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18 de abril de 2024

Laura Borràs entrando al TSJC

Laura Borràs entrando al TSJCEFE

El laberinto catalán

Trias y Puigdemont anhelan la condena de Laura Borràs

El independentismo lleva años bramando contra la Justicia, a la que para insultar acusan de española, pero ahora suspiran y cruzan los dedos esperando a que Laura Borràs sea condenada

Ni Trías, ni Giro, ni Turull, ni Puigdemont pudieron con Laura Borràs. Todos ellos esperan ahora que el juez Barrientos les haga el trabajo sucio.
La pelea ante el tribunal entre los abogados de Borràs, entre ellos el condenado por secuestro y colaboración con ETA, Gonzalo Boye, y los del resto de los acusados es un resumen perfecto de la evolución que vive el independentismo. Todos contra todos. Los Monty Python versión catalana: El Frente Popular de Judea contra el Frente de Judea Popular; unos odiándose a otros sin recordar muy bien cual es el motivo inicial de dicho odio.
El independentismo, cuando sus líderes empezaron a ser citados por la Justicia por cometer todo tipo de delitos, puso en marcha unos paseíllos entre el Parlament y la cercana sede del Tribunal de Justicia de Cataluña para que sus seguidores pudieran aclamarlos y exculparlos previamente de todo delito.

Del paseíllo al carguillo había tan pocos pasos como del Parlament al Palacio de Justicia

Los primeros, como Artur Mas, por la convocatoria del referéndum ilegal de 2014, reunían a miles de personas, TV3 conectaba en directo y políticos y lideres de la sociedad civil, de casi todos los colores, se daban codazos por desfilar al lado del líder que iba a ser enjuiciado. Del paseíllo al carguillo había tan pocos pasos como del Parlament al Palacio de Justicia.
Marcela Topor junto a la periodista Pilar Rahola

Marcela Topor junto a Pilar Rahola

Nada es gratis

Poco a poco las conexiones televisivas fueron más breves, los paseíllos menos concurridos y el público menos masivo y más silencioso. Laura Borràs comprobó el viernes que su decisión de promover la salida de Junts del Gobierno catalán no es gratis.
Sin poder no hay asesores, ni aspiracionales que te acompañen. Además, si el líder emergente de Junts, Xavier Trías, se hace el muerto, no comparece, ni tan siquiera pone un tuit, la cosa se poner peor. Nada de ir a la puerta del juzgado no sea que el gesto sea mal interpretado por quien te puede recolocar, y es que la lista del paro en Junts tras su salida del Govern en octubre del año pasado es larga. Borràs recibió más whatsapps de excusa que gente que le acompañara. Nunca la gripe de un niño o un atasco fue más oportuna. Por no acudir, no fue ni Pilar Rahola.

Laura Borràs comprobó el viernes que su decisión de promover la salida de Junts del gobierno catalán no es gratis

La presidente suspendida o cesada de funciones del Parlament –que no está claro por qué, ni en eso el independentismo está de acuerdo–, gracias a la decisión tomada por sus ex socios de ERC y sus socios en la Diputación de Barcelona del PSC, contó con la compañía del expresidente de la Generalitat Quim Torra, y de representantes del Consell de la República, el artefacto de Puigdemont, y de la ANC, pero no de su presidenta sino de su vicepresidente, Jordi Pesarrodona, de profesión payaso.
El secretario general de Junts, Jordi Turull, asistió con cara de ir al dentista y sin ganas de hacerse ninguna foto junto a la aún presidenta de su partido, a la que le pueden llegar a caer seis años de cárcel y veintiuno de inhabilitación por trocear cuando era directora de un organismo cultural de la Generalitat hasta dieciocho contratos para adjudicárselos de forma directa a su, por entonces, amigo Isaías Herrero.
Jordi Pujol y Artur Mas

Jordi Pujol y Artur MasEfe

Una radicalidad estrafalaria

Los más interesados en que Borràs sea condenada son los conmilitones de Borràs en Junts, que, a diferencia de ella, defendieron en la consulta a la militancia realizada en octubre de 2022 que el partido de Trías, Pujol y Puigdemont debía permanecer en el gobierno junto a ERC. La radicalidad estrafalaria de Borràs, su populismo que la convierte en una heroína a ojos de un tipo de votante entrado en una edad avanzada y procedente del interior de Cataluña, es de gran incomodidad para todos aquellos que quieren ver a Junts como una nueva Convergencia del siglo XXI, independentismo de estrella Michelin y tupida moqueta granate bajo los pies, ya sea en Barcelona o en la Carrera de San Jerónimo.
A Borràs no la quería ni Puigdemont, cuando se convocaron primarias para elegir candidato a la presidencia de la Generalitat para las elecciones de 2021. Desde su guarida en Waterloo el prófugo expresidente apoyo a Damià Calvet, que resultó perdedor, porque temía el liderazgo carismático de Borràs.

La radicalidad estrafalaria de Borràs es de gran incomodidad para todos aquellos que quieren ver a Junts como una nueva Convergencia del siglo XXI

Borràs y los suyos son una bendición para ERC, que necesita un Junts que no este nada unido, para conservar su ventaja electoral frente a Trías, Puigdemont y Borràs. Los espasmos del ala más ultramontana de Junts son la república de Saló, el IRA auténtico, la Falange postfranquista, el maquis del independentismo que se congeló el 1 de octubre de 2017, como Bill Murraymen Punxsutawney City.
Los que fueron a aclamar a Borràs frente al TSJC son los mismos que abuchearon a Junqueras el día de la cumbre hispano-francesa en Montjuïc. A falta del indultado líder de ERC le gritaron al cámara de TV3 al que acusaron de traidor y españolista.
Los presos del procés fueron condenados por sedición y malversación, los dos delitos que el Gobierno va a reformar

EFE

La decadencia de la movilización

La decadencia de la movilización popular tiene consecuencias y afectados imprevistos, las empresas de alquiler de autobuses de Berga, Manresa, Vic, Ripoll y Falset entre 2014 y 2019 hicieron su agosto y ahora ven como les caen los pedidos. Los independentistas ya no llenan autobuses y pronto ni tan siquiera un coche de Bla Bla Car.
Junts hace el papel que hacia ERC en el Congreso en los años 90 y ERC hace el papel de CiU pero sin, ni de lejos, el nivel de Roca Junyent. Pero que nadie crea que eso es para siempre. Junts tiene más vidas que un gato y si Sánchez necesita sus votos para volver a ser investido presidente reaparecerá en escena… siempre que Borràs no sea exculpada y prosiga su eterna huida hacia la nada.
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