Lucía Vázquez y Sandra Ortega, dos bailarinas sevillanas con trayectorias admirables

Lucía Vázquez y Sandra Ortega, dos bailarinas sevillanas con trayectorias admirablesCedida

Entrevista

Lucía Vázquez, bailarina sevillana: «Es difícil mantenerse, pero los que aguantan, sobrevivimos»

Estrena en el Teatro Central de la capital hispalense su última propuesta, 'Normcore': «Más que ser importante lo que llevas, lo que cuenta es la personalidad y el brillo de cada persona»

La bailarina y coreógrafa sevillana, Lucía Vázquez, estrena los días 7 y 8 de febrero, en el Teatro Central de Sevilla, su nueva propuesta: ‘Normcore’ –lo normal–, un trabajo coreográfico, junto a la también bailarina Sandra Ortega y el músico Miguel Marín Árbol, que se sustenta en el movimiento puro y en la belleza de la naturalidad.

La sevillana, considerada una de las figuras más influyentes de la danza contemporánea española, pretende con su propuesta la muestra de lo simple para bailar sobre el escenario y defender su personalidad sin artificios.

Tras este estreno absoluto en su ciudad, presentará el 8 de marzo en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia la pieza 'Bajo el árbol', un solo de 15 minutos enmarcado en el proyecto ‘Mujeres artistas de la España contemporánea’.

¿Por qué ha elegido el nombre de ‘Normcore? ¿Qué pretende transmitir?

–'Normcore' es un estilo de moda que hace tendencia de la antitendencia: vestir solo con lo básico, una camiseta blanca, unos vaqueros… para reivindicar que más que ser importante lo que llevas, lo que cuenta es la personalidad y el brillo de cada persona. Yo quería llevar esa idea a la danza, para resaltar la presencia y la personalidad de los intérpretes, más que de la escenografía, los grandes efectos o los vestuarios.

–Más danza, y menos atrezo... ¿Lo entenderá bien el público acostumbrado a espectáculos más ‘recargados’?

–Espero que sí, porque yo creo que al público lo que le gusta mucho es ver bailar, y aquí la importancia está en eso y en una música amable, con canciones que hablan de lo cotidiano y lo especial de los pequeños momentos. Me parece que será una combinación que conectará con la sensibilidad del que lo ve.

–¿Y cómo es este público?

–El público que viene al estreno, que es el público habitual del Teatro Central, es un público muy acostumbrado a la vanguardia y a un lenguaje contemporáneo, que para eso hablamos de uno de los templos de las artes escénicas contemporáneas de España. Ese gusto ya lo tienen muy trabajado, pero pienso que este espectáculo gustará tanto a entendidos como a gente que no haya ido tanto al teatro. El Central lo siento como mi casa, su director, Manolo Llanes, siempre me ha apoyado. Es la quinta obra que estreno en este teatro.

La bailarina y coreógrafa ensalza el movimiento puro y minimalista

La bailarina y coreógrafa ensalza el movimiento puro y minimalistaCedida

–¿Cómo está la situación de los profesionales de la danza en nuestro país?

–Pues compleja. Hay que estar siempre al día, creando nuevos espectáculos y trabajando en equipo, con producción y distribución. Porque lo más difícil es la venta del espectáculo. Sin una distribuidora que apueste por ti, es muy difícil que te escuchen los programadores. Yo estoy contenta porque estoy construyéndome un nombre, enlazado con la calidad y la belleza. Es difícil mantenerse, pero se trata de aguantar, los que lo que logran, al final sobrevivimos. Para ello, hay que creer en tu trabajo y en tu forma de expresar el arte.

–¿El futuro está aquí o estará obligada a cruzar nuestras fronteras?

–He vivido cuatro años en Tokio, lo que me permitió moverme por un panorama más universal. Un perfil internacional creo que es lo que hace que te reconozcan luego más en tu país. Es lo que le da un respaldo, por así decirlo, a que confíen en tu trabajo.

–¿Qué supuso esa estancia japonesa?

–Fue una experiencia transformadora, donde yo me reconocí con esos valores, ese gusto por la calma y el respeto, y ese tempo. Conecté muchísimo. Es un país que te abre a otra sensibilidad.

–Para preparar este espectáculo, ¿cuántas horas de ensayo y entrenamiento se necesitan?

–Depende el momento y el tiempo. Nosotros empezamos en septiembre, con 4 o 5 horas al día, y ahora, que estamos en la recta final, hacemos 8 horas. Todo ello, combinado con mis otros trabajos y colaboraciones.

–¿El momento vital de cada uno marca la decisión de hacer danza clásica o contemporánea?

–Sí, y con la perspectiva de futuro. La danza clásica es cruel, pero es así, requiere de unas condiciones físicas que las tienes o no las tienes. Yo sigo entrenando ballet, porque me gusta, pero en escena estoy enfocada a otros intereses. No descarto volver a trabajar en el futuro con bailarinas de ballet, pero con mi cuerpo, no.

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