El renacer de una profesión llamada a extinguirse en Castilla y León y que ahora atrae a los más jóvenes

Lo que hace años parecía una actividad destinada a desaparecer en Castilla y León, ahora está resurgiendo, impulsada por nuevos programas de formación. Las Escuelas de Pastores se consolidan como una herramienta para afrontar los problemas que arrastra la ganadería extensiva, como son la falta de relevo generacional y la necesidad de mantener el territorio mediante el pastoreo.

Aunque no existe una red autonómica como tal, sí hay varios programas estables y cursos con estructura similar, especialmente en las provincias de Ávila, Palencia y León, que están formando a nuevos perfiles (muchos de ellos jóvenes) interesados en el sector.

El proyecto más desarrollado es la Escuela de Pastores integrada en Reactiva Brañosera, impulsada por la Fundación Santa María la Real, la Fundación Ávila, el Ayuntamiento de Brañosera y la Universidad de Valladolid. Solo este año han completado la formación 63 personas (32 mujeres y 31 hombres) en tres ediciones, dos en la provincia de Ávila y una en Aguilar de Campoo (Palencia).

Los cursos, de entre 40 y 50 horas, combinan teoría y práctica para enseñar desde la identificación de razas y manejo de rebaños hasta el trabajo con perros pastores, el uso de nuevas tecnologías y la preparación de planes de negocio.

El profesorado incide en una idea común, la de mostrar la realidad del oficio, incluida la carga burocrática y la necesidad de evaluar la disponibilidad de terrenos, infraestructuras y viabilidad económica antes de iniciar una explotación.

En la provincia de León se desarrolla otro de los programas más activos, coordinado por la empresa social Naturgeis en colaboración con la Reserva de la Biosfera de Babia. Sus cursos, con 88 horas de duración (40 online y 48 presenciales) se centran en el manejo de ovino y caprino en zonas de montaña, instalaciones ganaderas, prevención de enfermedades, uso de perros de trabajo y conocimientos normativos.

Esta formación, que se imparte principalmente en Huergas de Babia, está orientada a quienes buscan iniciar un proyecto ganadero en régimen extensivo, un modelo que sigue teniendo peso en esta zona de la cordillera Cantábrica.

Además de estas iniciativas consolidadas, en otras provincias se ofrecen talleres y cursos puntuales vinculados al manejo de rebaños extensivos, la prevención de incendios o la mejora de pastos. Aunque no se presentan como Escuela de Pastores, cumplen una función equivalente.

En Soria y Burgos se desarrollan formaciones ligadas al mantenimiento del territorio y a la ganadería extensiva; en Zamora y Salamanca predominan los cursos centrados en el ovino de leche y el caprino, especialmente en comarcas como Sayago o las Arribes; y en Segovia se imparten módulos específicos dentro de los programas de incorporación de jóvenes al sector agrario.

Los alumnos

El perfil del alumnado es variado. Los datos de las últimas convocatorias muestran que los participantes suelen tener entre 25 y 50 años, aunque también se inscriben jóvenes de entre 18 y 22, y destaca el aumento de mujeres interesadas en este tipo de formación. Muchos proceden de entornos urbanos y ven en la ganadería extensiva una opción de autoempleo vinculada al medio rural.

Los docentes y técnicos coinciden en que el pastoreo extensivo, tanto trashumante como estante, se considera hoy una actividad necesaria para la gestión sostenible de los ecosistemas, la reducción de combustible vegetal y la conservación del paisaje. Sin embargo, recuerdan que la incorporación real de nuevos pastores depende de factores como el acceso a pastos, la disponibilidad de vivienda en el medio rural y la simplificación de los trámites administrativos.