Imagen de la valenciana Noah Higón.
Noah Higón, tras salir del hospital: «Toca seguir después del desastre y pensar en cómo continuar»
Casi una semana ha estado Noah Higón ingresada en el Hospital La Fe de Valencia. La valenciana ha compartido su estancia diariamente a través de las redes sociales, compartiendo tanto imágenes como reflexiones con respecto a la carga emocional y física de padecer siete enfermedades raras a la vez. Una vez fuera del centro hospitalario ha escrito: «Toca seguir después del desastre y pensar en cómo continuar».
Noah Higón se ha hecho conocida por hacer de las redes sociales un compendio de cómo sobrevivir a una situación médica compleja. Ya no es que su estado de salud sea eternamente frágil, sino que en cualquier momento puede tener una crisis por cualquier de las enfermedades que padece o por complicaciones derivadas.
Ella no esconde sus ingresos hospitalarios, su privacidad se reduce a lo que ocurre presencialmente en la blanca habitación del hospital. Obviamente no cuenta todo ni se abre a relatar todos sus pensamientos, pero sí deja reflexiones que evidencian por dónde van sus sentimientos.
La semana pasada pasó de estar de viaje en Milán y ver la Fórmula 1 en Monza a tener que ingresar por urgencia y ser operada hasta en tres ocasiones. En ningún momento escribió exactamente qué le ocurría, pero relató estar en la UCI y la dureza de la situación médica que vivía.
Pero este martes ha llegado una foto en color, una imagen diferente. Ya no era mostrar la vida dentro de una habitación, sino los exteriores de LaFe y cogerse de la mano de su madre, compañía inseparable durante el ingreso. Eso sí, no todo es alegría. Cuando un paciente sale convaleciente del hospital las secuelas siguen.
«De momento me dejan salir a ver la luz del sol, me duelen hasta las pestañas y aunque nada haya salido como pensábamos, toca seguir después del desastre y pensar en cómo continuar», ha escrito la valenciana Noah Higón en sus redes sociales.
La joven también ha compartido que «ahora necesito descansar (aunque esta palabra en mí pierde significado, ya me conocéis) y coger fuerzas», al tiempo que muestra una imagen de cómo ha quedado su tripa por los diferentes pinchazos de la medicación para evitar los trombos durante el ingreso hospitalario.
Sin duda la reflexión más dura, la que intenta que la alegría siga su cauce y no distorsione la realidad, llega al final: «El cuerpo aguanta, el mío ahora mismo se ha declarado en huelga y con derecho de admisión».