Gabriel Rufián y Oriol Junqueras, en una imagen de archivo, junto al resto de diputados de ERC en el CongresoEuropa Press

Cataluña

El 'efecto Orriols' también empuja a ERC a revisar su discurso en inmigración: «Bienvenidos a la fachosfera»

Rufián y Junqueras lideran un viraje del discurso hacia los temas nucleares de Aliança Catalana

Se ha escrito mucho sobre el efecto evidente que tiene el auge de Aliança Catalana (AC) en las políticas de Junts, empujando a los de Carles Puigdemont a endurecer su discurso en cuestiones como la inmigración, la okupación o la inseguridad. Se trata de un intento por intentar frenar la sangría de votos que, según todas las encuestas, se producirá en las próximas elecciones en las que concurran ambos partidos.

El último episodio en esta línea tuvo lugar este mismo viernes, cuando se hizo público que la sectorial de migraciones de Junts propone frenar temporalmente la entrada de nuevos inmigrantes a Cataluña. Se trata de una medida incluida en el llamado Plan ocho millones, que parte de la premisa de que es necesario pausar el flujo de entrada de extranjeros «para integrar bien» a los que ya viven en el territorio, según avanzó RAC1.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, juntos en WaterlooEFE

Sin embargo, los de Puigdemont no son el único partido que siente en la nuca el aliento de la alcaldesa de Ripoll y líder de AC, Sílvia Orriols. Desde ERC parecen recordarse del viejo refrán –«cuando las barbas de tu vecino veas cortar…»–, y sus líderes han realizado algunas declaraciones en las últimas semanas que evidencian un cambio de rumbo en el discurso para entrar al trapo.

Rufián y Junqueras

Hace apenas unos meses, en su programa electoral para las elecciones autonómicas de 2024, ERC defendía que Cataluña «es un país hecho de migraciones» y aseguraba que la inmigración «presenta muchas oportunidades y también algunos retos». También proponía una batería de propuestas de puertas abiertas, como promover «una ley de movilidad humana» que garantice «el trato digno para todas las personas que emprenden procesos migratorios».

En contraste con esta visión, que los partidos de derechas critican como «buenista», muchos en Cataluña se sorprendieron al escuchar hace un mes al portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, cuando pidió «menos pureza y más cabeza» a la izquierda. «Pido a la izquierda que hablemos de seguridad, aunque incomode, y que hablemos de migración», dijo en el hemiciclo, asegurando que «basta poner la oreja cinco minutos» para darse cuenta de que los flujos migratorios «son un reto para los barrios».

Estas declaraciones se sumaron, esta semana, a una entrevista de Oriol Junqueras en La Vanguardia en la que aseguraba que «la Cataluña de los diez millones de habitantes es, en estos momentos, del todo imposible, porque no puede garantizar unas condiciones de vida adecuadas ni en cuestión de vivienda, transporte público, agua o suministro energético», dado que Cataluña es ya, dijo, «un país estresado» en muchos de estos temas.

Estas declaraciones por parte de los dos rostros más destacados de ERC no han pasado desapercibidas. «ERC negará obviamente el influjo orriolista, pero escuchar algo así de boca de Junqueras es sintomático», escribía en El País la analista Estefanía Molina. Otros son más cáusticos, como los miembros del pódcast La Catalunya Woke: «Bienvenidos a la fachosfera catalana», celebraban irónicamente en un episodio reciente.

La líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, en una imagen de archivoTAC 12

Según el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat –el ‘CIS catalán’–, ERC quedaría como segunda fuerza en unas hipotéticas elecciones al Parlament de Cataluña, con entre 22 y 23 escaños, algo más de los 20 que tiene actualmente.

Según esta encuesta, un 7 % de votantes de ERC pasarían a apoyar a AC, una cifra aún pequeña que desde ERC intentarán que no crezca en los próximos meses.