El presidente de la FCF, Joan Soteras, en una imagen de archivo
La trama del fraude electoral de la FCF inculpa a directivos, delegados y políticos leridanos
La investigación judicial destapa una red de presiones y manipulación en las elecciones federativas
Si Joan Soteras había perdido el apoyo de los equipos de fútbol de la provincia de Girona —con el presidente de la UD Olot encabezando el castigo por la mala gestión y las trampas realizadas—, no puede decirse lo mismo de la provincia de Lleida. Las investigaciones que llevan a cabo los Mossos d'Esquadra, por orden de un juzgado de Sabadell, están demostrando que directivos, delegados y políticos están involucrados en la trama del fraude electoral de las elecciones a la presidencia de la Federación Catalana de Fútbol.
Según los atestados de los Mossos d'Esquadra, el director general de la Federación Catalana de Fútbol (FCF) José Miguel Calle y el exjefe del gabinete de presidencia Alberto Prieto configuraron un mapa de presiones, organización y manipulación entre trabajadores, directivos y políticos. Uno de los miembros más implicados es el vicepresidente de la FCF y delegado territorial en Lleida Josep Maria Espasa, quien reconoció en sede judicial que dos empleados federativos —Calle y Alejandro Guerrero— le entregaron las actas notariales de la candidatura de Soteras.
El día de las votaciones, Espasa entregó actas notariales directamente a la Mesa Electoral, ante la perplejidad del interventor del candidato Juanjo Isern. También recomendó a otros presidentes que si querían votar lo hicieran con el acta que él les proporcionaba y no con la que ellos habían confeccionado. Asimismo, trasladó a Alberto Prieto su inquietud sobre si el vigilante de seguridad estaba lo suficientemente instruido para no enviar a nadie al voto secreto.
Eran continuas las reuniones con Josep Llaó Angelats, gerente en Globals y coordinador del PECT Observatorio Socioambiental en la URV; Raül Sus, CTO en la Federación Catalana de Fútbol y CEO de SGM Sports; Miquel Sellarés Perelló, político y promotor cultural; y otros colaboradores que, con cualquier pretexto, llevan meses asumiendo que las cosas no van bien y buscan la manera de apartar a José Miguel Calle. Pretenden hacerlo porque en la FCF ya no confían en Espasa y tiene los días contados.
Otro hombre de Calle en las elecciones del 13 de febrero de 2023 fue Xavier Alís Moliné, alcalde de Linyola por Junts y miembro del Club de Fútbol Sala Linyola. Alís fue quien el 20 de enero de 2023 envió a Calle una lista titulada «Elecciones bueno», con 45 clubes de fútbol sala de Lleida codificados por colores según su supuesto voto: en verde 28 clubes a favor, en rojo 6 clubes en contra y en azul los indecisos.
Otros encargos a Alís incluían que el FC Encamp andorrano debía votar con la papeleta delante de Espasa y directa a la urna. También debía controlar que el secretario general de la Federación Andorrana de Fútbol, David Rodrigo, no votara en secreto por el FC Encamp. Asimismo fue interventor de otro candidato, José Palacios.
Ramón Castellarnau, secretario de la delegación de Lleida de la FCF, presidió la Mesa Electoral y ayudó a Calle a presionar a David Rodrigo, aunque no sirvió de nada porque este finalmente no bajó a votar por indicación de la junta de la Federación Andorrana de Fútbol. Castellarnau formó parte, el 8 de febrero de 2023, del grupo de personas que se quedó hasta las tres o cuatro de la madrugada imprimiendo documentación «falsa» para llevar al notario de Sabadell al día siguiente.
Espasa perdió la confianza de Calle, quien se lo hizo saber a través de un mensaje de WhatsApp fechado el 14 de abril de 2023: «me interesa mucho que haga todos los de futsal Xavi Alís en Lleida porque así nos tiene que explicar el puto Espasa cómo de doce clubs en fútbol tiene cero el sinvergüenza… si no hace ninguno que nos lo diga y que envíe la dimisión». Finalmente, Espasa envió los documentos requeridos el 8 de mayo de 2023: las actas falseadas de los presidentes de los diferentes clubes de fútbol a favor de Soteras para asegurarse la victoria electoral.
Todo esto pone de manifiesto que, al menos hasta el momento presente, los directivos de la FCF de Lleida van de la mano de José Miguel Calle. Decimos «de momento» porque las cosas están cambiando en el panorama futbolístico catalán. No es solo la UD Olot y otros clubes de Girona; también están la Gramanet y muchos otros clubes de la provincia de Barcelona que han dicho basta a la corrupción llevada a cabo por Soteras y sus acólitos. Están hartos de mafias. El fútbol catalán está perdiendo su prestigio por culpa de unos señores que solo piensan en ellos mismos y se han olvidado de que están al servicio de los 4.330 clubes federados.