Vista desde arriba de la intervención de Feijóo en Valencia

Vista desde arriba de la intervención de Feijóo en Valencia

Valencia clama contra las cesiones a los separatistas: «No podemos vender una parte de España por un sillón»

Una multitud ha rebosado la céntrica plaza de los Fueros para respaldar al Partido Popular en su denuncia ante los pactos de Sánchez con los partidos independentistas

Casi una hora antes de que comenzase el acto del PP en defensa de la igualdad entre los españoles y contra las cesiones de Pedro Sánchez a los independentistas, muchos ya se temían que el escenario elegido, la céntrica plaza de los Fueros, en Valencia, se iba a quedar pequeño.
Muy pequeño. Miles de personas ya se apostaban en ese lugar y en las calles adyacentes mientras sonaban las melodías de Barbie Girl, de Aqua, Uno más uno son siete, de Fran Perea, o La Gozadera, de Gente de Zona. Los manifestantes bailaban en el centro de la plaza, junto al escenario, mientras ondeaban banderas del PP, de la Comunidad Valenciana y, especialmente, españolas.
Algún que otro vendedor ambulante de procedencia asiática trataba de hacer su agosto en pleno noviembre en la cercana calle Náquera, que al igual que Serrans o Roteros estaba ya hasta los topes desde mucho antes de que tomasen la palabra la alcaldesa de la ciudad levantina, María José Catalá, el presidente autonómico, Carlos Mazón, y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Vista aérea del multitudinario acto del PP en Valencia

Vista aérea del multitudinario acto del PP en ValenciaEFE / Tarek

Los acordes de guitarra de la versión rock del himno de los 'populares' llamaban a los simpatizantes a pocos minutos de que sonasen las campanas de la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados dando las 12. El trasiego de transeúntes proseguía por las calles aledañas una vez pasado el mediodía, cuando iba a dar comienzo el mitin, que lo hizo finalmente con algunos minutos de retraso.
En la calle Náquera, a bastante distancia de las Torres de Serranos, bajo las cuales se iban a producir las intervenciones, estaban Ricardo e Inmaculada, un matrimonio de lectores de El Debate que había venido desde Castellón con ánimo más reivindicativo que jolgorioso. «Podían hacerlo todos los domingos o día sí, día no, para que este hombre –en referencia al presidente del Gobierno en funciones– se baje del burro», pedía ella mientras él asentía.
Para la pareja de jubilados –la media de edad de los manifestantes era principalmente avanzada, aunque también había jóvenes y familias–, la condonación de la deuda de Cataluña con el Estado a través del Fondo de Liquidez Autonómica es «otro atraco más y otra bajada de pantalones del Gobierno de una parte de España; porque estos van contra la otra España».
Una opinión igual de crítica respecto a los pactos de Sánchez sostenía el valenciano Juan, también jubilado. «España tiene que estar unida. No podemos vender una parte por un sillón. No tenemos que ser egoístas, debemos pensar en lo que es y ha sido España», reclamaba, antes de responder qué es lo que le había llevado a participar en este acto: «Es mi granito de arena. Que se note que somos gente que no estamos de acuerdo en que no hay derecho de que con un puñado de votos gobiernen los independentistas. Está mal hecha la ley electoral».
Según este señor, entre la multitud allí congregada no había solo votantes o simpatizantes del PP. «Te diría que hay gente del PSOE que está aquí», aventuraba. Lo que sí había seguro eran personas cuyo origen no era español, pero que amaban a España como los que más. Era el caso de María Eugenia y Albina, dos señoras bolivianas ya jubiladas que llevan en nuestro país «más de 50 años» y que habían conseguido un lugar privilegiado para poder seguir el mitin: un macetero a la sombra.
«Estamos aquí para que no destrocen España. España tiene que seguir unida. Este señor, por llamarlo de alguna manera –de nuevo en alusión al también secretario general del PSOE–, quiere convertir esto en una república bolivariana. No queremos comunismo en España. Muchos hispanoamericanos han venido a España huyendo del comunismo. Y los catalanes, si quieren, que pongan un muro, pero que no quieran separarse de España mientras viven a costa de los españoles», señalaba María Eugenia. «Yo estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho», precisaba Albina.
Una mujer porta un cartel contra las pretensiones de Sánchez

Una mujer porta un cartel contra las pretensiones de SánchezDaniel Martín

Caminando por la calle Zapateros, un hombre comentaba que «esto lo tenían que haber hecho en la plaza del Ayuntamiento» –mucho mayor–, ante la marabunta de gente que trataba de conseguir un hueco desde donde poder ver y escuchar con atención lo que decían los líderes del PP. Por aquella zona estaban tres mujeres jóvenes. Una de ellas, Mónica, sostenía un cartel en el que se podía leer: «Sánchez, lunático, no toques nuestra democracia».
Y así lo explicaba esta valenciana: «La amnistía me parece un ataque a la democracia. Han cruzado una línea roja con esto que va a cambiar el panorama del país. Es un mercadeo de votos por los intereses de una persona que modifica todas las condiciones del país. Esto no ha ocurrido nunca». Mónica, como sospechaba Juan, no votaba a los 'populares', aunque, a tenor de sus palabras, difícilmente se podría pensar que su papeleta fuese la de los socialistas.
«Yo no soy del PP, para nada. Hay otras manifestaciones convocadas hoy, pero he venido a esta por ser la más multitudinaria. Estamos defendiendo todos la misma causa», indicaba. Mientras, Feijóo, Mazón y Catalá clamaban contra los planes de Sánchez y la multitud coreaba lemas como «No a la amnistía», «Puigdemont a prisión» o «Yo soy español, español, español...».
El acto finalizaba alrededor de la una de la tarde con el himno de la Comunidad Valenciana, el de España y esa versión rock del de los 'populares' que trataba de insuflar ánimo en una parte de la sociedad española que últimamente no está para muchas fiestas.
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