
Pilar Bernabé y Diana Morant, llegando a un acto del PSPV-PSOE en Valencia
El cierre en falso del Congreso del PSOE en Valencia agrava su crisis interna y pone en un brete a Bernabé y Morant
El auge de la delegada del Gobierno y el frenazo mediático y político de la ministra de Ciencia ahondan en una situación más que problemática para el socialismo en la Comunidad
Una frase más que extendida entre analistas e historiadores es aquella que asegura que la izquierda es «cainita». Sin entrar qué grado de ese rasgo es verdad y cuánto se queda corto, lo cierto es que el PSOE en la Comunidad Valenciana bien podría dar alguna que otra lección en lo que luchas intestinas se refiere. Esta circunstancia, además, se continúa dando con especial ahínco desde que Ximo Puig perdió la presidencia de la Generalitat y que, del mismo modo, los socialistas salieran de no pocas instituciones en las que gobernaban entre 2015 y 2023.
La última muestra de lo explicado se pudo ver días atrás cuando una entusiasta delegada del Gobierno en la región, Pilar Bernabé, fue proclamada, a la búlgara, todo hay que decirlo, como la nueva líder del PSPV en la capital del Turia y, en consecuencia, futura candidata de la formación a la alcaldía, en la actualidad en manos de la 'popular' María José Catalá. En su entronización no faltó música, elogios y aplausos como si no hubiera un mañana.
Morant, la pieza más débil
Ahora bien, muchos de los mostraban una sonrisa de oreja a oreja igual no son, como se suele decir, de la cuerda de la delegada. Pero, por si no fuera suficiente, tampoco de la secretaria general del partido en su ámbito regional, es decir, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Si el papel todo lo soporta, qué será de las fotos y los actos orgánicos.
Lo cierto es que la exalcaldesa de Gandía, aupada tanto en Madrid como en la Comunidad a sus múltiples responsabilidades gracias a Pedro Sánchez y su estrategia política, cerró en falso el Congreso de los suyos en la provincia de Valencia en falso, como el jugador de fútbol que, pese a haberse lesionado, se empecina en volver al terreno de juego solo por contentar a la parroquia a cambio de perjudicar a su equipo.

(Foto de ARCHIVO) La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, en una imagen de archivo
Resulta evidente que Morant tiene su hoja ruta. Lo malo, siempre hablando en lo meramente interno, es que también cuentan con un plan Bernabé y, como no hay dos sin tres, el líder del PSPV en la provincia, Carlos Fernández Bielsa. Es más, nadie puede asegurar que esas líneas trazas por uno y otros sean paralelas y que, quizás pronto que tarde, alguna de ellas se tuerza y entre en las aspiraciones de Morant.
De hecho, no es descabellado afirmar que la ministra, de manera paradójica, es la pieza más débil y endeble de todas las que componen el siempre enrevesado liderazgo del socialismo valenciano. Su máximo aval es el de un jefe de filas a quien solo un sociólogo de parte le da vencedor en unas eventuales elecciones generales y, para colmo, ni su popularidad ni su respuesta política ante la dana están siendo agradecidas por castellonenses, valencianos y alicantinos.
En cuanto a Bernabé, aunque un dedo del inquilino del Palacio de La Moncloa le haya colocado donde está por partida triple y el otro le sirva para callar la falsificación de su currículum como plato principal del menú, al menos sí ha sabido tejerse una cierta imagen pública de la que carece Morant.
En este sentido, Fernández Bielsa es el único de esa terna que, y no es poco en épocas del sanchismo, se ha sometido a la voluntad de los militantes y, a mayor abundamiento, ha vencido al candidato oficialista apoyado y promocionado por la titular de Ciencia y Sánchez. En suma, ni lo regional, ni en lo provincial ni en lo cal en Valencia las aguas socialistas bajan calmadas. Todo lo contrario: Morant trató de echarle agua al vino, pero, entiéndase la metáfora, alguno podría confundir el color del tinto con el de la sangre.