
El comisario jefe de los Mossos , Eduard Sallent (d) en un momento del acto solmene de honor a las víctimas por el conflicto palestino-israelí
Cataluña
La comunidad judía de Barcelona recomienda a sus miembros que no lleven elementos que les puedan identificar
Un miembro de esta comunidad ha explicado cómo los autobuses escolares que van al colegio judío, en Valldoreix, cambian de ruta cuando hay algún tipo de conflicto
Los miembros de la Comunidad Israelita de Barcelona han recibido una carta en la que les explica que se han anulado todas las actividades no prioritarias, sólo se mantienen los servicios religiosos. También que se cuenta con presencia policial las 24 horas y ésta se ha reforzado en fin de semana en horario de oración. Pero aparte de estas medidas concretas, se hacen algunas recomendaciones, como por ejemplo, evitar el uso de vestimenta u objetos identificativos judíos, especialmente en zonas cercanas a la comunidad y en lugares masificados.
Una recomendación que no acaban de entender algunos miembros de la comunidad, como es el caso de Ester, nombre ficticio, que es judía y vive en Barcelona. «Es ridículo. Y que nos lo tenga que decir nuestra propia comunidad, a nosotros, que escondamos nuestra simbología judía... no sé. Pero es lo que hay», nos decía.
Aun así, reconoce que hay miedo por la situación que se vive a raíz del ataque de Hamás a Israel. Y explicaba que hace sólo unos días, cuando se encontraba en un centro comercial, una amiga le preguntó si llevaba escondida la estrella de David. «Me parece ridículo e increíble en que alguien pueda estar pendiente de si llevas una pulsera con una u otra simbología».

Imagen del aviso que circula entre la comunidad judía en Barcelona
Vigilancia en la escuela judía
Y eso que nunca ha sido fácil. Para Ester, uno de los problemas que ha tenido la comunidad judía es que se «han normalizado determinadas cosas que no se tenían que haber hecho. Y eso ha sido un error». Se refiere, por ejemplo, a que en el colegio judío que se encuentra en Valldoreix (Barcelona), haya permanentemente presencia policial.
O que en situaciones parecidas a las de ahora, cuando ha habido otros momentos de tensión entre Israel y Palestina, «los padres de niños que iban al colegio judío ya sabíamos que nos cambiaban la ruta del bus escolar. Y como españoles también nos sonará con ETA, ¿no? Que también tenían que cambiar a ruta los que eran amenazados. Aquí lo mismo. Y por supuesto llevando personal de seguridad armado dentro del autocar de los niños. Somos de aquí, somos españoles y hemos vivido eso».
Ester, que ha vivido diez años en Tel Aviv –de hecho, sus dos hijos nacieron allí– reconoce que ni España, ni Europa está preparada para parar cualquier ataque. Y pone como ejemplo, una gran tienda de ropa.
Hay seguridad privada, sí, pero vigilan que no se robe. Algo que le sorprendió mucho a su exmarido, israelí, que los agentes no estuvieran en la puerta del establecimiento para controlar quién entra. Y lo mismo sucede en el transporte público, añade, aunque también precisa que es muy difícil «poder evitarlo todo». «Desde luego, si quieren, pueden. Y si no lo hacen, es porque no quieren», asegura.
En Cataluña, en los últimos días han aparecido pintadas antisemitas en la sede de Junts per Catalunya, formación que se ha posicionado abiertamente a favor de Israel; y también en la judería de Besalú (Gerona). Pintadas como «Free Palestine» (Palestina libre). Ester considera que, en líneas generales, los catalanes no son antisemitas. El problema, dice, «es que los otros hacen mucho ruido, pero eso no quiere decir que sean mayoría».