Imagen de archivo de basura acumulada en contenedores de un barrio de ValenciaEuropa Press

Valencia multará con 1.500 euros tirar una colilla o un chicle al suelo

El Ayuntamiento modifica la Ordenanza de Limpieza para endurecer las sanciones

La ciudad de Valencia se prepara para endurecer su normativa de limpieza con un incremento significativo de las sanciones dirigidas a frenar los comportamientos incívicos en el espacio público. La Junta de Gobierno Local ha dado luz verde al inicio del proceso para reformar la Ordenanza de Limpieza, un cambio que elevará las multas hasta los 3.000 euros en los supuestos más graves y que introduce nuevas obligaciones y prohibiciones relacionadas con el uso de la vía pública.

Entre los comportamientos que pasan a estar más duramente castigados figura el abandono de bolsas de residuos fuera de los contenedores o en cualquier punto de la vía pública, una acción que podrá considerarse muy grave. También se elevan las sanciones por tirar pequeños desechos como colillas, chicles o papeles, que se tipifican como infracción grave. Situar residuos domésticos, comerciales o voluminosos en papeleras, o dejar en la calle escombros, palés o restos industriales sin autorización, formará parte del grupo de infracciones más severamente penalizadas. Asimismo, no retirar restos de obra cuando provoquen daños en el entorno se incluirá entre las faltas graves.

El Ayuntamiento justifica la reforma en la necesidad de reforzar la salubridad y el cuidado del paisaje urbano. El concejal de Limpieza y Recogida de Residuos, Carlos Mundina, sostiene que la actualización busca concienciar sobre el respeto al entorno y recuerda que la calle es un espacio «compartido» cuya imagen depende del comportamiento de la ciudadanía. La propuesta revisa el catálogo de infracciones, añade nuevas conductas sancionables y amplía los márgenes económicos de las multas según la gravedad del hecho, que puede ser leve, grave o muy grave, con importes que oscilan entre los 0 y los 3.000 euros.

La modificación de la ordenanza incorpora además medidas para frenar conductas directamente vinculadas con la falta de higiene en la vía pública. Escupir u orinar en la calle se castigará como infracción muy grave, con multas de hasta 3.000 euros, el mismo tramo sancionador que se aplicará a quienes realicen pintadas o grafitis sobre elementos protegidos del patrimonio local.

Los dueños de animales también verán reforzadas sus obligaciones, ya que deberán recoger los excrementos de sus mascotas y limpiar los orines. El incumplimiento de este punto se considerará infracción grave. El texto actualizado insiste igualmente en la necesidad de separar los residuos en origen y prohíbe manipular, mover o extraer residuos de los contenedores sin permiso.

En el ámbito comercial, la reforma afecta especialmente a los negocios ubicados en zonas donde existe el servicio municipal de recogida puerta a puerta. Estos establecimientos estarán obligados a utilizarlo y, si depositan residuos en los contenedores de la calle, podrán enfrentarse a sanciones graves. En caso de renunciar al servicio, deberán contratar un gestor autorizado. Los comercios adheridos deberán además plegar y almacenar sus residuos de papel y cartón hasta el momento de la recogida marcada por el Ayuntamiento.

La iniciativa, sin embargo, no ha contado con el respaldo unánime en el consistorio. Desde Compromís, el concejal Sergi Campillo ha criticado que el gobierno municipal opte por «freír a multas» a la ciudadanía en lugar de incentivar a quienes reciclan correctamente. Campillo asegura que su grupo ha planteado en varias ocasiones bonificaciones en la tasa de residuos para los vecinos que gestionan bien sus desechos, pero denuncia que el equipo de gobierno se ha negado a contemplarlo. Según el edil, una política de residuos que no premie las buenas prácticas está destinada «al fracaso más absoluto».