El líder de Junts, Carles Puigdemont, y su número dos, Jordi Turull, en una imagen de archivoEuropa Press

El laberinto catalán

Sánchez se inquieta por la deriva anti-islamista de Puigdemont

Junts compite con los ultra-independentistas de Aliança Catalana y entran en confrontación con el resto de socios del 'Gobierno Frankenstein'

La dirección de Junts quiere prohibir el burka y el niqab en el espacio público e impedir el uso del velo en centros educativos, culturales o deportivos. Además, ahora que se acerca el verano también quieren poner coto al uso del burkini.

Así lo anunciaban esta semana, aduciendo como motivo que el uso de estas prendas supone una discriminación por género. La dirección del partido presidido por Puigdemont pedirá a sus alcaldes que apliquen estas propuestas en los centenares de municipios donde gobiernan.

¿Qué posición adoptarán el PSC y Sumar-Comunes, sus socios en el Congreso de los Diputados, cuando estas propuestas se debatan en los plenos municipales? Según el argumentario oficial de la Moncloa, una propuesta de este estilo es extrema derecha.

Sin embargo, Pedro Sánchez tiene frente a él un dilema: ¿cómo no enfrentarse a Puigdemont y permitirle postulados que no encajan con su ideario woke y a la vez no ponerse a malas con el resto de sus imprescindibles socios parlamentarios: ERC, Comunes-Sumar, Podemos, etc?

Por ahora, de perfil

Por ahora, la política adoptada por los socialistas es hacerse los sordos y no entrar en el debate que proponen los de Puigdemont. Quien si ha recogido el guante ha sido Aliança Catalana, el spin-off de Junts, que presento una moción en el parlamento catalán pidiendo lo mismo que unos días antes había solicitado Junts: prohibir el uso de los símbolos religiosos islámicos en las vestimentas de las mujeres.

El debate parlamentario, el jueves, fue terriblemente incómodo para el PSC, que se puso de perfil mientras sus socios parlamentarios en el Congreso de los Diputados —Junts, ERC y los Comunes— se lanzaban acusaciones de todo tipo. Desde ERC y los Comunes-Sumar se tachó a Junts de blanquear la ultraderecha.

Mientras el PSC asistía en silencio e incómodo al tenso debate, en Junts tampoco pasaron un buen rato, dado que si bien la moción de Aliança coincidía al 100 % con sus propuestas, no querían votar al lado de su escisión. Los de Sílvia Orriols, además, habían transaccionado enmiendas con VOX, un verdadero tabú en el parlamento catalán. Finalmente, Junts votó en contra de sus propias ideas alegando que Aliança Catalana era un partido de «odio».

Libertad religiosa

Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 2013 permite el uso de estas prendas, alegando que si se aplica una restricción se limitaría la libertad religiosa. Junts afirma que el traspaso de competencias en inmigración pactado con el PSOE les permita reformar la legislación y que desaparezca todo problema de encaje legal en sus propuestas sobre el uso del niqab o el burkini.

El líder de Junts, Carles Puigdemont, durante su mitin en Barcelona el pasado 8 de agostoDavid Zorrakino / Europa Press

El debate sobre el velo islámico y la lucha entre Junts y Aliança Catalana por hacerse con el espacio identitario independentista xenófobo ha pillado con el pie cambiado a las estructuras de poder catalanas. Mientras en TV3 entrevistaban a Mimmut Hamido, quien afeó a los partidos de izquierdas su condescendencia con este tema y tachó al velo islámico de patriarcal, en TVE Cataluña Naija Lofti defendía que el velo es cultural.

Mientras, El Nacional, medio de referencia de los seguidores de Puigdemont, lanzaba una encuesta entre sus lectores sobre si se debe prohibir el niqab o no: el 92 % votó por la prohibición.

Regularización de inmigrantes

En la Moncloa temen que el inicio del proceso de regularización de 900.000 personas en estado irregular en España anunciado por el Ministerio de Seguridad Social y que se llevará a cabo en tres años se convierta en un avispero, dado que es muy difícil que Junts, en su deriva ideológica actual, puede apoyar esta propuesta.

También muestran su inquietud por que a las habituales hostilidades entre Junts y ERC se sumen rifirrafes entre los de Puigdemont y los Comunes. Hasta ahora la relación entre la extrema izquierda de los Comunes y la extrema derecha independentista de Junts ha sido una balsa de aceite gracias a los buenos oficios de Jaume Asens, el eurodiputado comunista y amigo de Puigdemont que es el correo entre Waterloo y Yolanda Díaz, pero la tensión en el parlamento catalán puede abrir las hostilidades.