Joan Ribó

Joan RibóEl Debate

Elecciones 28-M  Ribó se harta a promesas electorales cuando solo ha ejecutado el 7 % de las inversiones previstas para 2023

El alcalde de Valencia no para de asegurar que hará obras e instalaciones por doquier pese a que en 2022 se dejó dos de cada tres euros olvidados y que este año va por el mismo camino

Las tres principales ciudades de España experimentaron tras las elecciones municipales de 2015 un cambio sin precedentes: todas ellas pasaron a ser gestionadas por lo que en aquel tiempo vino a llamarse la 'nueva política' o los 'gobiernos del cambio'. Así, al frente del Ayuntamiento de Madrid estuvo Manuela Carmena, del de Barcelona, Ada Colau y Joan Ribó fue el alcalde de Valencia tras los veinticuatro años de Rita Barberá.
Inspirados y auspiciados por el movimiento 15-M, esta nueva hornada de 'nuevos' políticos llegaron a las instituciones públicas con la promesa de regenerar una vida pública supuestamente degenerada. Su impronta fue clara, imponiendo a toda costa una gestión marxista con barniz ecologista y buenista –no siempre– por aquello de hacer creer que sus gobernados no se encontraban al este del Muro de Berlín.
Al socaire de un Pablo Iglesias todavía sin aspiraciones en Galapagar, los tres mandatarios fueron gestionando hasta que la primera, Carmena, se cayó de la ecuación al ser desplazada por José Luis Martínez-Almeida en el Palacio de Cibeles. Este golpe fue duro para el movimiento identitario que respaldó a la exjueza, pero se agravó con el zurriagazo que le asestó Isabel Díaz Ayuso a Iglesias en los comicios en la Comunidad de Madrid de mayo de 2021.
No fue un golpe más ni en vano, sino que fue un serio aviso a todos esos candidatos de la hornada podemita que el próximo 28 de mayo aspiran a la reelección. Uno de ellos es el ya mencionado Joan Ribó. Con el miedo electoral ya en su cuerpo, al regidor nacionalista no le queda otra que echarse la manta a la cabeza y, a pesar de haber estado ocho años gobernando, prometer ahora el oro y el moro para unos ciudadanos a los que ha estado cabreando e ignorando a partes iguales desde 2015.

Ribó, al borde de perder

Así, basta ver tanto su programa electoral para el próximo 28-M como sus publicaciones en las redes sociales para saber que al nacionalista no le van excesivamente bien las encuestas. Estas le sacan del poder. Muy ajustadamente, eso sí, pero el bloque de centro-derecha obtendría diecisiete concejales, la mayoría absoluta y, por tanto, la izquierda saldría del Ayuntamiento.
Para intentar evitarlo, el dirigente de Compromís se está hartando a lanzar promesas por doquier como si no hubiera un mañana para arreglar una Valencia que, según él mismo, es inmejorable. Entre esas medidas a la desesperada están, por ejemplo, la creación de una red de itinerarios, la construcción de piscinas o la de un pintoresco cementerio de mascotas jamás reclamado por los vecinos y solo presente en la curiosa visión de Ribó.
No se queda ahí el candidato a la reelección, ya que pretende plantar 20.000 árboles nuevos, aumentar los parques públicos y crear hasta 2.000 plazas de aparcamientos. En estos tres aspectos el alcalde se supera a sí mismo. Por una parte, promete plantar árboles cuando su gestión tiene como uno de sus puntos principales la tala de muchos y el descuido del resto de ellos. Testimonio pueden dar miles de ratas y cucarachas, que campan a sus anchas por la ciudad.
Tampoco en los aparcamientos Ribó puede presumir: se compromete a los ya mencionados, pero se calla que ha eliminado más de 10.000. El saldo es claramente negativo. Y en lo referente a los parques, no se ha atrevido a decir que va a exportar el modelo de la 'supermanzana' de Gran Vía a toda Valencia. Por algo será.
No obstante, gusten más o menos los proyectos surgidos del urbanismo ideológico de Compromís, lo que está claro es que dato mata relato. En base a ello, Ribó tiene muy difícil argumentar por qué hasta el mes de mayo tan solo ha ejecutado el 7 % por cien de las inversiones previstas para 2023 y cómo tiene en mente hacer todas a las que se ha comprometido.
Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.

Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.C.L.

En cifras concretas, tan solo ha invertido 17 millones de euros de los 242,5 que tiene a su disposición, algo que la candidata del Partido Popular a la alcaldía de Valencia, María José Catalá, define como «verdaderamente preocupante». «Ya sabemos que los Presupuestos para 2023 son más que papel mojado porque Ribó y el PSOE se ponen la medalla de ser expansivos y de superar los mil millones, pero a la hora de la verdad no sabe ejecutar y no llega a cumplir ni un tercio de las inversiones previstas», se lamenta.
Este hecho no es aislado en la gestión del dirigente en Compromís, ya que forma parte de su legado al frente del Consistorio. Por ello, la popular lamenta que «cada año se quedan millones por ejecutar», por lo que, en su opinión, «los datos demuestran que o no saben gestionar o no quieren», en relación a Ribó a su vicealcaldesa, la socialista Sandra Gómez.
Por su parte, el portavoz municipal de Vox, Pepe Gosálbez, indica a El Debate que la ejecución presupuestaria del Ayuntamiento «ha ido a peor» y destaca que en 2022 «dos de cada tres euros» de los impuestos de los valencianos «se han quedado sin invertir». «Él solo invierte en contratar a sus amigos, a sus coordinadores, a sus directores generales, pero no se ha puesto el mono de trabajo, no hace nada y, por lo tanto, es absolutamente fundamental echarle de la alcaldía», incide.
En contraposición con el oro y el moro prometido por el Ribó, el dirigente de Vox apunta que tiene a «barrios abandonados por completo sin invertir un céntimo». Asimismo, critica que el nacionalista presuma de haber reducido la deuda y se pregunta «a qué precio»: «De no hacer nada, de no trabajar en la ciudad, de no invertir y de que en que cada día que pasa esté peor en limpieza, seguridad, iluminación o movilidad».
Por tanto, al candidato de Compromís le queda lejano aquello que se suele decir de «largo me fías». En su caso, no sería extraño que el 28 de mayo cientos de miles de valencianos le digan «nunca me lo cumpliste».
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