Joan Ribó, alcalde de Valencia, en un Pleno del Ayuntamiento

Joan Ribó, alcalde de Valencia, en un Pleno del AyuntamientoEuropa Press

Elecciones 28-M  Ribó apura sus días como alcalde para sacar adelante sus últimas medidas ideológicas

Funcionarios del Ayuntamiento de Valencia denuncian que tanto el regidor como algunos concejales se estarían extralimitando en sus competencias al estar en funciones

Los votantes valencianos confirmaron el 28 de mayo lo que las encuestas venían pronosticando: a partir del 17 de junio se pondrá fin a la etapa de Joan Ribó como alcalde levantino y le sucederá la popular María José Catalá. Salvo movimientos de última hora, gobernará en solitario al ser la lista más votada y no necesitar el apoyo de Vox.
A pesar de que el traspaso de poderes ya está en marcha, que la futura primera edil ya está diseñando el que será su próximo equipo y que en tan solo nueve días el nacionalista cederá el bastón de mando, Ribó sigue aprobando medidas, ajeno a los resultados electorales y a la nueva realidad política que le espera a la capital del Turia.
Cabe recordar que desde el mismo día de los comicios, la Corporación municipal entró en funciones, por lo que su ámbito de actuación queda sensiblemente reducido en base a lo establecido en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Aun así, parece que el todavía alcalde se estaría extralimitando en sus funciones, apurando sus últimos días al frente del Consistorio para sacar adelante alguna iniciativa.
Al menos así lo denuncia el Partido Popular en el Ayuntamiento, asegurando que ha habido funcionarios municipales que se han puesto en contacto con su grupo parlamentario en los últimos días para darlo a conocer. Concretamente, se trataría de diferentes actuaciones que «exceden de lo que sería la administración ordinaria».

«Algo inédito y sin precedentes»

Por ello, los populares se han dirigido al Equipo de Gobierno actual para pedirle que se limite a llevar a cabo estrictamente las actuaciones que la ley indica para ejecutivos en funciones y no vaya más allá. En el escrito de petición se recuerda el artículo 194 de la LOREG, según el cual los miembros de una corporación local en este contexto «en ningún caso» podrán adoptar «acuerdos para los que se requiera una mayoría cualificada».
Asimismo, se añade que la Junta Central Electoral insta a los mandatarios municipales en funciones a no adoptar «decisiones que puedan condicionar el futuro de la entidad», así como no hacerlo con «la labor de los nuevos concejales electos una vez que hayan tomado posesión de sus cargos». Entre ello se incluyen decisiones de «selección o provisión de puestos de trabajo con trascendencia organizativa».
Este sería, precisamente, una de las extralimitaciones en las que Ribó estaría incurriendo, ya que el Ayuntamiento de Valencia aprobó hace días con «premura» los tribunales para la oposición más numerosa del Consistorio, con una oferta de 559 plazas con la fórmula de concurso-oposición. Las principales centrales sindicales, es decir UGT, CSIF y el Sindicato Profesional de Policía Local y Bomberos (SPPLB) han puesto el grito en el cielo por haberlo hecho la misma semana electoral.
Es por eso que piden la suspensión inmediata de esos nombramientos que, además, se han hecho sin que en el Boletín Oficial del Estado (BOE) se hayan publicado las bases de la convocatoria, aspectos que les llevan a calificar todo el proceso como «algo inédito y sin precedentes».
En el mismo comunicado, las tres organizaciones sindicales creen que «muy probablemente» la entrada de un nuevo gobierno «conllevará una reorganización municipal, donde la Corporación entrante adaptará la organización a su programa de gobierno». En esta línea, argumentan que los nuevos dirigentes revisarán «todas las actuaciones puestas en marcha por el Gobierno cesado y que deban ejecutarse por el Gobierno entrante». Por tanto, insisten en que habría que desconvocar las oposiciones para evitar contextos de «suspicacia» y «desconfianza».
Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.

Aspecto de cómo ha quedado la calle Calixto III de Valencia tras las obras de la ‘supermanzana’.C.L.

La gestión de Ribó como si no fuera a abandonar el cargo en menos de diez días también se deja ver en una de líneas características de su ejecutoria, si no la que más, desde que se convirtió en alcalde en junio de 2015: anteponer la ideología a los intereses de los vecinos.
Un buen ejemplo puede ser el de la 'supermanzana' que el tándem Compromís-PSPV-PSOE diseñó junto a una de las grandes vías de la ciudad. Se trata de un proyecto que hunde sus raíces en la profunda ideologización del urbanismo y que cuenta con la generalizada oposición de los residentes. No es para menos, ya que tanto a ellos como a los comerciantes de la zona les han quitado cientos de plazas de aparcamiento.
Además, el asfalto ahora se ha convertido en una infinita sucesión de aspas naranjas y amarillas, maceteros, algún banco y unas pintorescas mesas de ping-pong para que los más jóvenes jueguen en un espacio supuestamente dedicado al descanso. Pese a todo ello, Ribó y sus ediles siguen con la tramitación de construir más 'supermanzanas' en otras zonas de Valencia, independientemente de que en las urnas hubo una clara enmienda a sus políticas urbanísticas.
Como es de prever, la organización que Catalá diseñará para sus cuatro años como alcaldesa variará notablemente respecto a la que ha tenido la izquierda durante ocho años. De esta manera, hará una reestructuración tanto de las concejalías como de empresas y organismos municipales. Pero como Ribó se mueve por criterios ideológicos ante todo, nada le ha impedido aprobar una partida de 100.000 euros para la creación de una oficina de coordinación con ONGs sin consultar ni siquiera a la próxima regidora.
Por tanto, Ribó abandonará su puesto el día 17 tal como llegó en junio de 2015 y se mantuvo en 2019: imponiendo su ideario, sin escuchar a los vecinos y teniendo entre ceja y ceja una Valencia irreconocible.
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