La vicepresidente Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, y Joan Baldoví dialoga en el Congreso de los Diputados.

La vicepresidenta Segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, y Joan Baldoví, en el Congreso de los DiputadosEUROPA PRESS

Comunidad Valenciana  Compromís, de erigirse «la voz valenciana en Madrid» a quedar eclipsado por las mareas, Podemos y Yolanda Díaz

El papel que la coalición nacionalista llevará a cabo dentro de Sumar será «muy menor» y le dejará un escaso margen de maniobra de cara a plantear reivindicaciones regionales como la financiación y el agua

Desde hace catorce meses, Compromís está viviendo situaciones inéditas hasta el momento en su no excesivamente larga pero sí intensa historia política. La primera piedra de este particular calvario fue la dimisión forzada de quien fuera la líder nacionalista y vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra. El motivo fue resultar imputada por, supuestamente, conocer los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años tutelada por su Consejería y no actuar al respecto. A partir de ese traumático momento, poco o nada le sale bien a la coalición.
El 28-M le supuso el primer golpe de realidad. No solo perdió gran parte de su poder territorial en ayuntamientos y diputaciones en la Comunidad, sino que también hicieron lo propio con el Gobierno autonómico, que desde hace dos semanas está en manos del Partido Popular y Vox. El papel que vaya a desarrollar Compromís en la legislatura que arranca el día 17 de este mismo mes es una total incógnita, pero lo que sí se sabe es que partirá desde una posición muy distinta a la que ha tenido hasta ahora.
En sus anteriores presencias en el Congreso de los Diputados, la representación nacionalista valenciana se ha reducido a un único escaño, el que consiguió Joan Baldoví. Unas veces desde el Grupo Mixto y otras integrado en el Grupo Plural, esta circunstancia llevó a Compromís a autoerigirse como «la voz valenciana» en Madrid. El 23 de julio la formación obtuvo tres asientos, aunque el panorama es notablemente diferente. Ahora no tendrá voz propia, sino que será una pieza más del complejo puzle que de por sí ya es Sumar, el partido de Yolanda Díaz.

Papel «muy menor y secundario»

Según fuentes del entorno de la izquierda consultadas conocedoras del funcionamiento de la Cámara Baja y de las negociaciones parlamentarias, el rol que tendrá que asumir Compromís será «muy menor» y «más que secundario», aspecto que explican: «Yolanda Díaz es la que asumirá, aunque esté en la bancada azul, todo el poder y el protagonismo de Sumar. Además, el núcleo duro del grupo será gente de su más estrecha confianza». A este respecto, prevén que el presidente de este -«si lo hubiera», su secretario general y los portavoces serán «caras reconocidas y que se puedan relacionar con la líder del partido».
Dicho con otras palabras, estas fuentes no ven viable que Compromís vaya a tener un protagonismo destacable en San Jerónimo: «Por fuerza de aportación política y de liderazgo autonómico no puede más que aspirar a una portavocía adjunta en el mejor de los casos y a algún papel de segunda en un par de comisiones parlamentarias». En este sentido, más allá del escaso número de escaños que aporta a Sumar, las fuentes apuntan otros dos motivos de peso para que los valencianos se diluyan y les pasen por delante las mareas, todas las personas del círculo de Díaz e incluso algún integrante de Unidas Podemos:
«El momento que está viviendo Compromís es el peor desde que los tres partidos que la integran decidieron unirse. Es una crisis con patas: sin poder político, sin líder, que estará sin visibilización en Madrid, con muy poca en Valencia y a quien le esperan al menos cuatro años inmensamente duros», señalan sin tapujos. De hecho, El Debate informó días atrás de que la elección de un senador por designación autonómica había supuesto una «voladura» -en palabras de su dirigente Carles Mulet- por las severas discrepancias entre Més e Iniciativa, las dos ‘familias’ más numerosas de Compromís.
La otra gran razón es nominativa. Si hasta hace unos meses la voz y la cara de la coalición valenciana en el Congreso era Joan Baldoví, desde el próximo el jueves su figura más representativa será Águeda Micó, desconocida por completo fuera de la Comunidad Valenciana y prácticamente igual dentro de los límites de la región: «No tienen nada que ver. Baldoví era y es un tipo curtido, se conocía a la perfección el Reglamento, sabía jugar sus cartas, a quién dirigirse en cada momento y saber decirle lo que quería y hasta donde quería. Aunque me puedo equivocar, a Micó el Congreso le va a quedar grande porque ha llegado como producto de una ola artificial que es Sumar y creo modestamente que no está preparada para lo complicada que es la política en Madrid», resalta el confidente.
Yolanda Díaz, antes de su entrada al mitin en Valencia.

Yolanda Díaz, junto a Águeda Micó, antes de su entrada al mitin que tuvo en Valencia de cara a las generalesC.L.

En cuanto al día a día de la legislatura, está por ver qué postura adoptará Compromís dentro de Sumar en lo relativo a las reivindicaciones valencianas. Así, por ejemplo, nadie sabe cómo, en una hipotética reforma del sistema de financiación autonómica, los nacionalistas conseguirían que la Comunidad pudiese recibir los fondos que le corresponden mientras, a la par, los partidos catalanes exigirán que sea Cataluña la que más beneficiada -de nuevo- tenga que salir del reparto regional.

Compromís y el independentismo

También entra en el terreno desconocido si Micó y sus dos compañeros darán la batalla con el tema del agua. Es decir, si reclamarán a Pedro Sánchez que revierta el recorte al trasvase Tajo-Segura y que se ponga del lado de los regantes del Levante español o si, por el contrario, optarán por el silencio y la implantación masiva de desaladoras frente a las costas de Alicante, Murcia y Almería.
Paradójicamente, donde menos dudas hay acerca de la ejecutoria de Compromís es en relación a las cesiones al independentismo catalán, con quien se ha mostrado en todo momento laxo cuando no mimético. El pesimismo viene a raíz tanto de su acción de Gobierno en la Generalitat y ayuntamientos valencianos como en el silencio cómplice de los último años en la capital de España. Sirva como ejemplo que ni Baldoví ni Micó protestaron ante la decisión del Ejecutivo central de que la práctica totalidad de los trenes de alta velocidad que cubren la ruta Valencia-Madrid dejasen de parar en Atocha y lo hiciesen en la estación de Chamartín.
Con el cambio, no es solo que el trayecto dura más, sino que los retrasos se acumulan, el nuevo destino está abarrotado y ahora por tanto se le unen decenas más de trenes repletos y no hay parada en Atocha. Todos estos inconvenientes tan sobrevenidos como sin justificación únicamente los padecen los valencianos, ya que ningún convoy procedente de Cataluña ha visto modificado su itinerario.
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