Un agente de la Policía Nacional, en una imagen de archivo
Detenido en Valencia un senegalés por secuestrar dos días a su exnovia, atarla a la cama y amenazarla con un cuchillo
En la capital levantina se han producido tres sucesos de raptos a mujeres en los últimos días
Un senegalés de 39 años ha sido detenido en la ciudad de Valencia por agentes de la Policía Nacional por, supuestamente, secuestrar a su expareja. Según la sucesión de los hechos, el acusado amordazó a la víctima y la ató de pies y manos con bridas. Además, cuando llegaban las noches, le ataba a la pata de la cama del domicilio en el que estaba raptada para evitar que pudiera escapar de su cautiverio.
Al parecer, la intención del retenido era convencer a su antigua pareja para que ella volviera con él y, por tanto, que ambos retomaran su relación sentimental. Durante el suceso, el sospechoso también amenazaba a la chica, llegando, incluso, a amenazarle de muerte con un chuchillo.
Este caso no ha sido el único sobre los que tanto la Policía Nacional como los juzgados han tenido que actuar en la capital levantina durante los últimos días. De hecho, el suceso previo tiene muchas similitudes con otros dos acaecidos prácticamente de forma simultánea.
De uno de ellos dio cuenta al propio Cuerpo el pasado lunes una mujer descalza, que acudió a una comisaría visiblemente afectada para relatar que había podido escapar del piso en el que su expareja le tenía secuestrada. Todo ocurrió cuando el hombre le invitó a su casa para comer simplemente para hablar. Ella accedió, dado que no sospechó de nada raro al respecto. Sin embargo, tan pronto ella le dijo que tras el almuerzo se tenía que ir a trabajar, la actitud del acusado cambió completamente.
La secuestra pero no denuncia
Fue entonces cuando la encerró en una habitación bajo llave, prohibiéndole salir de ahí, quitándole el teléfono móvil, las tarjetas bancarias, la ropa y amenazándole con un cuchillo si no volvían a estar juntos. De hecho, le obligó a llamar a su jefe para comunicarle que no iba a acudir a su puesto de trabajo.
A la mañana siguiente, el presunto secuestrador salió a por comida, pero previamente ató a la mujer de pies y manos con bridas y la amordazó. Ni siquiera para darle de comer la soltaba. Tan solo por las noches la desataba de una mano y en la otra le ponía una cuerda más larga. Esa era la postura en la que dormía. Afortunadamente, aprovechando un momento en que el raptor no estaba en casa, la mujer se liberó y acudió a la Policía para denunciar. El acusado pasó a disposición judicial y posteriormente quedó en libertad con cargos de malos tratos en el ámbito de violencia de género.
El tercer caso tiene como protagonista a un boliviano de 47 años residente en Valencia. Este encerró a su pareja bajo llave en su casa después de enzarzarse en una discusión. En el transcurso de la pelea, una vecina alertó a la Policía Local de que estaba escuchando golpes y gritos. A la par, la víctima se estaba asomando a una ventana pidiendo ayuda a quien pudiera oírle. Tras personarse en el domicilio, el hombre les dijo a los agentes que no podía abrir porque no encontraba la llave. No obstante, tras advertirle de que si no cambiaba su actitud la puerta la abrirían los bomberos, accedió a abrirles.
Una vez dentro del inmueble, el boliviano dijo a los policías que la preja llevaba ocho años de relación en los que cuando él bebía alcohol, solía agredir a la mujer, por lo que eran muchas las noches en las que se quedaba a dormir en el rellano o en la calle hasta que se le pasaran los efectos de la borrachera.
En cuanto a los hechos, ese día le quitó el móvil a su pareja y le agarró del cuello para posteriormente encerrarla con llave en una estancia del piso. Ella, temiendo por su vida, y viendo que no había posibilidad alguna de escapar del lugar, comenzó a gritar pidiendo auxilio. Sin embargo, y pese a todo lo vivido y que su pareja terminó detenido, la víctima no presentó ninguna denuncia contra él.