
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León
Cuatro años de prisión para un hostelero de Salamanca que proporcionó alcohol y abusó sexualmente de una menor
La sentencia confirmada le condena a dos años por otros tantos delitos y le prohíbe, además, acercarse a la menos durante diez años más tras cumplir la privación de libertad, cinco por cada uno
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ratificó la condena de cuatro años de prisión para un hostelero, gerente del bar de una urbanización ubicada en la provincia de Salamanca, dos por cada uno de los delitos de abuso sexual a menor a los que fue condenado por la Audiencia Provincial, tras agredir sexualmente a a una niña, que entonces contaba con 13 años, a la que además proporcionó alcohol de alta graduación a pesar de conocer su corta edad.
El TSJCyL ratifica todos los pronunciamientos emitidos por el tribunal salmantino que le impuso, además, la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la víctima durante un periodo de diez años, cinco por cada uno de los delitos, una vez haya cumplido con la pena de privación de libertad. Asimismo, le obligó al pago de 6.000 euros en concepto de indemnización a la menor y le condenó a seis años más de libertad vigilada.
La sentencia, a la que tuvo acceso Ical, considera probado que el 18 de julio de 2021, la menor llegó al bar acompañada de una amiga mayor de edad, de 19 años, y que el condenado invitó a ambas a un par de chupitos pasadas la 1.30 horas de la madrugada. El hombre, que conocía a la menor y a su familia desde que era una niña, sacó algunos temas delicados de su pasado, le dijo algunos piropos, y le invitó a seguir conversando a solas en la terraza.
Ya fuera, se sentaron en una mesa alta situada apartada de la gente y, tras charlar un rato, el hombre, con el fin de satisfacer sus instintos sexuales, acercó su silla a la de ella, le dijo que era adicto al sexo, comenzó a tocarle las piernas, le tocó en varias ocasiones por debajo los pantalones al tiempo que le profería expresiones subidas de tono. Luego, a pesar de las reticencias de la menor y de su amiga, insistió en llevarla a casa, cosa que no pudo hacer a solas, como era su intención, pues la joven acompañó a su amiga menor en la furgoneta.
Le dio aguardiente como si fuera agua
Días más tarde, pasada la medianoche del 23 de julio, la menor fue nuevamente al establecimiento regentado por el condenado, esta vez con una amiga, también menor. Nuevamente, se puso a hablar con ella y le sirvió varios vasos de aguardiente: Luego la niña le pidió un vaso de agua porque estaba mareada y le dijo que pasara a la cocina. Allí, le volvió a servir aguardiente fingiendo que era agua y vasos de aguardiente y un chupito, para después de un rato y la arrinconó en un habitáculo estrecho.
Según recoge la sentencia, con la finalidad de satisfacer sus instintos sexuales, la agarró por la cintura, le realizó tocamientos en sus zonas íntima, trató de que se los hiciera a él y le cogió de la mandíbula para besarla, hasta el momento en que la menor consiguió escabullirse y marcharse del lugar. Se fue de allí, sola y tambaleándose, y según analítica realizada en urgencias hospitalarias a las 3.50 horas de esa noche, con una tasa de 2,2 gramos de alcohol por litro de sangre.
Tras recibir el alta hospitalaria ,se fue con su madre a casa y la primera vez que contó lo sucedido fue al padre de su amiga, quien se había interesado por lo sucedido y quien le dijo que se lo tenía que contar a su madre. Escribió lo que recordaba en unas hojas y, una vez que su madre las leyó, interpusieron denuncia en el cuartel de la Guardia Civil. La menor un trastorno adaptativo mixto, ansioso depresivo y trastorno alimentario que se agudizó tras estos hechos.