El retablo mayor de la Capilla de los Apóstoles vuelve tres años después a la Catedral de Cuenca tras su restauraciónEUROPA PRESS

El retablo que Cuenca creía perdido vuelve a la Catedral: así ha renacido una joya del siglo XVI

Tres años después de su desmontaje, el retablo mayor de la Capilla de los Apóstoles regresa restaurado a la Catedral de Cuenca en un renacer que devuelve a la ciudad una de sus obras más valiosas del Renacimiento

Tres años después de que su estructura fuera desmontada tabla a tabla, el retablo mayor de la Capilla de los Apóstoles vuelve a brillar en la penumbra sagrada de la Catedral de Cuenca. Su regreso no es solo un acto técnico: es un acontecimiento cultural para la ciudad y un reencuentro con una de las obras más suntuosas de la pintura conquense del siglo XVI.

La restauración, impulsada por la Fundación Iberdrola, ha devuelto a la pieza la dignidad que el tiempo había ido desdibujando.

El director de la Catedral, Miguel Ángel Albares, no duda en situar el retablo entre los grandes tesoros del templo. Lo define como «uno de los más suntuosos y monumentales de la pintura conquense del siglo XVI», una obra que combina una mazonería rica y compleja con dieciséis tableros pictóricos «inequívocamente correspondientes al estilo de Martín Gómez El Viejo», discípulo de Yáñez de Almedina.

El retablo, encargado por el chantre don García Osorio de Villarreal, fue levantado en distintas fases. La mazonería quedó concluida hacia 1560, bajo la supervisión del alemán Giraldo de Flugo. Las esculturas y relieves centrales, también obra de Flugo, y las pinturas —ejecutadas entre 1561 y 1563— completaron un discurso visual que celebraba el triunfo de Cristo sobre la muerte.

El desafío de reconstruir lo que el siglo XX amputó

El director de la restauración, Luis Priego, reconoce que uno de los retos más exigentes ha sido rehacer desde cero el bajorrelieve central, recortado a comienzos del siglo XX para insertar el hueco del sagrario. Recuperar esa escena perdida, empleando la técnica original, ha supuesto un ejercicio de arqueología artística y fidelidad histórica.

El resto del conjunto, explica Priego, respondió con nobleza a los trabajos: «Ha sido un placer trabajar con una obra en la que los materiales son tan exquisitos y cuidados».

Veintitrés alumnos de la especialidad de escultura de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de la Comunidad de Madrid han participado en el proyecto, siempre bajo su dirección.

El de la Capilla de los Apóstoles es ya el tercer retablo recuperado en la última década gracias al compromiso de la Fundación Iberdrola, que también ha intervenido en los retablos de Santa María y Todos los Santos, y en el de San Fabián y San Sebastián.

Su director, Ramón Castresana, reconoce el «riesgo» que implica desmontar estructuras de siglos de antigüedad y ha agradecido la confianza del Gobierno de Castilla-La Mancha, que dio luz verde al traslado temporal de la obra a Madrid.

El acto de inauguración reunió a representantes institucionales, restauradores, alumnos y fieles. El director general de Enseñanzas Artísticas de la Comunidad de Madrid, Miguel Olite, celebró el trabajo de la escuela y agradeció al obispo de Cuenca la confianza depositada en sus alumnos.

El obispo, José María Yanguas, subrayó la dimensión espiritual y patrimonial del momento: «Los trabajos de restauración reviven y nos devuelven retazos de nuestra historia».

A su alrededor, los estudiantes que participaron en la recuperación escuchaban cómo, desde ese día, su intervención pasaba a formar parte del relato de la Catedral.

Cuenca recupera una obra maestra que vuelve a narrar su tiempo

Con el retablo reinstalado, la Capilla de los Apóstoles recupera no solo su equilibrio visual, sino la voz que el siglo XVI dejó grabada en madera y pigmento. La obra vuelve a ocupar su lugar original, devolviendo al templo conquense una parte esencial de su identidad.

Un renacimiento silencioso, paciente, que hoy ilumina de nuevo la piedra gótica de una de las catedrales más singulares de España.