Detalle del cuadro 'El gran día de Gerona', de César Álvarez Dumont (c. 1890)Wikimedia

Historia

Un historiador irrita al nacionalismo: los catalanes decían «Gerona» varios siglos antes que «Girona»

La influencia de Francia es una posible explicación para el cambio de la forma con «e» a la forma con «i»

Aunque la lengua ha de servir para comunicarse y tender puentes, hay sectores recalcitrantes del nacionalismo que han decidido emplearla como arma política. Uno de los campos de batalla de esta guerra cultural es la toponimia, donde a menudo se libran –como viene denunciando estos días la entidad Hablamos Español– algunos de los más cruentos lances.

En Cataluña, hay dos topónimos que reciben especial atención en este sentido, ya que son capitales de provincia: Lérida y Gerona, o Lleida y Girona, en catalán. De la capital ilerdense hablaremos en otro artículo, pero en esta ocasión nos centraremos en el segundo, ya que el historiador, sociólogo y profesor de la Universidad Abat Oliba CEU Javier Barraycoa publicó en su momento en su blog una erudita explicación del origen del nombre de esta ciudad.

El título, de entrada, ya es algo provocativo: «Por qué decir ‘Gerona’ es tan catalán, o más, que decir ‘Girona’», señala. Y lanza su tesis: Gerona no es sino «la fosilización» de un término que nació en lo que hoy es Cataluña para referirse al vocablo latino Gerunda, que es como los romanos conocían la ciudad. E insiste Barraycoa: el término «Gerona» se usó con normalidad por los catalanoparlantes desde la Edad Media.

El autor pone algunos ejemplos, como el Chronicon Moissiacense, una crónica anónima posiblemente compilada en el siglo X en el monasterio de Ripoll, en el que se puede leer: «Eodem anno Gerundenses homines Gerumdam civitatem Carolo regi tradiderunt». Traducido del latín, significa: «En los mismos años, los hombres de Gerona [nótese que está escrito con la «e»] entregaron la ciudad al rey Carlos».

No es el único. También cita el hecho de que el primer Concilio de Tarragona, en el año 516, ya establece la diócesis de «Gerunda», o que en un epitafio de un obispo de Gerona hallado en la iglesia de Sant Feliu de la ciudad, y fechado entre el 891 y el 906, se puede leer «Gerundensis Episcopus».

¿Cuando apareció «Girona»?

Ahora bien, si esto es así, ¿de dónde viene la forma con «i»? Barraycoa apunta algunas posibles fuentes. Por ejemplo, se hace eco de una especulación reciente, muy querida por los nacionalistas, según la cual el nombre romano Gerunda vendría de una palabra íbera anterior, acuñada al unir dos términos del lenguaje de los indigetes, «giron» y «ona», que literalmente significaría «edad grande».

Aunque esta teoría explicaría el «i», lo cierto es que también apuntala el origen de la «e», ya que hay una similitud entre este «edad grande» y una posible influencia griega, por la palabra «gerontes» («ancianos»), en referencia a los antiguos habitantes de estas tierras que encontraron los griegos. «Pero ello –señala Barraycoa– nos devolvería al denostado «Ger» y no al amado, por los nacionalistas, «Gir», y además nos movemos en especulaciones».

Otra posible razón del cambio a la «i» tiene que ver con Francia, ya que al referirse a Gerona en francés han usado términos como «Gironne», «Girone», «Girronne» o «Giroñe», señala el autor. La influencia francesa podría haber introducido esta «i» durante la Edad Moderna, y en el siglo XVII era habitual ver escrito «Gerona» o «Girona» indistintamente en textos escritos en catalán, señala Barraycoa.

Unos gozos a la Virgen del obispado de Gerona, en catalán, donde se puede ver escrito «Gerona»Anotaciones de Javier Barraycoa

¿Cuando cambió definitivamente? Según el historiador, fue en el siglo XIX, durante la Renaixença, un movimiento de cariz romántico que, en Cataluña, vino ligado a un fuerte nacionalismo de estética medievalizante. «El fenómeno de la Renaixença –explica Barraycoa– liquidó el Gerona, creyéndolo erróneamente un término castellano».