Una plaga de cucarachas invade los autobuses interurbanos de Málaga: «Podemos tener un accidente»

Los conductores de Avanza, la empresa que opera el transporte interurbano en la provincia de Málaga, llevan meses lidiando con una incómoda y preocupante compañía de viaje: una plaga de cucarachas. Los empleados aseguran haber reportado esta situación insalubre en múltiples ocasiones, pero la respuesta por parte de la compañía brilla por su ausencia. La falta de soluciones concretas mantiene en vilo a una plantilla que ya está al límite.

Un riesgo real al volante

Raúl Carmona, conductor y presidente del comité intercentro, no duda en calificar la situación de «insalubre y peligrosa; podemos tener un accidente». Explica con preocupación que la presencia de estos insectos supone un peligro tangible durante la conducción. «Muchos reaccionan al notarla subir por el brazo o por las piernas, y hacen un gesto brusco», relata Carmona. Este factor, advierten, compromete la seguridad de todos los ocupantes del vehículo en carretera.

De los salpicaderos a los asientos

El problema, lejos de ser algo aislado, se ha extendido por diferentes partes de los autobuses. Los trabajadores han documentado con fotos y vídeos la presencia de cucarachas en los salpicaderos o dentro de los cajones del dinero. La imagen que reciben los usuarios es, en palabras de Carmona, «deplorable». Los viajeros no solo culpan a los conductores de un problema que escapa a su control, sino que han empezado a tomar medidas desesperadas. En líneas con mayor afluencia, como la de Estepona-Málaga, es común ver a pasajeros metiendo sus mochilas y bolsos en bolsas de plástico para proteger sus pertenencias de una posible invasión.

La gravedad del asunto quedó demostrada en un incidente que pudo terminar en tragedia. «Hace poco un conductor intentó apartar una cucaracha que se le subía por la pierna mientras conducía y estuvimos a punto de tener un accidente», explica el presidente del comité.

«Aún no sabemos bien dónde está el foco, en la cochera (situada en el polígono Guadalhorce) hay cucarachas, y probablemente se hayan metido en los autobuses», detalla Carmona. Pero no sólo ahí se han visto, sino que en otras paradas también hay presencia masiva de estos insectos, como ocurre, denuncian, en el centro de trabajo de Marbella. Allí, cuentan, se vivió un episodio especialmente desagradable cuando aparecieron huevos de cucaracha en los vasos de una máquina de café, que finalmente fue precintada. El malestar entre el personal es enorme.

La empresa, por su parte, rehúsa a contestar sobre esta denuncia. Sin embargo, según el testimonio de los empleados, la dirección suele restar importancia a sus quejas. Carmona señala que en las reuniones de salud laboral apenas se hace caso al problema. Además, el comité siente que desde que lograron la mayoría absoluta han sufrido ciertas represalias, como cambios de servicio dirigidos a algunos delegados. «Dicen que han aplicado unas bolitas para fumigar, pero el problema persiste y va a más», sentencia.

La inspección de Trabajo ya ha sido informada, pero los trabajadores aseguran no haber recibido ninguna comunicación oficial al respecto. Mientras, la empresa se mantiene en su posición. Carmona revela que uno de los gerentes llegó a afirmar en un correo que «las cucarachas las traen los viajeros». Una excusa que a los conductores les parece absurda y que, aseguran, solo busca eludir la responsabilidad de una limpieza y desinfección a fondo de la flota.