Cerámica en Ca l'Estanyol, en Monells (Gerona). El texto en catalán reza: «Proteged estas tierras, san Isidro Labrador»
Historias de Cataluña
Los payeses de Barcelona también adoptaron a san Isidro como su patrón: «Es muy venerado en Cataluña»
Ya desde antes de su canonización, el campesinado catalán tuvo una fuerte devoción al santo madrileño
El campesino san Isidro Labrador es conocido en toda España por ser patrón de Madrid, pero la capital del país no es el único lugar donde se rinde veneración a este honrado padre de familia, recordado por su devoción cristiana y su amor a los más pobres. Uno de los rincones de España donde se adoptó con más pasión la devoción a san Isidro fue, precisamente, en Cataluña.
Así lo recoge la Gran Enciclopedia Catalana publicada en 1987, cuya entrada dedicada a «Isidro» reza lo siguiente: «Como patrón de los campesinos es muy venerado en toda la Península Ibérica (es el santo patrón de Madrid) y también en Cataluña, como demuestra la toponimia». Así lo constata el sociólogo y profesor de la Universitat Abat Oliba CEU Javier Barraycoa en un artículo titulado «La devoción de San Isidro en Cataluña», donde apunta:
Muchos son los ejemplos: Isidre Fainé, expresidente de CaixaBank; Isidro Gomà, el que fuera Primado de España durante la Guerra Civil; Isidre Nonell, el famoso pintor impresionista que influyó en Picasso, o el afamado timbaler del Bruch, Isidro Llusá y Casanovas, de la barcelonesa población de Santpedor, donde desde hace siglos existió una de las primeras capillas dedicadas al santo.
En su libro Costumari català: el curs de l’any, publicado en 2001, el etnólogo y folclorista Joan Amades relata cómo llegó la veneración de san Isidro a tierras catalanas. Ocurrió –apunta– «a principios del siglo XVI», momento en el cual «el campesinado catalán adoptó como patrón de los frutos de la tierra al santo madrileño, en sustitución de los santos que hasta entonces había venerado, algunos de ellos payeses catalanes», como san Galderic.
Esto fue antes de la canonización de san Isidro, que tuvo lugar el 12 de marzo de 1622, por el Papa Gregorio XV. Apunta Amades: «El año siguiente a su canonización, es decir, en 1623, las parroquias rurales barcelonesas de Santa María del Mar y del Pi obtuvieron unas reliquias del santo madrileño y celebraron unas solemnes fiestas, seguidas de lucidas procesiones, por el traslado de estas».
El etnólogo detalla en el mismo libro que una de las fiestas típicas en torno a la fiesta de san Isidro, el 15 de mayo, era encender hogueras, igual que en las vigilias de san Juan o san Pedro. «Según la tradición, san Isidro encendió una gran hoguera para convencer a los infieles y gente descreída», apunta Amades.
Cabe destacar también que en 1851 se fundó el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, una suerte de sindicato de los propietarios del campo catalán para defender sus intereses que tuvo mucha acogida entre los payeses. Además, el 28 de diciembre de 1904 se creaba en la villa de Gracia el Montepío de San Isidro, algo que, apunta Barraycoa, «tiene suma importancia y muestra la devoción al santo, pues tuvo que competir con el queridísimo Sant Medir».