Castillo de Morella, Castellón

Imagen de archivo del castillo de Morella, CastellónAyuntamiento de Morella

Los pueblos medievales que siguen en pie en la Comunidad Valenciana: turismo más allá del sol y playa

Enclaves, callejuelas empredadas y paisajes sobrecogedores: un viaje a la Edad Media sin salir del siglo XXI

hay turismo de calidad en la Comunidad Valenciana más allá del clásico modelo del sol y playa. En un mundo donde las prisas han devorado el silencio y el paisaje urbano, todavía quedan lugares capaces de detener el tiempo. La Comunidad Valenciana conserva auténticos escenarios medievales que, lejos de ser solo postales para turistas, son fragmentos vivos de una historia que se resiste a desaparecer. Castellón, Valencia y Alicante guardan entre sus montañas, valles y roquedos pequeños pueblos que parecen haber hecho un pacto con el pasado. Un viaje a estos enclaves no es solo una escapada: es una inmersión en siglos de historia, arquitectura y tradición.

A continuación, recorremos cinco joyas que relucen con luz propia en el mapa valenciano: Culla, Játiva, Chulilla, Guadalest y Morella. Cada uno con su carácter, con sus leyendas y con esa capacidad única de seducir al viajero que busca algo más que paisajes bonitos: busca alma, busca historia.

Culla (Castellón)

Situado en el interior de la comarca del Alto Maestrazgo, Culla conserva uno de los conjuntos urbanos medievales más destacados de Castellón. Su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, mantiene intacta la trama de origen árabe, con viviendas de piedra, calles irregulares y restos del antiguo castillo. Elementos como el Granero del Comendador o la iglesia del Salvador completan un perfil arquitectónico que remite directamente al siglo XIII.

Más allá del núcleo urbano, el entorno natural refuerza su atractivo. La proximidad del Parc Miner del Maestrat permite al visitante explorar antiguas minas restauradas con fines culturales, mientras que la gastronomía local, con platos como la olla del Maestrat o la «coca celestial», aporta una dimensión más al recorrido por esta localidad de apenas 500 habitantes.

Xàtiva (Valencia)

Xàtiva es una ciudad marcada por su historia, que se proyecta con fuerza en su castillo. Esta doble fortaleza, situada en la ladera del monte Vernissa, ofrece una panorámica estratégica que explica su importancia militar durante siglos. Fue sede episcopal visigoda, foco cultural en época andalusí y cuna de figuras clave como el pintor José de Ribera o los papas Borja.

El centro histórico, protegido como Conjunto Histórico-Artístico, conserva un notable patrimonio civil y religioso. Iglesias, palacios, conventos y fuentes se integran en un trazado urbano que mantiene la identidad de sus distintas etapas. La memoria colectiva, reflejada incluso en pequeños gestos como el retrato invertido de Felipe V, convierte a Xàtiva en un símbolo de resistencia y continuidad.

Chulilla (Valencia)

Chulilla es uno de esos pueblos que sorprenden por su ubicación. Se encuentra entre cañones y paredes rocosas, junto al curso del río Turia, lo que le da un paisaje espectacular. Su castillo, situado en lo alto, domina un conjunto de casas blancas que se agrupan en calles estrechas y empinadas, conservando la esencia de su origen medieval.

Además del encanto de su núcleo histórico, Chulilla es muy conocida por sus rutas naturales. La más famosa es la de los Puentes Colgantes, que cruza el cañón del Turia y atrae cada año a miles de senderistas. También destaca el Charco Azul, un remanso de agua rodeado de naturaleza. Historia y paisaje se mezclan en este pequeño pueblo del interior de Valencia, ideal para desconectar y descubrir otra cara de la comunidad.

Guadalest (Alicante)

Guadalest no se entiende sin su paisaje. Encaramado a una peña a casi 600 metros de altitud, este pequeño pueblo alicantino desafía la lógica urbanística y se funde con la roca que lo sostiene. Su acceso principal, a través de un túnel horadado en la montaña, ya anticipa que lo que hay detrás no es común. El castillo de San José corona el perfil del pueblo, rodeado de calles estrechas y casas señoriales que aún conservan el alma de siglos pasados.

Además de su valor patrimonial, el municipio ofrece una notable actividad cultural. Espacios como la Casa Orduña, antigua residencia nobiliaria, y una serie de museos singulares, dedicados a miniaturas, belenes o utensilios domésticos, completan una visita que aúna tradición, curiosidad y belleza escénica. Las vistas al valle y al embalse contribuyen a su imagen icónica.

Morella (Castellón)

Rodeada por más de dos kilómetros de muralla y presidida por una fortaleza que se alza sobre un cerro, Morella constituye uno de los referentes medievales más importantes de la Comunidad Valenciana. Su posición estratégica y su conservación le otorgan una presencia imponente, visible desde varios kilómetros antes de acceder al casco urbano.

La riqueza monumental de Morella se expresa tanto en el recinto amurallado como en la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor, una obra gótica de gran valor artístico. El tejido urbano, repleto de soportales, portales defensivos y viviendas tradicionales, conserva el espíritu de siglos pasados. A ello se suma una intensa vida cultural y festiva que refuerza su papel como núcleo histórico activo en pleno siglo XXI.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas