Manuel Pablo persigue a Seedorf en la memorable eliminatoria de Champions contra el Milan en 2004

Manuel Pablo persigue a Seedorf en la memorable eliminatoria de Champions contra el Milan en 2004EFE

Cuando el fútbol gallego dominó Europa y Deportivo y Celta triunfaron en la Champions

La historia de como los dos principales equipos de Galicia estaban en los primeros puestos de Primera División y brillaban en el fútbol europeo

El 25 de febrero de 2004, hace ahora ya dos décadas, 28.000 espectadores abarrotaron el estadio de Riazor un frío miércoles invernal para ver a su equipo, el Deportivo, batir a la Juventus de Turín en un encuentro –otro más– para el recuerdo de miles de aficionados que llevaban años viendo a su equipo codearse y tutear con la más absoluta élite europea.
24 horas antes a pocos kilómetros de La Coruña, en Vigo, el Celta recibía al Arsenal en esa ida de los octavos de final de una Champions que juntó a dos equipos gallegos entre los 16 mejores del continente. Pese a la derrota final, un apretado 2-3, el conjunto vigués puso contra las cuerdas al todopoderoso Arsenal de Arséne Wenger y Thierry Henry, que ese mismo año vencería la Premier League con el increíble récord de no perder ningún partido por el camino. Algo que nadie ha conseguido replicar.
Luccin intenta taponar a Henry durante el partido que el Celta disputó contra el Arsenal en Balaídos. Era la Champions 2003-2004

Luccin intenta taponar a Henry durante el partido que el Celta disputó contra el Arsenal en Balaídos. Era la Champions 2003-2004EFE

20 años después de eso, el tiempo, inexorable, ha hecho mella. Contar a un joven aficionado del Deportivo que ha crecido viendo a su equipo caer como local ante el Celta B y viajar a campos repartidos por el infrafútbol español que hubo un día, no tan lejano, donde le miraron a la cara a cualquier gigante le debe sonar al típico cuento de los abuelos un domingo por la tarde, llevado por un nostálgico recuerdo del tiempo que no volverá. Pero no. Eso ocurrió de verdad.

Un triunfo para la eternidad

Y es que las hazañas de ambos equipos fueron mucho más allá de esas eliminatorias ante Juventus y Arsenal. El Celta consiguió su pase hacia esa ronda de octavos de final con un improbable y épico triunfo ante todo un Milan en San Siro. Cuando el Milan, además, era uno de los mejores de Europa. Tanto que defendía ese año el título de campeón de la Champions. Un 1-2 que inutilizó el triunfo del Brujas, el rival del Celta por esa segunda plaza, y les llevó hasta los octavos de final.
Era un Milan con (¡en pie!) Cafú, Paolo Maldini, Alessandro Nesta, Costacurta, Andrea Pirlo, Gattuso, Kaká, Redondo, Seedorf, Filippo Inzaghi o Shevchenko. Con Carlo Ancelotti de entrenador. Y el Celta les asaltó el estadio.
Ante el Arsenal, en esa comentada eliminatoria de octavos, el cuento de hadas acabaría con un global de 5-2 –2-0 con doblete de Henry en Highbury tras el 2-3 de la ida–, pero eso no resta un ápice de epicidad a la campaña europea de los vigueses y que ha permitido a jugadores como Gustavo López, Aleksandr Mostovoi o Savo Milosevic subir a lo más alto del escalafón de leyendas en el imaginario colectivo del aficionado celtista.

