Tortilla de patatas de La Piramide Bar, en El Prat

Tortilla de patatas de La Piramide Bar, en El Pratinstagram de La Piramide Bar

Gastronomía

La tortilla que desafía a la gravedad: un fenómeno gastronómico a diez minutos de Barcelona

Veinte huevos, cinco kilos de patatas y un grosor de cuatro dedos: así es el emblema culinario de La Pirámide

Un cocinero extremeño ha conseguido lo que parece imposible: que una tortilla de proporciones descomunales mantenga el equilibrio perfecto entre jugosidad y cocción. Su creación se ha convertido en la comidilla del área metropolitana barcelonesa, y no es para menos.

La receta exige una logística que haría sudar a cualquier chef: 20 huevos batidos, cinco kilos de patatas cortadas y pochadas, cebolla integrada con paciencia. El resultado alcanza un grosor de cuatro dedos y un peso que obliga a sujetarla con ambas manos. Todo esto por 5,60 euros la porción.

Este logro culinario es la estrella indiscutible de La Pirámide, un establecimiento que desde hace más de ocho años apuesta por la cocina casera sin pretensiones. La filosofía del local es clara: ingredientes reconocibles, preparaciones tradicionales y raciones que justifiquen cada euro invertido.

Otras joyas

Aunque la tortilla gigante acapara titulares y conversaciones, el menú esconde otras joyas que merecen atención. La ensaladilla rusa preparada al estilo de siempre seduce a los nostálgicos, mientras que las torradas servidas calientes y los pinchos morunos completan un trío de especialidades que funcionan como imán para los vecinos del barrio y curiosos de otros municipios.

Pero volviendo a la tortilla, aquí la clave del éxito no reside únicamente en el tamaño espectacular, sino en mantener ese sabor auténtico que convierte un plato cotidiano en experiencia memorable. La técnica del chef extremeño garantiza que cada capa de patata conserve su textura sin desmoronarse bajo su propio peso.

Para los interesados en comprobar si la leyenda hace justicia a la realidad, las coordenadas son: Avinguda Onze de Setembre, 285, en El Prat de Llobregat, a diez minutos de Barcelona en coche.

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