la fantasía como El señor de anillos. Adaptadas de los libros de J.R.R. Tolkien, las aventuras de Frodo Bolson (Elijah Wood) no solo redefinieron el cine épico, sino que dieron vida al mundo ricamente detallado de la Tierra Media.

En una conversación con Insider en YouTube, Konijnendijk califica las batallas de Gladiator II o La casa del dragón, pero su opinión más interesante llega cuando le muestran en pantalla la batalla de El retorno del Rey. Gondor está siendo atacado por el ejército de Mordor y el Rey Théoden acude junto a las tropas de Rohan para ayudar a su aliado.

En cierto momento, en la cabalgata de los Rohirrim, Théoden golpea las lanzas de sus soldados con su espada. «Esto no solo no es histórico, sino que es algo que inventó este actor para esta escena», explica. «Lo hicieron y se quedó en la película. Funciona tan bien que quieres creer que sea algo real, la gente me pregunta si esto ocurría, si los antiguos comandantes medievales hacían esto y, no, esto lo hizo Bernard Hill. Es una increíble representación de algo que parece un guerra premoderna, pero solo es cine, solo está en esta película».

«Casi al comenzar la pelea», recuerda Bernard Hill, intérprete de Théoden, «pensé que si las lanzas estaban todas en una hilera apuntando hacia el enemigo era porque debería de cabalgar a lo largo de ellas con un grito de guerra: se vería como si el espíritu del Rey fuera de su espada hacia las lanzas y de ahí hacia el espíritu de los otros guerreros».

«Se sentiría como que todos estamos juntos en esto; todos juntos en la muerte», continuó explicando. «Tras algunas conversaciones logré que metieran eso en el guion, pero después me di cuenta que no iba a poder galopar de esa forma tan temeraria, y menos con armadura. Tuve que ir unas cinco veces por semana a entrenar con mi caballo porque Peter [Jackson] puso la cámara de tal forma que era imposible usar un doble».

Poco más necesitó que un golpe de guion para hacer aún más legendaria su andadura: «¡Avanzad sin temor a la oscuridad! ¡luchad, luchad jinetes! ¡Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada... Rojo será el día hasta, el nacer del sol! ¡cabalgad, cabalgad, cabalgad hasta la desolación y el fin del mundo!», grita el Rey de Rohan.

Roel Konijnendijk pasó después a analizar la batalla de los Campos del Pelennor. Un gran ejército de la sombra, formado por unos 200.000 orcos y comandado por el Rey Brujo de Angmar avanza incontenibles hasta presentarse ante la imponente ciudad de Minas Tirith.

Quizás lo que más destaque de toda la batalla sean los olifantes procedentes de las lejanas tierras de Harald. «Son básicamente elefantes de guerra potenciados», comienza. Konijnendijk explica que los elefantes fueron utilizados en el pasado por el ejército persa y asustaban a los enemigos que nunca los habían visto antes. Sin embargo, no eran tan poderosos como los hacen parecer en las películas. Resulta que la forma de derrotar a un olifante es sorprendentemente sencilla. «Lo que ves que hace la infantería cuando los elefantes cargan contra ellos es simplemente abrirse paso. Simplemente abrir canales».

Aunque reconoce que son películas de fantasía, «en términos de cine, en términos de emoción, esta es la mejor escena de guerra antigua que puedas imaginar. El Retorno del Rey siempre será increíble», explica. Para sorpresa de todos, la película también obtiene una puntuación alta en cuanto a la precisión histórica. «Si quisieras que le diera una nota, es muy difícil hacerlo porque es fantasía, pero probablemente le daría un 8/10».