
Joan Soteras, sentado junto al presidente del FC Barcelona, Joan Laporta
Investigación
Los chats internos que evidencian la falsificación de firmas en el caso de la Federación Catalana de Fútbol
Los miembros de la dirección de Soteras pidieron facultar las firmas falsas a los clubs
Una de las mentiras que intenta defender la candidatura de Joan Soteras en el caso judicial abierto contra él por presuntamente haber amañado las elecciones que le dieron la presidencia de la Federación Catalana de Fútbol (FCF) es que no se falsificaron las actas de los clubs para darle la victoria.
Esta mentira, no obstante, queda desmontada gracias a la investigación llevada a cabo por los Mossos d’Esquadra, a la que ha podido acceder El Debate. Según esta, antes de las elecciones del 13 de febrero de 2023 miembros de la Junta de la FCF falsificaron 400 actas.
Un empleado de la Federación, Sergi Garrido, le comentó lo siguiente a José Miguel Calle, director de la FCF, en un mensaje al que ha tenido acceso este periódico: «Para tu información, que sepas que los Mossos d’Esquadra están yendo presencialmente a ver algunos presidentes de clubs, para que les digan que es falsa su firma y que ellos no firmaron».
Este mensaje lo manda el 10 de agosto de 2023, seis meses después de las elecciones. A lo que Calle le responde: «Tema mossos es algo que está moviendo Juanjo Isern. Pero la defensa es y será, si tu no firmaste ese poder notarial, ¿por qué lo usaste para votar?». Aunque Calle quiera echar balones fuera, la realidad es que esas firmas se falsificaron.
Esto, además, se hizo dentro de la sede de la Federación. El 8 de febrero de 2023, Jesús Manchado Lozano le escribió a su pareja, Sami, que llevaba toda la tarde imprimiendo estatutos y juntas con su padre, Jesús Manchado Villena, y que estaba en la Federación falsificando firmas.
Cubrirse las espaldas
Para cubrirse las espaldas ante posibles acusaciones de haber cometido algún delito —que lo cometieron al falsificar firmas— Alberto Prieto, jefe de gabinete de la presidencia y presidente del club Santfeliuenc, pidió a los clubs que mandaran un escrito, en el que básicamente debían afirmar que ellos autorizaron a la candidatura de Soteras para hacer las gestiones necesarias para poder votar en las elecciones a la presidencia de la FCF.
En uno de los mensajes, dirigidos al secretario de la delegación de Barcelona, se le pide que espabile con el listado de los clubs, porque se lo pide José Miguel Calle. Sus palabras literales fueron: «Espabila con esto que Calle me corta la polla».
El 14 de abril de 2023, dos meses después de las elecciones, escribe Prieto con respecto a la falsificación de los poderes notariales:
«La junta directiva del club xxxxxxxxxx facultó, tan ampliamente como correspondía, al Sr. Joan Soteras Vigo para elevar a público ante notario nuestra acreditación como representante del club y cuantas gestiones fueran necesarias para poder ejercer el derecho a voto a las elecciones de la FCF»
No se puede reenviar el correo a un tercero, se ha de llamar y explicar al club que se hace para adjuntarlo a un expediente que se está elaborando, ya que se dice que no teníamos autorización de los clubs para hacerlo. Si se puede enviar por escrito la frase que debe enviar por intranet , esta misma o una que diga lo mismo.
El 15 de abril de 2023, Prieto le manda un mensaje a Luis Quiñonero, vicepresidente de la FCF y presidente del AE Prat, donde le comenta que el Prat Delta no ha enviado el mensaje correcto. Le vuelve a mandar el texto y añade: «Necesito que te encargues tú esta mañana. Que mande una intranet, y que ponga esta frase con el nombre del club. Luis, dile que espabile, que Fernando le llamó ayer, tú hoy, que es hacer un puto correo tío».
En un momento determinado, el 11 de abril de 2023, Josep Maria Espasa, vicepresidente del fútbol territorial y delegado en Lérida de la FCF, le manda un mensaje a Prieto advirtiéndole que tienen un problema. La firma del presidente del club Puigvertenc, Marc Castelló, no coincide con respecto al poder notarial por el notario de Sabadell. Se nota demasiado que se ha falsificado la firma.

Imagen en la que se puede ver la incongruencia de las firmas reales y las falsificadas
Prieto vuelve a repetirle lo que a todos, que por intranet envíe la frase que ya hemos expuesto anteriormente. Dicho de otra manera, pedía que ese presidente y los otros, dieran por buena la falsificación que habían hecho de sus firmas a favor de Joan Soteras.
El 16 de abril José Miguel Calle le escribe a Prieto explicándole que se está avanzando con el intranet que habían pedido. Que Espasa no controla el fútbol en Lérida y está muerto como delegado. También que ya tienen 155 escritos. Añadiendo: «Pienso que es un gran dato». Y le pide que destruya la documentación electoral que tenga en su despacho.
Fraude y falsificación
Hasta el momento presente, la defensa de Soteras aseguraba que las actas o poderes notariales se firmaron con posterioridad a una acta del club autorizando la elaboración, por parte de la candidatura de Soteras, de su gestión. La realidad es que esta autorización se pidió dos meses después de las elecciones, con el fin de cubrirse las espaldas, al saber que había una investigación abierta por parte de los Mossos.
Este fraude y falsificación de firmas lo llevaron a cabo trabajadores de la Federación, los cuales por ley tienen absolutamente prohibido participar en procesos electorales por su imperiosa imparcialidad por su cargo. En ningún momento se les autorizó a falsificar ninguna firma, sino llevar a cabo «cuantas gestiones fueran necesarias para poder ejercer el derecho a voto a las elecciones de la FCF». Esto no significa dar autorización a firmar en nombre de los presidentes de los clubs.
Tampoco les daban autorización para manipular y utilizar la documentación del club, absolutamente privada, y que estaba depositada en la Federación. Dicho de otra manera, se saltaron la ley de protección de datos. Y lo más grave es obligar a los clubs a firmar un escrito, dos meses después de las elecciones, cuando se confirmó la corrupción electoral. Todo, en definitiva, un gran despropósito para mantenerse en el cargo.