Macario Valpuesta, en el Parlamento de Andalucía

Macario Valpuesta, durante su etapa como diputado en el Parlamento de AndalucíaVox

Entrevista | 'Blas Infante, «padre de la patria» e hijo de su tiempo'

Macario Valpuesta: «Blas Infante era un hombre que renegaba de la cultura y de la nación española»

El doctor en Filología Clásica y en Derecho analiza en su libro el pensamiento del padre de la patria andaluza, de quien también hace una enmienda a la totalidad

Sobre la figura de Blas Infante hay cierto consenso en Andalucía. Se le considera, de hecho, el padre de la patria andaluza. Sin embargo, dicho consenso se resquebrajó con la irrupción de Vox en el Parlamento de Andalucía. Uno de sus diputados en la pasada legislatura, Macario Valpuesta, doctor en Filología Clásica y en Derecho, acaba de publicar el libro Blas Infante, «padre de la patria» e hijo de su tiempo, en el que analiza y hace una enmienda a la totalidad del pensamiento de Infante.
–¿Por qué decide escribir un libro sobre Blas Infante?
–Creo que es una obligación moral tratar de hacer ver a la gente lo que a mí me parece que es una obviedad, lo inadecuado que resulta esta figura para ser un padre de la patria, inspirador de nuestras instituciones políticas. De hecho, somos muchos los andaluces que no sólo no compartimos las ideas de Blas Infante, sino que éstas nos parecen absolutamente disparatadas. La verdad siempre ha de ser defendida frente a las mentiras interesadas, y aquí se nos ha impuesto una verdad oficial que no se sostiene racionalmente.
–¿En qué se basa la leyenda de Blas Infante? ¿Su fusilamiento lo ha convertido en un mito?
–Su leyenda se basa en la voluntad de consenso de las élites partidistas después de la Transición de encontrar un icono adecuado con el que insuflar un artificioso patriotismo andaluz. Pero, efectivamente, el personaje cumplía una serie de requisitos objetivos que lo hacían ideal para su mitificación: sus ideas izquierdistas, su aspecto de intelectual incomprendido y, sobre todo, su trágico asesinato.
–¿Podría resumirnos el pensamiento de Blas Infante?
–Es difícil sintetizar en pocas palabras un pensamiento no exento de contradicciones. A grandes rasgos, era un hombre que renegaba de la cultura y de la nación española, y trataba de regenerarla a base de ideas georgistas-colectivistas en economía, anarquistas en política e islamistas en cuanto a la cultura y la educación.
De hecho, él pretendía traer de vuelta a España a millones de descendientes de «moriscos» expulsados y darles tierras previamente expropiadas a los terratenientes. Un cóctel de ideas delirantes que él creía que había que imponer sin expedientes ni trámites burocráticos y sin que le temblara la mano a la hora de dictar «muchas sentencias de muerte» contra los que se opusieran.
Portada del libro 'Blas Infante, "Padre de la patria" e hijo de su tiempo', de Macario Valpuesta

Portada del libro 'Blas Infante, «Padre de la patria» e hijo de su tiempo', de Macario Valpuesta

–Dice que Blas Infante es «hijo de su tiempo». ¿Cómo afectan grosso modo el periodo de la Restauración y sobre todo la leyenda negra española al pensamiento de Blas Infante?
–Es un poco paradójico el hecho de que Blas Infante dijera ideas tan disparatadas sin ser especialmente original, porque la mayoría de sus ideas fuerza están en el ambiente desquiciado y degradado de aquella época. En los años que van de 1898 a 1936, muchos españoles asumen un concepto totalmente peyorativo de su propia nación y proponen para cambiarla las recetas más extravagantes.
Muchos de ellos suscriben la tesis hispanófoba de que España es una dying nation, una nación moribunda, cuya historia secular es una sucesión de crímenes y opresiones absolutamente deplorable, y tratan de desmarcarse de ella por varias vías, una de las cuales es la disgregadora. Desgraciadamente, de aquellos polvos vienen los lodos en los que hoy chapoteamos.
–¿El sentimiento antieuropeo de Blas Infante se debe también a su amor hacia el islam?
–El nacionalismo de Blas Infante es victimista y contestatario frente a la ortodoxia racionalista y cristiana que nos viene del norte. En este sentido, Infante parece que se anticipa a su tiempo diseñando un pensamiento que pretende ser anticolonial e indigenista. Por eso, él se aferra a un perdido paraíso andaluz y lo encuentra en un dorado al-Ándalus, que él mitifica con una edad de oro de la humanidad.
Luego, la Primera Guerra Mundial, con todas sus secuelas de matanzas y destrucción, le confirma en la idea de que la solución para el caos presente está en la enemiga histórica de Europa, como es el islam.
–En su libro menciona también a Sabino Arana. ¿Puede hablarse de Blas Infante como el Sabino Arana andaluz?
–Todos los padres de las patrias fragmentarias que nos han endosado tras 1978 comparten muchas ideas hispanófobas, pero es verdad que hay grados y matices diferentes. Arana es especialmente brutal y racista en muchas de sus afirmaciones, mientras que Infante confiesa a menudo escribir con prudencia y mesura para vender su producto «sin que se rieran de nosotros».
El nacionalismo de vascos y catalanes nace del desmedido orgullo por su prosperidad y de su desprecio hacia la clase inmigrante, lo que, junto a la reivindicación de sus fueros, les da un tinte burgués y casi reaccionario al principio. En cambio, el nacionalismo de Infante pretende dirigirse a los «verdaderos andaluces», que son los jornaleros y la gente humilde. La receta, por tanto, es distinta, pero hay muchas concomitancias.
–¿Por qué el nacionalismo andaluz, al contrario que el vasco, no ha triunfado en las urnas?
–Yo creo que el nacionalismo andaluz no ha triunfado por la incomparable habilidad del PSOE para hacerse más andalucista que los mismos andalucistas. No es que yo eche de menos al antiguo Partido Andalucista, pero la forma en que fueron laminados resultó canallesca. La receta parece que la ha aprendido el PP de Juanma Moreno, algo similar a lo que está haciendo el PP de Galicia, que, excepto en algunas cuestiones económicas, es tan nacionalista como el del Bloque Nacionalista Gallego.
Es muy triste que, en España, las dos patas del bipartidismo se hayan dedicado a crear redes clientelares usando las banderitas diseñadas por estos personajes tan mediocres. Y además, sumamente peligroso a largo plazo, porque si siembras nacionalismo, tarde o temprano cosecharás nacionalismo.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en un acto de homenaje a Blas Infante

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en un acto de homenaje a Blas InfanteParlamento de Andalucía

–¿Qué opina del «andalucismo moderno» que reivindica ahora Juanma Moreno y personifica en el exministro Manuel Clavero?
–Yo le tengo mucho respeto a la figura de Manuel Clavero, que en muchos aspectos desempeñó un papel importante y positivo en la Transición. Pero sinceramente pienso que se equivocó en el tema autonómico, contribuyendo a la legitimación del costoso e ineficiente sistema autonómico que se nos impuso y que lleva envenenando la convivencia entre españoles desde hace décadas.
Antes de haber sacralizado la figura de Blas Infante, lo menos que tenía que haber hecho es haberse leído sus libros, porque estoy seguro de que una persona con su manera de pensar no podría suscribir tantísimo disparate. Lo mismo cabría decir de don Juanma, que si no tiene tiempo para leer, sí tiene muchos asesores que podrían haber echado un vistazo a los escritos de don Blas antes de promocionarlo de esta manera tan imprudente.

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