Jardines y torre que forman parte del complejo palaciego
Le compran a un supuesto descendiente del Cid un castillo medieval que ahora es una vivienda de lujo
Entre sus peculiares características se encuentra su torre de 20 metros de altura y cuenta con numerosas comodidades como Internet, limpieza automática o calefacción de suelo radiante
Un castillo medieval se ha convertido en una vivienda de lujo. La fortaleza se funde con un paisaje marcado por sus colinas y montañas. Se alza impertérrito entre bosques frondosos de robles que se funden con tierras de cultivo y pastizales. Esta fortaleza fue construida entre los siglos XIV y XV, y es conocida como el castillo de los Velasco, en recuerdo del nombre de la noble familia que ostentó esta propiedad, situada en el Valle de Mena en Burgos. Mediante un decreto de la época de Franco, en 1949 fue declarado Bien de Interés Cultural.
Entre sus pisos techados con gruesas vigas de hasta 13 metros de longitud y sus muros de metro y medio, reposan, a modo decorativo, numerosas aves disecadas que recuerdan a épocas pasadas, cuando el principal divertimento eran actividades como la caza. También destacan otros elementos, como los que custodian sus vitrinas: legajos, primeras ediciones de fueros, antiguas limpiezas de sangre, medallas, diversas decoraciones, grandes cruces de sus antepasados y diversas monedas conmemorativas.
Sin embargo, esta fortificación no pertenece solo a las historias del pasado, sino que también avanza al ritmo de la modernidad. Cuenta con conexión a Internet, un ascensor y una instalación de energía geotérmica para templar el agua y calentar la vivienda mediante calefacción por suelo radiante. Entre sus palaciales comodidades modernas, destaca el servicio automático de limpieza, ya que el edificio cuenta con un sistema de aspiración centralizado.
Interior del castillo de los Velasco
Fue su antiguo propietario, el ahora fallecido Eduardo Gil Lang, que presumía de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar 'El Cid Campeador', quien se ocupó de llevar a cabo todas las reformas del edificio. Aunque hace once años fue él quien decidió poner el inmueble a la venta, que finalmente hizo match, hace unos meses, con una pareja de norteamericanos. Según el diario digital El Correo, se desconocen las cifras de la operación, pero la última tasación de la propiedad anunciada en portales especializados ascendía a casi 1,6 millones de euros. La cifra habría disminuido respecto a su precio de venta de salida.
El castillo se erigió en torno a la joya de la corona; su torre fortificada, que mide 20 metros de altura y está rodeada por un muro de mampostería. Los primeros testimonios de la torre datan del año 1397, cuando los descendientes de Pedro Gómez de Porras se repartieron la herencia familiar, recayendo la torre en María Alonso de Porras, casada con Diego Sánchez de Velasco. La sucesión de este inmueble permaneció en manos del apellido Velasco durante al menos dos siglos, y con el paso del tiempo fue pasando de mano en mano, hasta ser heredada por Eduardo Gil Lang en los años 90.
Castillo medieval transformado en una vivienda de lujo
El castillo, cuenta con 600 metros útiles construidos y está ubicado en una finca de 22.000 m². Siguiendo con la línea constructiva de las fortalezas medievales cuenta con un patio de armas donde posteriormente se ha instalado una piscina climatizada, un puente levadizo, que todavía se conserva y la ya mencionada torre del homenaje.
El alcalde de Valle de Mena, José Ranero, cuenta en sus declaraciones al citado diario que, al parecer, los compradores son una pareja de neoyorquinos ya retirados que llevaban tiempo buscando una propiedad de este tipo en Europa. Son un médico jubilado que además poseía un rebaño de ovejas en Estados Unidos y su mujer, que es artista. Al parecer, ninguno tenía vínculos previos con España que se conozcan, pero el castillo y el entorno que lo rodea fue lo que los animó a dar el paso y realizar la compra.
Con la venta del castillo de los Velasco se pone punto final a un largo capítulo de historia y conservación, pero también se abre una nueva etapa en la vida de esta joya arquitectónica. La llegada de nuevos propietarios supone una oportunidad para seguir preservando su valor patrimonial, al tiempo que se adapta a los nuevos tiempos.