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Portada de «Historia de la guerra del Peloponeso» de Tucídides

Portada de «Historia de la guerra del Peloponeso» de TucídidesAlianza Editorial

'Historia de la Guerra del Peloponeso': una de las primeras crónicas históricas con metodología y búsqueda de precisión

Descripción de las motivaciones humanas de la política a partir de las guerras intestinas griegas. La mirada cauta, conservadora e incluso pesimista de Tucídides

Tucídides, uno de los padres de la Historia como disciplina académica y literaria, es una generación posterior a Heródoto. Y sus motivaciones e intereses son muy distintos. A Tucídides le preocupa localizar reglas generales de la historia, por lo que prestará gran atención a las descripciones cíclicas de la vida de los pueblos, o al menos a la evolución de las naciones o estados. De esta forma, Tucídides observa los entresijos de la naturaleza humana, y pretende extraer conclusiones sobre las causas y efectos de las acciones del hombre y de los pueblos. En su obra hay una vertiente, por tanto, moralista o aleccionadora. Tucídides no incluye en sus reflexiones el influjo de los dioses, sino que se centra en la ética, incluso en el sentido moderno del término. Además, su mirada es pesimista, dado que ha contemplado cuáles son las consecuencias de la corrupción, la mezquindad, la falta de virtud o integridad; ha visto el desastre ligado a la degeneración.

Para Tucídides, las guerras intestinas de los griegos, cuyos vórtices serán Atenas y Esparta, son la materia de estudio. Por doble motivo: primero, porque son los hechos que él vive, y por tanto de ellos puede dar cuenta directa; segundo, porque entiende que constituyen el suceso histórico más decisivo. En relación con el primer aspecto, él prescinde de lo inseguro y de la especulación religiosa o teológica. Busca relaciones entre los diferentes acontecimientos, guiado por la mentalidad filosófica de su tiempo. Adapta el esquema racionalista de Demócrito o el mecanicista de Hipócrates el médico.

Portada de «Historia de la guerra del Peloponeso» de Tucídides

alianza editorial / 840 págs.

Historia de la Guerra del Peloponeso

Tucídides

Su obra nos aparece incompleta y de exposición compleja. Aún más: podríamos colegir que algunos de sus pasajes no los pudo revisar, a tenor de la falta de homogeneidad en determinados puntos. Lo cual no le resta calidad, sino que la resalta, puesto que se nota con claridad un esfuerzo de estilo, de identidad definida, con un enfoque muy preciso del periodo estudiado y de los hechos que lo circunscriben. Tucídides es metódico, sabe cómo introducir cada tema, desarrollarlo con lógica, presentando los bandos que se van a enfrentar, cuáles son los motivos o argumentos de cada uno, etc. En este sentido, cobra gran interés su dedicación a los discursos, su control de la narración no lineal, el estilo directo y el indirecto. El mismo autor reconoce que no puede reproducir con total fidelidad los discursos, tal como se pronunciaron, de modo que nos avisa: él los recrea de acuerdo a las convicciones y formas de expresión de sus protagonistas, así como los contextos.

Quizá el mejor ejemplo de sus discursos —de las arengas o alocuciones que el autor nos presenta, como si hubieran sido pronunciadas por los personajes— sea el de Pericles, conocido como «discurso fúnebre». En estos momentos, Tucídides aprovecha para aportar emoción, para trasladar con fuerza las impresiones y valores de los propios protagonistas de la historia. Se desliza, por parte de Tucídides, una visión subjetiva, una interpretación de planteamientos ideológicos, políticos o de intenciones. Gracias a este tipo de pasajes, percibimos mejor al Tucídides intelectual y sentencioso, que ofrece frases como: «la tierra toda es el sepulcro de los hombres valerosos».

Los discursos son algunos de los momentos con que Tucídides contrapesa su relato, pues su obra se caracteriza por un tono pretendidamente frío o imparcial, muestra de su prurito de rigor. Unido a este esfuerzo que implica una investigación sine ira et studio para conocer la verdad, Tucídides escribe con gran vigor literario y artístico, con una complejidad y sorprendente amplitud de vocabulario.

Tucídides desconfía de las tradiciones orales, y siempre confronta, analiza y critica cualquier fuente, en especial las memorias de los combatientes. Sostiene que los protagonistas a veces se contradicen, se equivocan, recuerdan mal. Habla con personas distintas, verifica cuanto le llega. Junta materiales diversos, coteja y copia documentos. Acude a la observación directa, y aun así, examina con precaución y no se fía. Por supuesto, evita lo mítico. Visita los lugares donde han transcurrido los sucesos que pretende desentrañar, da vueltas, reflexiona. Incluso lleva a cabo algunas tareas de tipo arqueológico.

Tucídides incorpora a la historia una perspectiva universal; quiere que su obra sea de utilidad para todas las generaciones. Tiene vocación de estudioso que alcanza conclusiones definitivas. Llega a la convicción de que la nación griega no es, ni mucho menos, una raza superior a las demás. Consigue elaborar una cronología seria y certera; se enfrasca en ver cómo podemos sacar lecciones que nos expliquen el pasado y el presente, y nos muestren por dónde irá el futuro.

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