
Instituto Teresa Pàmies de Barcelona, donde hay AAA
Cataluña
El Gobierno catalán quiere aplicar la inmersión acelerada a los alumnos hispanohablantes
El próximo curso habrá una veintena de estas aulas en Cataluña
El 74% de los estudiantes de estas aulas aprobó el examen A2 de catalán
En este curso, que está a punto de acabar, se han puesto en marcha ocho Aulas de Acogida Acelerada (AAA) en Barcelona. Están pensadas para facilitar la incorporación de los alumnos de entre segundo y cuarto de ESO, venidos de fuera de Cataluña, al sistema educativo catalán. Son aulas en las que básicamente se les ofrece a estos estudiantes un curso intensivo y exprés de lengua catalana durante unos cuatro meses.
Los responsables del Consorcio de Educación de Barcelona, en el que participan el Ayuntamiento y la Generalitat, hacen una valoración muy positiva de la experiencia, de este plan piloto. Tanto, que el próximo curso habrá dos nuevas AAA en Barcelona, pensadas exclusivamente para alumnos hispanohablantes. El objetivo en este caso es conocer la eficacia de unas aulas de acogida solo con alumnado de habla hispana, «ya que el ritmo de aprendizaje debería ser más rápido que el del alumnado de lenguas no románicas».
30 horas de catalán
En estas aulas se incrementa de forma importante las horas lectivas dedicadas a aprender el catalán, sobre todo en comparación con las aulas de acogida ordinarias. Estamos hablando de 30 horas semanales en que, además de la lingüística, se les enseña competencia sociocultural y se les ofrece acompañamiento psicopedagógico y emocional.
Y si el Consorcio de Educación de Barcelona se ha animado a mantener estas AAA en Barcelona y crear dos más específicas para estudiantes latinos, es porque está satisfecho con los resultados de la prueba piloto: prácticamente tres de cada cuatro alumnos que se han presentado a los exámenes de A2 de catalán (nivel básico) los han superado.En concreto, se examinaron en enero 119 de los 134 matriculados en esas ocho aulas. Y entre los motivos que pueden explicar los casos en los que no se aprueba el examen, destacan las necesidades educativas especiales o la alfabetización «muy débil» de algunos alumnos, que representan un 29% de quien no supera la prueba.
En estas aulas, el catalán es la lengua vehicular, una ventaja en comparación con las normales, según explica Carme Vieitez que da clases en una AAA del colegio Teresa Pàmies. Y no solo porque se cuadruplican o quintuplican las horas de catalán, sino porque los grupos se cierran cuando ha pasado un mes y medio desde el inicio y eso permite «que el progreso sea en grupo». Eso sí, Vietiez asegura que estos alumnos «luchan» contra los prejuicios que tienen los autóctonos, que se dirigen a ellos en castellano cuando les hablan: «tengo alumnos que me dicen: a mí nadie me habla en catalán», explica.
«No es integración», según la AEB
Pero desde la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), su presidenta, Ana Losada, no acaba de entender a qué obedece «la alegría» de la Generalitat por conseguir que los alumnos consigan ese nivel básico de catalán después de estudiarlo en un curso intensivo de cuatro meses. Y, en cualquier caso, lamenta que las aulas de acogida son un instrumento «para enseñar solo catalán, y eso no es integración». De hecho, recuerda Losada que en Cataluña hay dos lenguas oficiales, se hablan las dos y debería acercarse a los alumnos extranjeros el aprendizaje de ambas lenguas si es que el objetivo es ese, el de facilitar la integración.
Pero «ya no digamos si el alumno llega de otra comunidad autónoma o de un país de habla hispana, que deben tener un espacio para aprender catalán, pero también para seguir el resto de asignaturas», apunta Losada, pero eso no ocurre con las aulas de acogida. De ahí que desde la AEB se muestren «en contra de esta metodología». Pero la Generalitat, asegura su presidenta, está «empeñada en asignar recursos para que los alumnos hablen exclusivamente en catalán cuando el resto de temas son secundarios».