El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles, en Torrevieja

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles, en TorreviejaEl Debate / Europa Press

Alicante  Sánchez publicita como nueva la construcción en Torrevieja de una planta fotovoltaica aprobada en diciembre

El viaje de ida y vuelta en Falcon a la localidad alicantina, desde donde aleccionó sobre la lucha contra el cambio climático, quemó 1.700 litros de queroseno y emitió casi cinco toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera

Pedro Sánchez todavía no ha visitado la localidad gaditana de Barbate, donde hace unos días perdieron la vida dos guardias civiles a manos de un clan de narcotraficantes, sin embargo sí ha encontrado un hueco para volar hasta Torrevieja a presentar un proyecto que ya había anunciado hace casi dos meses: el de una planta fotovoltaica para abastecer de energía a la planta desalinizadora de Acuamed.
Que no haya ofrecido absolutamente ningún detalle añadido no ha impedido que los principales medios de comunicación de la Comunidad Valenciana hayan dado la noticia justo en los términos pretendidos por el líder del Ejecutivo. Esto es, con el «anuncio» de la planta fotovoltaica que, además, servirá «para abaratar el agua».
Y eso que el contenido de la nota de prensa emitida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico el 21 de diciembre de 2023 y lo expuesto por el presidente del Gobierno en el municipio alicantino este miércoles solo se diferencia en el pretexto, marcado por la agenda política y mediática.
Así, si a finales de año, con la factura de las luz por las nubes, la obra iba a ayudar a mitigar «en gran medida el incremento de los precios en los mercados eléctricos», ahora, con el debate sobre la sequía encima de la mesa y en plena movilización de los trabajadores del campo, la ampliación de la desalinizadora y la construcción del parque fotovoltaico ayudará a «garantizar el abastecimiento para el consumo de agua humano y para el regadío».
Eso y la «sostenibilidad» medioambiental frente a «los mercaderes de la duda climática», porque la intervención ante los medios –sin preguntas– se centró en buena parte en los pasos dados por el Gobierno en la lucha contra el cambio climático desde que el secretario general del PSOE llegó al Palacio de la Moncloa. Un discurso radicalmente opuesto a los hechos; los de la huella climática dejada por el líder del Ejecutivo para poder pronunciarlo.

Como 3.872 horas circulando en coche

Entre la ida y la vuelta desde Madrid hasta la base de San Javier, en Murcia, el vuelo de Sánchez en Falcón ha supuesto la quema de 700 litros de queroseno y la emisión de 4,7 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera; o lo que es lo mismo, el equivalente a 3.872 horas circulando en coche, según los cálculos de la web de rastreo Falcon Despega.
El presidente del Gobierno, a diferencia de la nota de prensa de diciembre, donde se recalcaba que las medidas que se llevarán a cabo en Torrevieja «dotarán de mayor estabilidad y garantía a los regantes vinculados al trasvase Tajo-Segura», en esta ocasión no ha mencionado este asunto, como le ha afeado el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, a quien no ha invitado a la visita.
En una declaración institucional, el dirigente alicantino ha criticado que Sánchez visite el sur de la provincia de Alicante «sin decir una sola palabra del trasvase Tajo-Segura» y ha tildado de «error ecológico, económico, energético y de solidaridad» el abordar la planificación hidrográfica en base exclusivamente a la desalinización. «La desalinización masiva va a acabar siendo el problema más grave que tenemos en España con el agua», ha advertido el jefe del Consell, quien ha afirmado a que el presidente del Gobierno «vive en el error de pensar que el agua de España no es de todos».
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