
El Papa León XIV en su primera misa
León XIV hace sus primeros movimientos en la Curia y nombra al español López Romero miembro de un dicasterio
Junto al purpurado español, han sido designados otros cardenales como Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén cuyo nombre ha sonado en los últimos meses entre los posibles 'papables'
El Papa León XIV comienza a dar forma a su pontificado con los primeros ajustes en la estructura de la Curia romana. Este martes, la Santa Sede ha hecho públicos varios nombramientos en el dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el organismo responsable de acompañar y supervisar la vida religiosa en la Iglesia. Entre los nuevos miembros figura el cardenal español Cristóbal López Romero, salesiano y arzobispo de Rabat, que representará la experiencia evangelizadora de las Iglesias del norte de África.
Junto al purpurado español, han sido designados otros cardenales como Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén —cuyo nombre ha sonado en los últimos meses entre los posibles 'papables'—; Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino; Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre; y Giorgio Marengo, prefecto apostólico de Ulán Bator (Mongolia). Este último nombramiento supone un reconocimiento a la diminuta pero activa comunidad católica en Mongolia, un país de más de tres millones y medio de habitantes, mayoritariamente budistas tibetanos, musulmanes o no creyentes, donde apenas hay 1.500 católicos.
También han sido nombrados varios obispos procedentes de diócesis periféricas o en tierras de misión, como Julio César Salcedo Aquino (México), Jerzy Maculewicz (Asia Central) o Jude Thaddaeus Ruwa’ichi (Tanzania). La lista incluye además a superiores generales de distintas congregaciones religiosas, tanto masculinas como femeninas, entre ellos el cacereño Miguel Márquez Calle (carmelitas descalzos), Stanley Lubungo (Misioneros de África) y Chiara Cazzuola (Salesianas).
Con esta renovación del dicasterio encargado de la vida consagrada, León XIV pone énfasis en el papel clave de los carismas religiosos para la vitalidad de la Iglesia, señalando su compromiso con la misión en las periferias, como apuntó su predecesor. Se trata, en definitiva, de un gesto que apunta hacia los márgenes geográficos, donde muchos religiosos viven su vocación en contextos de minoría o de fuerte pluralismo cultural y religioso.