Imagen de archivo tomada en una terraza de Valencia
Se va sin tomar nada de un bar de Valencia porque le atienden en español y trata de hundir su reputación: «¿No entiendes ninguna palabra?»
El que fuera fugaz ministro de Cultura en el primer gabinete que conformó Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras la moción de censura contra Mariano Rajoy, Màxim Huerta, afirmó que cuando fue al Palacio de la Moncloa para presentarle la dimisión su jefe de filas, éste, falto total de empatía alguna, le preguntó cómo creía que iba a pasar a la Historia. Visto lo visto y viendo lo que está pasando, quedará en el recuerdo por muchas cosas. Una de ellas es lo referido a lo lingüístico.
El socialista, rehén de los que por voluntad propia son sus socios indispensables en el Congreso de los Diputados para mantenerse en el poder, cedió a que en la Cámara Baja se utilicen pinganillos para que independentistas catalanes, vascos y gallegos hablen en sus respectivas lenguas regionales. Patada al español, esa lengua denostada que hablan más de 500 millones de personas y en la que negocian, salvo que se diga lo contrario, el propio Sánchez con Puigdemont, Otegi y tantos otros. 17 millones de euros 'a escote'.
Pero, y era cuestión, de tiempo, si en el ámbito institucional esa actitud despreciativa se da sin mayor consecuencia, cómo no iba a darse a pie de calle. En este sentido, días atrás se dio el caso en Valencia. En el bar Que Més Cafetería Burjassot, un cliente se quejó y puso una reseña negativa en una conocida plataforma de Internet porque, según el comensal, el camarero que le atendió le habló en español y no en valenciano, la lengua en la que el usuario le había hablado.
Respuesta del negocio
En concreto, el comentario fue el siguiente: «No pude tomar nada porque la persona atendiendo no podía entender en valenciano un café solo y un croissant'. Cuando le pregunto '¿no entiendes una sola palabra?', hacía que 'no' con la cabeza. Por cierto, tiene dos faltas de ortografía en el nombre. «¿Qué Más?» sería correcto.
La respuesta del negocio no se ha hecho esperar y la cuenta en la red social X del bar no se ha quedado callado. Se podría decir que si el intolerante cliente fue a por «un café solo y un croissant», se fue del establecimiento y, aunque no pidió lana, salió trasquilado:
«Realmente, creo que la reseña está totalmente fuera de lugar, cuando debe ver que la persona que trabaja no es de origen español. Además, para su información, los dueños y varias empleadas sí hablan valenciano, que en muy pocas cafeterías de hoy en día lo puede encontrar», apunta. Pero continúa: «Por otro lado, y a su corrección, no hay ninguna falta de ortografía, puesto que llevaría acento si el nombre fuese en forma de pregunta y no es así, por lo que está correctamente escrito, dado que el nombre es Que Més Cafetería. Muchas gracias por su colaboración», se despide.
A tenor del pedido, sería para desayunar o merendar. Si fuera lo segundo, el cliente bien podría haber coincidido con Sánchez, merendando a eso de las 17, la hora en la que al presidente del Gobierno le suena el estómago en plena rueda de prensa sobre la corrupción en su partido. A uno no le gusta Burjassot y al otro tampoco Paiporta. Pueden quedar en punto intermedio. Hambre e ideología no es el mejor de los maridajes.
De esta polémica se ha hecho eco el influencer valenciano y famoso en toda España Jesús Soriano, más conocido en X como @soycamarero. De hecho, El Debate le entrevistó con motivo de las restricciones que entran en vigor en 2026 en el sector de la hostelería y que supondrán más trabajo para los restaurantes y problemas de higiene para los comensales. Sobre lo descrito, es claro: «¿No pudiste o no quisiste?».