Un edificio antiguo del centro Valencia, lleno de pintadas frente a la inacción del Ayuntamiento.

Un edificio antiguo del centro de Valencia, lleno de pintadas frente a la inacción del AyuntamientoCÉSAR GUARDEÑO

Comunidad Valenciana  Ribó pone en riesgo el patrimonio de Valencia por su incumplimiento a la hora de protegerlo

Vecinos y oposición denuncian el «caos, descoordinación y descontrol» del dirigente de Compromís ante el «abandono» de edificios históricos de la ciudad

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, parece empeñado en perder las elecciones. Si no fuera así, sus capacidades para el disimulo son francamente notables. Su candidatura no fue la más entusiasta, ya que él mismo había dejado en el aire las opciones de optar a un tercer mandato al frente del Consistorio levantino.
Dio el paso a pesar de sus problemas de salud y de, no deja de ser curioso, incumplir su propia promesa. Impregnado hace años del pseudorregeneracionismo, dijo por activa y por pasiva que más de dos legislaturas era poco menos que un delito. Pero las promesas se las lleva el viento.
Igualmente, tras la precipitada salida de la exvicepresidenta valenciana Mónica Oltra, Compromís necesitaba mantener a una de sus caras más visibles en activo. Casi forzado por las situaciones, Ribó aceptó.
De cara al próximo 28 de mayo, la Valencia que deja nada tiene que ver con la que heredó de Rita Barberá. Quizás para el nacionalista su legado sea lo más parecido posible al paraíso terrenal, pero esa optimista visión difiere mucho de la percibida por los ciudadanos.

Cabreo general de los vecinos

De Ribó se pueden decir muchas cosas, pero jamás que no haya sido regular, ya que ha ido cabreando a los valencianos de manera constante, en todos los sectores, en todos los ámbitos y en todos los barrios. En primavera u otoño, diluvie o caiga el sol a plomo, el de Compromís siempre está dispuesto a aportar un nuevo mosqueo.
Cómo será de grave el deterioro en el que el dirigente nacionalista ha sumido a la ciudad que diversas asociaciones de vecinos han organizado para el 27 de abril una ruta por Valencia para mostrar el olvido del Ayuntamiento a la hora de conservar y proteger edificios y monumentos que forman parte del patrimonio local.
Al igual que las plagas de ratas, cucarachas o los alcorques sin cuidar y vacíos, la dejadez del equipo de Gobierno municipal en este aspecto es manifiesta, pero en el centro es aún más dolorosa por su rico valor histórico que se está echando a perder por inacción.
Uno de los objetivos de la iniciativa es poner de manifiesto «el caos, la descoordinación y el descontrol entre las diferentes áreas y servicios patrimoniales», explica el presidente del Círculo por la Defensa del Patrimonio, César Guardeño.
Según señala, a lo largo y ancho de Valencia existen bienes «que llevan años abandonados, maltratados y que son objeto de ataques por parte de los delincuentes que los pintarrajean» Además, también denuncia «restauraciones más que cuestionables».
Una de las causas de este triste panorama en opinión de Guardeño es que no hay «nadie capacitado a los mandos del área de Cultura y Patrimonio», lo que ha provocado que la situación se haya «agravado durante los últimos ocho años».
Para intentar evitar que valencianos y turistas vean todo lo descrito, el responsable asociativo denuncia que el Ayuntamiento de Ribó, lejos de llevar a cabo una política para evitar pintadas, lo que hace es «taparlas, que no eliminarlas» con «pintura plástica por encima. Para colmo, esas actuaciones se llevan a cabo mediante «contratas y subcontratas municipales» que lo hacen «sin supervisión».
Del mismo modo, los que asistan a la ruta, podrán ver «obras paralizadas» y otras «enquistadas y eternizadas por la propia burocracia y la desgana de las administraciones públicas». Como guinda del pastel, se pasará por «contenedores, papeleras, cableado y todo tipo de mobiliario urbano pegados a las fachadas de edificios protegidos, a pesar de haber sido denunciado en infinidad de ocasiones».
Un camión, estacionado para carga y descarga junto a la Lonja de Valencia.

Un camión, estacionado para carga y descarga junto a la Lonja de Valencia.CÉSAR GUARDEÑO

En el plano político, la concejala del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia Julia Climent pone de relieve que durante los años de Ribó como alcalde «se ha incrementado alarmantemente el número de agresiones y pintadas realizadas en los principales monumentos de la ciudad». Entre ellos está la Catedral, pero también otros significativos como la Lonja, las Torres de Serrano y de Quart o los puentes históricos del antiguo cauce del río Turia.
Según la edil, su formación echa de menos «una mayor contundencia en la persecución de estos comportamientos incívicos». En la misma línea, Climent reclama la «aprobación de un Plan especial de lucha contra el vandalismo, como tienen otras ciudades españolas» y también «mayor hincapié» en las políticas de «concienciación y educación patrimonial».
A su juicio, Ribó se ha mostrado «impasible» y se ha puesto «de perfil» ante este tipo de actuaciones y destaca la baja ejecución presupuestaria que el equipo de Gobierno municipal ha llevado a cabo al respecto, con tan solo «el 18%», 1.335.380 euros sobre los 7.289.925 euros previstos.
Imagen de uno de los edificios abandonados por Joan Ribó.

Imagen de uno de los edificios abandonados por Joan Ribó.CÉSAR GUARDEÑO

Por su parte, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Valencia, Pepe Gosálbez, considera tan «evidente» el «abandono» del regidor por el patrimonio que «hasta un ciego lo vería». En su opinión, esto lo han causado «su desinterés y su pasotismo».
Tras ocho años como alcalde, el concejal de Vox piensa que su «absoluta incapacidad» le ha impedido a Ribó «adscribir los puentes históricos a un departamento, a un servicio o a una concejalía». Tan es así, que a día de hoy no se saben de quién dependen administrativamente, aunque «lo que se sabe es que sí o sí dependen del propio alcalde de Valencia».
Gosálbez es contundente a la hora de resumir la gestión del dirigente de Compromís sobre los puentes: «No ha hecho absolutamente nada. No los ha mantenido, no los ha cuidado y no los ha restaurado».
Este panorama también lo extiende a otras partes de la ciudad, como la Lonja, donde «se han permitido reiteradamente fiestas multitudinarias a su alrededor», pasando «olímpicamente» de las recomendaciones Síndico de Agravios –la figura del Defensor del Pueblo valenciano–.
«El interés de Ribó no está en Valencia. Evidentemente, está bastante más al norte y lo que es clarísimo después de ocho años de pésima gestión es que no quiere a Valencia, no quiere a los valencianos y, por supuesto, tampoco al rico patrimonio de todos nosotros», zanja Gosálbez.
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