Niña sobre una trilla en las erasCristina García Rodero

Conoce los secretos de la 'España Oculta' en 157 fotografías: una exposición para abrazar las raíces de España

Cristina García Rodero (Puertollano) se embarcó en una historia de memoria etnográfica y antropológica, mostrando grandes riquezas culturales de España, en un tiempo en que los fotógrafos depositaban todo su interés en el fenómeno de La Movida

Definir la identidad española precisaría de infinidad de páginas. Innumerables detalles conforman una cultura única y admirada por el resto de nacionalidades, que no dudan en venir a descubrir la idiosincrasia de España. Para los propios autóctonos, el ejercicio de aglutinar las diferentes manifestaciones culturales para definir una identidad común y general, supone un arduo trabajo.

España expone un crisol inabarcable de tradiciones, rituales y costumbres, que luchan para sobrevivir al olvido. Pese a ello, el poso sigue presente en el lenguaje, la manera de comportarse o celebrar ciertas fechas. Algunos comportamientos y creencias populares, propias de territorios concretos, han quedado al margen y parecen susurrar relatos de tiempos antiguos, que hace no tanto, seguían muy presentes en la vida cotidiana.

Todo este simbolismo dispar y asentado en la memoria colectiva del territorio español, se destaca por su expresión en convivencia con la espiritualidad. La conocida como ‘España Oculta’ no solo se define en estos rasgos, también tiene mucho que decir de la vida rural, del trabajo y el costumbrismo propio de los lugares más marginados, ligados al mundo rural. La era de la modernidad se llevó por delante la vida de muchos pueblos, que contemplaban como la industrialización y el éxodo a la ciudad daban la espalda a las zonas rurales, que se empobrecían más que nunca.

Como oasis en el desierto, sus ritos permanecían latiendo en silencio y gracias al trabajo de Cristina García Rodero quedaron inmortalizados para siempre. Un reportaje imperdible que guarda los secretos de la realidad de una España, más cercana en el tiempo de lo que parece, y que se puede disfrutar en el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM). La fotógrafa nacida en Puertollano, recorrió pueblos repartidos en el silencio del país para mostrar peculiaridades que, sin sus fotos, se habrían borrado del imaginario colectivo.

Una joven en busca de aventuras

Tambores de Moratalla (Murcia)Cristina García Rodero

La vida es caprichosa y el triunfo llega de la manera más inesperada. Mientras hay proyectos a los que se dedica una vida, la ilusión y la inocencia de empezar explora horizontes inimaginables. Fronteras a las que Cristina García Rodero no habría llegado sin ser «una jovencilla absolutamente inexperta que quería, sobre todo, tener un poco de aventura en la vida», como ella misma define.

Todo empezó gracias a la Fundación Juan March, que decidió otorgarle una beca en el año 1973, con la que la puertollanense invirtió en una cámara Pentax de 35 mm, la primera máquina fotográfica de su vida. Con toda la ilusión dispuesta, comenzó a viajar por los pueblos de España, inmersa en un proyecto que, por entonces, no sabía qué le iba a cambiar por la vida por completo.

Durante el periodo en que fotografió algunas de las costumbres, ritos y escenas más peculiares del país, «nació una fotógrafa a partir del amor que sintió hacia la gente de los pueblos, hacia la gente sencilla, que trabajaba voluntariamente por dejar su pueblo mucho más bonito, por tener una fiesta preciosa», argumentaba la propia Cristina García.

Han pasado cincuenta años desde que su mirada quedara por siempre plasmada en el trabajo titulado ‘España Oculta’. Un viaje por los pueblos, donde la magia se mantiene perenne en carnavales, romerías, funerales o fiestas cargadas de tradición. La colección expone 157 imágenes tomadas a lo largo de quince años, sin tomar distinción entre casas de lujo y aquellas humildes. Desde las joyas y los trajes, hasta el campo, comidas típicas y escenas de una España casi olvidada.

Una trayectoria premiada

'La Trinidad'Cristina García Rodero

Cristina García abrió las puertas y homenajeó las raíces más puras de España, lo cual se tradujo en el Premio Nacional de Fotografía. Un trabajo que se mantiene vivo con su exposición recorriendo, desde mayo de 2024, la exposición está viajando por distintas instituciones españolas: Círculo de Bellas Artes en Madrid, Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga, Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, Museu Fundación Juan March de Palma y ahora el IVAM.

En Valencia se mantendrá presente hasta el 8 de febrero, según comentaba la directora del museo, Blanca de la Torre. La muestra elaborada y reconocida le sirvió para, según reconocía la fotógrafa, «vivir con los pies en la tierra, a saber lo que es importante, a estar entre los más importantes y entre los más sencillos, poder tener una visión de todas esas distancias, pero, sobre todo, a disfrutar de lo que estás haciendo».

«Si la fotografía tiene tan buena acogida entre todos es porque no solo te descubre un mundo, sino que te descubre a ti mismo tus miedos, tus angustias, tus momentos de valor, tus ganas de hacer, tus ganas de entrega, tu estilo propio; es una búsqueda infinita de todo en la vida y te ayuda, realmente te ayuda mucho, aunque es un camino bien difícil poder sacar una buena imagen», ha subrayado.

«Verlas nos permite realizar de alguna manera esa suerte de viaje también, de acompañarla en aquel viaje por todos estos ámbitos de la vida», ha indicado De la Torre, al tiempo que ha explicado que «lo que más» le gustaba a Cristina eran las personas por eso «fotografía a los personajes que participaban en estas fiestas, cómo viven sus emociones, cómo se comportan» por lo que considera que, desde el punto de vista etnográfico y antropológico, la colección tiene un innegable interés.