Palodú, el restaurante malagueño que acaba de recibir una estrella Michelin: sus menús, precios y secretos

Ubicado a solo unos pasos del bullicio del Mercado de Atarazanas, Palodú ha convertido su espacio en un santuario gastronómico en el que la tradición malagueña se transforma en vanguardia. El establecimiento, que recibió la codiciada estrella Michelin en la última gala celebrada el pasado martes 25 de noviembre en Málaga, ofrece una experiencia culinaria organizada por dos menús de degustación que alternan entre recetas locales y técnicas modernas.

Los menús, su fuerte

Menú Alcazul (110 euros): 12 actos gastronómicos. Esta aventura comienza con una «explosión» de sabores que va desde aceitunas perfumadas con hierbas de montaña hasta boquerones frescos y crujientes con aire de limón. Continúa con su ahora famosa nueva versión del ajoblanco, presentado como una espuma sedosa coronada con uvas de Málaga y virutas de almendra tostada. El clásico gazpachuelo se convierte en una experiencia lujosa en texturas de patata y mayonesa de gambas, mientras que su «pescado frito» se reinventa con técnicas de baja temperatura y deshidratación que mantienen su carácter marino.

Menú Palodú (130 euros): 15 platos de autor. La más completa de las experiencias culinarias consta de todas las joyas del Menú Alcazul, junto con tres elementos especiales. Aquí está la langosta de la costa malagueña en emulsión de azafrán y coral crujiente, y el cabrito lechal con raíces confitadas y reducción de vino Pedro Ximénez. Su clásico «homenaje a la Tarta de la Abuela» aporta esa nota dulce, con capas de bizcocho empapado intercaladas con antigua crema de chocolate y helado de canela para formar una peregrinación nostálgica para muchos que muchos comensales consideran «emoción en cada cucharada».

Ambos menús culminan con la fantástica «fuente de postres malagueños», donde los dulces clásicos se convierten en variaciones en miniatura: torrijas especiadas y helado de vainilla, y los pestiños líquidos con miel de la Axarquía, y los irresistibles bizcochos de Cómpeta y espuma de vino moscatel. Los maridajes, diseñados específicamente para el restaurante, también incluyen vinos de bodegas locales que magnifican cada creación. Platos emocionantemente elaborados: tradición e innovación.

Lo que dicen sus clientes

Entre sus creaciones más aclamadas se encuentra una reinterpretación del ajoblanco, que muchos clientes han dicho que es «transformadora». El gazpachuelo, por supuesto, cobra vida en sus manos, y el bizcocho cubierto con vino de Cómpeta se convierte en un homenaje conmovedor a la cultura local. «Estaba probando sabores que había conocido todos los días de mi vida, pero servidos en un formato completamente diferente y nuevo», escribe un cliente en Google Reviews.

El ambiente del restaurante encarna su filosofía a la perfección: elegante pero cálido, moderno pero no frío. La decoración, con toques que honran a Málaga, establece el escenario para un servicio que los comensales han descrito como «impecable pero accesible». En TripAdvisor, varias reseñas señalan «la perfecta sincronización entre cocina y comedor» que hace que cada experiencia sea «algo especial e inolvidable».

La Tarta de la Abuela, uno de sus postres emblemáticos, se ha vuelto viral en las redes sociales. «Confesión de Instagram de un comensal: 'Nunca pensé que un postre podría conmoverme tanto'». Este dulce, y cualquier otra variedad, sirve como testimonio de que con sus sensibilidades clásicas y, sin embargo, con la complejidad añadida de las notas malagueñas, tales delicias tienen la capacidad de elevarse a nuevas alturas inesperadas.

Gracias a su reciente estrella Michelin, Palodú se ha establecido entre otros importantes destinos gastronómicos en Málaga. Reservar una mesa con anticipación se ha convertido en una necesidad para todos en este espacio, donde cada comida cuenta una historia familiar reinterpretada con experiencia técnica. Un espacio donde la cocina malagueña habla del aquí y ahora y del futuro al mismo tiempo.