El expresidente de la Generalitat Ximo Puig, en el Senado

El expresidente de la Generalitat Ximo Puig, en el SenadoDiego Radamés / Europa Press

El raquítico balance de Puig en el Senado: una sola intervención en seis meses y silencio con la amnistía

El recién nombrado embajador de España ante la OCDE solo ha subido en una ocasión a la tribuna de oradores, en la que se encargó de defender la quita de deuda a Cataluña defendida por Sánchez y Puigdemont

Cuando un jugador que ha marcado una época en un equipo de fútol y se retira suele disfrutar de una gran despedida en su estadio, rodeado de su familia, compañeros y todos los trofeos que ha conquistado defendiendo esos colores. Más simbólicos son en la NBA, que a los iconos los respectivos equipos retiran los dorsales del ya jubilado. Sin embargo, el expresidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig no ha gozado de ninguno de esos gestos en el Senado, del que ya no forma parte.
A la Cámara Alta llegó en julio y, siguiendo el símil deportivo, de rebote, ya que fue designado parlamentario por designación de las Cortes Valencianas. Ahora, el nuevo embajador de España ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tiene otras prioridades. Entre ellas, probablemente no estará la de recopilar toda su labor allí, ya que ha sido cuanto menos raquítica.
Nombrado senador en el pasado mes de julio, el Hemiciclo territorial echó a andar a mediados de agosto, una vez se constituyeron las Cortes. A partir de ahí, poco más. De hecho, su trayectoria en su nuevo escaño se reduce a una única intervención. Una, a pesar de tratarse de alguien de tanto peso como un expresidente de una comunidad autónoma como es la valenciana. Que el Gobierno haya estado en funciones es verdad que le ha evitado ser más locuaz, pero tampoco es que él haya hecho mucho por serlo.

«Comiendo pipas en un parque»

En concreto, subió a la tribuna de oradores el 20 de diciembre. Lo hizo en calidad de vocal de la Comisión de las Comunidades Autónomas y en su discurso no dudó en defender al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su afán por condonar 15.000 millones de euros de deuda a Cataluña y en su apertura a negociar un nuevo sistema de financiación a la carta pactado con Carles Puigdemont y Pere Aragonès.
«Respecto a la condonación de la deuda, nosotros estamos de acuerdo. Va a ser para todas las comunidades autónomas con dos criterios que son evidentes: la infrafinanciación y superar todas las consecuencias de la pandemia. Por lo tanto, claro que sí a la condonación», dijo un Puig que evitó por todos los medios detallar cuánto se le perdonaría a cada región cuando el Ejecutivo al que defendía ya tenía firmado con sus socios una cantidad concreta para Cataluña.
Lo mencionado y críticas al Partido Popular y al Consell presidido por Carlos Mazón. Ese es el legado del castellonense en la Cámara Alta. Habría habido algo más, pero él mismo se encargó de que no fuera posible. En octubre, cuando Sánchez rubricó con Junts per Catalunya el acuerdo investidura, los presidentes autonómicos fueron convocados a un pleno extraordinario en el Senado para tratar dicho asunto.
Ximo Puig, en la sede del PSPV-PSOE, en Valencia

Ximo Puig, en la sede del PSPV-PSOE, en ValenciaMorell / EFE

Naturalmente, a la sesión acudió Mazón. En un principio, estaba previsto que Puig interviniera, dado que era el vocal del Partido Socialista en la Comisión del ramo, pero hubo un giro inesperado de guion a última hora y el ahora embajador nacional ante la OCDE prefirió mantenerse callado en su escaño y no expresar su postura ante el perdón masificado al independentismo por parte de Sánchez. Éste aún estaba en funciones, buscaba apoyos parlamentarios y Puig esperaba ansioso la cartera de Política Territorial.
Preguntada por la labor del expresidente regional, la senadora del PP Eva Ortiz define el papel del todavía secretario general del PSPV-PSOE en el Senado: «Prácticamente no ha estado. Con suerte ha ido a votar», señala. Aunque reconoce que «tampoco le ha dado mucho tiempo» debido a la compleja situación política de España desde el pasado 28-M, la alicantina insiste en que no ha hecho «nada de nada». «Lo mismo daba que estuviera allí que comiendo pipas en el banco de un parque», subraya.
En términos económicos, la trayectoria del expresidente de la Generalitat por su ya pasado emplazamiento no le ha salido mal. Habiendo estado seis meses, entre sueldo base, indemnización y el plus por presidir la Comisión de Presupuestos (la única en poder del PSOE), en total habría percibido un total aproximado de 34.660 euros, una cantidad nada nimia para el trabajo, al menos ante la opinión pública, desempeñado.
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