
Casi dos de cada tres profesores (un 66 %), se ha visto en la situación de gestionar personalmente situaciones de acoso escolar
Andalucía
Los colegios andaluces, al límite: el acoso escolar se dispara, pero los profesores no saben cómo afrontarlo
Entre las formas de acoso más detectadas por el profesorado destacan la exclusión social o aislamiento (75,6 %), el acoso físico o verbal (68,5 %), el ciberacoso (37,3 %) y el acoso por orientación o identidad sexual (22 %)
Una situación de vulnerabilidad tanto para el alumnado como para su profesorado en situaciones de acoso escolar. Esta es la advertencia de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) en su último informe, elaborado a partir de un estudio a docentes andaluces.
Así, casi dos de cada tres profesores (un 66 %), se ha visto en la situación de gestionar personalmente situaciones de acoso escolar en sus respectivos centros educativos, pero solo un 8 % manifiesta sentirse capacitado para intervenir con eficacia.
«La burocracia de los protocolos actuales, los insuficientes recursos personales y de especialistas están generando una situación límite en los centros», asevera la presidenta del sector de Educación de CSIF Andalucía, Elena García.
Protocolos ineficaces
Entre las conclusiones a las que llega el informe de CSIF, se desprende que un 60 % del profesorado considera que los protocolos actuales resultan poco operativos en situaciones reales. Entre las formas de acoso más detectadas por los docentes destacan la exclusión social o el aislamiento (75,6 %), el acoso físico o verbal (68,5 %), el ciberacoso (37,3 %) y el acoso por orientación o identidad sexual.
Dado que los encuestados han tachado los actuales protocolos de insuficientes o ineficaces, la gran mayoría reclama (85 %) el refuerzo «con urgencia» de los departamentos y equipos de orientación, en los que se integren además perfiles específicos tales como enfermeras, médicos, psicólogos y educadores.
Respuesta inmediata
La organización también solicita a la Administración educativa andaluza que amplíe los recursos personales especializados, que revise y agilice los protocolos existentes y que impulse campañas de sensibilización dirigidas también a las familias. «El acoso escolar es un problema estructural que requiere de soluciones valientes», concluyen.