Una remontada que vale una vida

El Dépor ya llegó a esa edición de la Champions con la condición de equipo grande. Se lo habían ganado merced de unos últimos años realmente buenos a nivel nacional y continental. Ganaron la liga en el año 2000, la Copa del Rey en el 1995 y 2002 y la Supercopa de España en 1995, 2000 y 2002. Más lo que pudo ser, con subcampeonatos ligueros en el 2001 y el 2002. Eran una potencia nacional.
En la Champions llegaron a cuartos en 2001 y 2002 y habían caído en la segunda ronda (que era distinta a la actual, en formato fase de grupos) en 2003. Tras pasar como segundos de grupo en primera fase, por detrás del Mónaco a la postre subcampeón, se midieron a la Juventus en el cruce de octavos. Al comentado triunfo en Riazor por la mínima se unió luego una inolvidable victoria en Turín, también 0-1, que dejó fuera al gigante italiano y valió el boleto para estar entre los ocho mejores.
En cuartos tocaba el Milan. El temible Milan descrito antes, repleto de leyendas. Empezó bien la eliminatoria, adelantándose pronto en San Siro merced a un gol del inigualable Walter Pandiani, pero en una eliminatoria de Champions siempre hay un momento donde el rival se enciende y tienes que, únicamente, limitarte a sobrevivir. Si ese momento de encendimiento coincide con un San Siro en trance y un grupo de leyendas sobre el césped, las consecuencias pueden ser terribles. Entre el minuto 45 y el 53 el Dépor concedió cuatro goles, finalizando el partido 4-1 y casi que liquidando la eliminatoria.
Comentaba Jürgen Klopp, actual entrenador del Liverpool, que tras el 3-0 que su equipo cosechó en el Camp Nou en la ida de las semifinales de la Champions de 2019 les dijo a sus jugadores: «Remontar es imposible. Pero por ser vosotros hay una posibilidad». En Anfield ganaron 4-0. No sabemos si el gran Javier Irureta, entrenador de aquel Deportivo irrepetible, dio un mensaje similar a sus jugadores, pero el símil entre ambas remontadas es inevitable.
Ninguna competición penaliza más el miedo a perder lo que tienes ganado como la Champions League. Y el Dépor no tenía nada que perder. A los cinco minutos, otra vez Pandiani, quién si no, ya prendió la mecha de la remontada. Al descanso el partido marchaba 3-0. Finalizó 4-0. No se avistó intento de reacción y rebeldía por parte de las estrellas del Milan, empequeñecidas por el escenario e inoperantes ante una situación que les superó. Aquel 7 de abril del 2004 el conjunto coruñés firmó una de las páginas más bonitas de su historia. Y fue de esas veces que la España futbolística se une para apoyar todos a un equipo.
Manuel Pablo persigue a Seedorf en la memorable eliminatoria de Champions contra el Milan en 2004

Manuel Pablo persigue a Seedorf en la memorable eliminatoria de Champions contra el Milan en 2004EFE

Es una lástima que esa remontada no se compensara con la gloria eterna del triunfo en la Champions, pero el Dépor se cruzó en semifinales con el Oporto de José Mourinho, un equipo ordenado, de mucho trabajo sin balón, rápido al contraataque y que no negociaba un esfuerzo. Tras un 0-0 en la ida en suelo portugués, un solitario tanto de penalti en el encuentro de vuelta puso fin al sueño gallego y a las esperanzas de tantos hinchas. Aquella eliminatoria estuvo marcada por la expulsión de Andrade, al que mostraron en la ida una tarjeta roja por una patada 'cariñosa' a su amigo Deco. Faltaba aun mucho para que llegara el VAR. El Oporto ganaría la final y, por tanto, esa edición de la Champions.
20 años dan para mucho. El Dépor ha bajado hasta los infiernos, de donde no está sabiendo salir, y el Celta lleva varias temporadas de peleas descarnadas por la permanencia en Primera División después de volver a saborear la miel europea llegando hasta las semifinales de la Europa League en 2017. A las nuevas generaciones no les queda sino el recuerdo fugaz de lo que fueron los años de gloria.
Valerón persigue a Pinilla en un partido entre el Deportiva y el Celta en mayo de 2004

Valerón persigue a Pinilla en un partido entre el Deportiva y el Celta en mayo de 2004EFE

Tendemos a idealizar el pasado, para bien o para mal. Como si quisiéramos ir al revés y vivir hacia atrás. Conservando como recuerdo algo que ya es una ruina. Sabes que volverás, que estás condenado a regresar, humilde, donde fuiste feliz. Y mientras tardes de barro, sudor y lágrimas copan la actualidad del fútbol gallego, los recuerdos de las noches de gloria permanecen inalterados por el tiempo. Porque lo único en lo que hay seguridad en la vida es que hoy nos tiene aquí y mañana no sabemos.
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