Enríquez Negreira fue colegiado de Primera División durante 13 años y después vicepresidente del Comité de Árbitros
Negreira regaló a los árbitros entradas, jamones y tarjetas con el dinero que cobraba del Barcelona
El ex número dos del Comité Técnico de Árbitros (CTA) utilizó decenas de miles de euros para obsequiar a los colegiados
Negreira recomendó al Barça «cuidar mucho» a Gil Manzano por su proyección
Las investigaciones sobre el caso Negreira siguen avanzando y en esta ocasión se ha podido conocer en lo que empleaba el ex número dos de los árbitros parte del dinero que cobraba del FC Barcelona. Según El Mundo, la Agencia Tributaria rechazó una enorme lista de gastos deducibles de la empresa Dasnil, propiedad de José María Enríquez Negreira y que tenía al Barça como único cliente.
En ese listado aparecen un gran número de operaciones no deducibles a ojos del Fisco que consistieron en la compra de un gran número de obsequios que iban dirigidos a los árbitros de Primera División. Tal y como publica el citado medio, Negreira adquirió 1500 tarjetas rojas y amarillas personalizadas para repartir a los colegiados o también numerosas monedas para llevar a cabo el sorteo previo al inicio de un partido, dos compras en las que se gastó un total de 6.492 euros, 4.460 en cartulinas y 2.032 en monedas.
Estos no fueron los únicos pagos que hizo Enríquez Negreira dirigidos a regalar. El ex número dos de los árbitros también compró jamones por un importe de alrededor de 10.000 euros y una gran cantidad de entradas para partidos de fútbol para regalar a los que denominó ante Hacienda como sus «clientes». En cambio, esto no parece cierto, ya que el único cliente real que tenía la empresa Dasnil 95 era el FC Barcelona.
Cabe recordar que la investigación del Juzgado de Instrucción número uno de Barcelona está tratando de conocer cuál fue el destino final de los más de siete millones de euros que cobró Enríquez Negreira del Barcelona, un dinero que por el momento no se sabe a dónde fue a parar ya que gran parte fue retirado en efectivo por el ex número dos de los árbitros. En cambio, el que sí dejó rastro ya se va conociendo para lo que se empleó.
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