Soteras defiende su inocencia en el caso de la Federación Catalana de Fútbol y acusa a los Mossos

Cuando está a punto de conocerse la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) sobre el fraude electoral del equipo directivo del actual presidente de la Federación Catalana de Fútbol (FCF), Joan Soteras, este se aferra a su cargo. Pese a que la sentencia podría inhabilitarle para presentarse a unas posibles nuevas elecciones, Soteras parece querer continuar su candidatura al frente de la Federación, cambiando los peones pero no las cabezas pensantes que han llevado a cabo el presunto fraude electoral.

Soteras ha decidido hablar. En una entrevista hecha a medida en L’Esportiu, explica claramente que no está preocupado, que es inocente y que han sido otros los que han actuado mal. Recordemos que se falsificaron unas 400 actas a su favor, sin el conocimiento de los clubs; que en los juzgados de Sabadell se le está investigando, y que la Generalitat de Cataluña pidió su dimisión.

Sabiendo todo esto, Soteras se presenta como el gran perjudicado del secretario general de la FCF, Oriol Camacho, que lo habría traicionado. Del TSJC espera dos cosas: que la resolución pida repetir las elecciones y que a él no le pase nada o, por otro lado, que quede inhabilitado, «que creo que no nos merecemos».

Teniendo en cuenta que le interesa el primer escenario, Soteras es claro. Volverá a presentarse a las elecciones, las piensa ganar, y permanecer al frente de la Federación cuatro años más. Y por eso no se arrepiente de nada. Es más, nunca ha pensado en dimitir. O lo echa el TSJC o dentro de cuatro años se marcha a su casa después de ganar unas nuevas elecciones. Porque «no he hecho nada que no pueda hacer».

Afinidad con el PSC

Se siente bien con el actual gobierno de la Generalitat y no con el anterior. Es decir, se siente más cómodo con el PSC que con ERC. Y no debe extrañarnos. La vicepresidenta del Gobierno de Pere Aragonés, Laura Vilagrà, pidió la dimisión de Soteras y de sus directivos: «Ya basta que el fútbol catalán esté en el ojo del huracán por presuntas corruptelas o tergiversación de documentos y que sus dirigentes se alejen de los valores de la honestidad y la transparencia», dijo.

El actual gobierno catalán se ha limitado a no hacer nada, lo cual ha favorecido a Soteras. Han frenado la investigación que estaba llevando a cabo el Tribunal Català de l’Esport. Y con un poco de chulería afirma Soteras que «el presidente de la Generalitat pidió mi dimisión públicamente en el Parlament. No le hice caso».

Una de las afirmaciones de Soteras que sorprenden es que está decepcionado con los Mossos d’Esquadra. El motivo es que la información que han sacado de los teléfonos móviles, según él, es parcial: «Es información parcial, y ellos sabrán por qué. Si en su momento fue influencia del gobierno, ellos sabrán si han actuado bien o mal. Y si es por otros motivos, también. Yo no tengo que hacer nada», dice.

Lo que más le interesa a Soteras es demostrar que su labor, al frente de la Federación, ha sido un éxito económico. Que se han incrementado las licencias, que ha crecido el fútbol femenino, que han tenido rigor en el gasto, las compras, con los proveedores, servicios externos y personal. Sobre este último tema se creó el colectivo de afectados por los despidos improcedentes a la FCF, que constituyó la llamada Lliga de la Injusticia, hizo pública ayer una carta en la que denuncian «el mayor escándalo laboral perpetrado en casi 124 años de la institución».

El colectivo desveló que cerca de 30 «profesionales con experiencia tuvieron que abandonar su puesto de trabajo forzosamente». Con lo cual el equipo de Soteras han podido presentar un informe sobre la buena salud deportiva y económica de la Federación.

Mal recibidas

Estas declaraciones de Soteras han sentado bastante mal en varios clubs de fútbol catalanes. Uno de los más valientes ha sido Antonio Morales García, de la Fundació Esportiva Grama. En un mensaje en redes sociales comenta:

El tiempo y la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dirán cuál será el final del llamado «Clan de Sicilia», así llamado porque la Federación se encuentra en la calle Sicilia de Barcelona. Lo que queda claro es que se sienten orgullosos de lo hecho y que creen que todo el caso es un montaje para que abandone su cargo.