Pedro Sánchez y José Ramón Gómez Besteiro, en el mitin de cierre de la pasada campaña

Pedro Sánchez y José Ramón Gómez Besteiro, en el mitin de cierre de la pasada campañaEugenia Morago/ PSOE

Fue la puntilla del PSdeG

El PSOE oculta que sí sufrió una fuga de votos al PP en las gallegas por culpa de Sánchez

Los socialistas insisten en que fueron víctimas del voto útil al BNG y en que la amnistía no tuvo nada que ver en los resultados, pero los análisis demoscópicos postelectorales rebaten esa teoría

Los socialistas llevan desde el domingo intentando convencer y convencerse de que la amnistía y el resto de los pactos de Pedro Sánchez con independentistas y nacionalistas –incluido el BNG– no han tenido nada que ver con el resultado del PSdeG, que circunscriben solo a Galicia. Su argumento es que los votos se le han ido a otro partido que defiende la amnistía, el de Ana Pontón, porque el electorado de izquierdas percibió que era la única candidata con opciones de liderar el cambio.
Sin embargo, aunque la mayor fuga de votos del PSOE fue en dirección al BNG, otra parte se le fue al PP. Concretamente, un 8 %. Los análisis postelectorales de los resultados del 18-F realizados por las principales empresas demoscópicas, y que manejan tanto el PP como el PSOE, coinciden en que el PSdeG perdió por su izquierda, pero también por su derecha. Y eso es algo que ni en Ferraz ni en la Moncloa están contando, porque va en contra de su relato.
El PSOE tuvo en las elecciones generales del 23 de julio un porcentaje de voto del 29,97 % en Galicia. Por el contrario, en las elecciones del domingo el apoyo de los gallegos a la candidatura de José Ramón Gómez Besteiro cayó hasta el 14,04 %. Ello quiere decir que, entre unos y otros comicios, su porcentaje de voto cayó a menos de la mitad. Perdió el 53 %.

Fuga al BNG, pero también al PP

Según los análisis realizados en frío, en torno al 30 % de esos apoyos se le fueron al BNG. El perfil de estos votantes que apostaron por Sánchez en julio y por Pontón medio año después corresponde a jóvenes, que viven sobre todo en núcleos urbanos y que usan indistintamente el castellano y el gallego porque son bilingües.
Pero es que otro 8 % de quienes votaron a Sánchez en las generales esta vez se decantó por el PP de Alfonso Rueda. No por convicción, sino por la deriva del presidente del Gobierno y en respuesta a la posibilidad de que el BNG, socio del presidente, gobernara en Galicia. En este caso, el perfil de esos votantes que saltaron del PSOE en las generales al PP en las autonómicas es el de gallegos de más de 60 años y castellano parlantes.
El resto del apoyo dilapidado por el PSOE, aproximadamente un 15 %, se fue a la abstención. Ahí se incluyen los votantes enfadados que el domingo optaron por quedarse en casa para no traicionar a su partido. O que no se sintieron lo suficientemente concernidos en unos comicios autonómicos.

García-Page tiene razón

Ese 8 % refuta la tesis de los socialistas de que la amnistía no tuvo nada que ver en el hundimiento del PSdeG y, por el contrario, da la razón a Emiliano García-Page. El presidente de Castilla-La Mancha es el único dirigente del PSOE que ha vinculado una cosa y otra. Además, de forma muy gráfica: «El producto era regional, el guiso nacional», señaló el lunes.
La Toja (Pontevedra) 29/08/2023.- Foro de La Toja Vínculo Atlántico que se celebra en la isla del mismo nombre y reúne a expertos en Energía, Política, Sector Bancario?. y otras entidades. En la imagen el Presidente de la Xunta Alfonso Rueda (i) con el Presidente de la Junta de Castilla León Emiliano García-Page (d). EFE/Salvador Sas

Emiliano García-Page y Alfonso RuedaEFE

De puertas afuera, nadie más en el PSOE ha reconocido que puede haber un nexo. Porque ello sería tanto como culpar a Sánchez del desplome de Gómez Besteiro a los nueve escaños, o corresponsabilizarlo al menos. Desde Rabat, el presidente del Gobierno insistió el miércoles en que sus pactos no tienen nada que ver. No obstante, sí asumió «toda la responsabilidad» –que no culpa– en ése o en cualquier otro resultado del partido porque «soy el secretario general del PSOE», argumentó. Acto seguido explicó: «El 28 de mayo el PSOE perdió mucho poder territorial, sobre todo porque hubo la conjunción de dos fuerzas políticas que se aliaron incluso donde ganó el PSOE (en alusión al PP y a Vox). El 23 de julio nos quedamos con algunos deberes por hacer, la renovación de liderazgos territoriales, que haremos tras las europeas». Situando el foco, de nuevo, sobre sus barones regionales. Los Gómez Besteiro (Galicia), Espadas (Andalucía), Tudanca (Castilla y León), Lobato (Madrid), Armengol (Baleares), Andreu (La Rioja)…
En esa misma comparecencia tras entrevistarse con Mohamed VI también afirmó: «Yo estoy en pie en el Gobierno y así seguiremos hasta 2027», cerrando toda puerta a que las elecciones generales sean antes de tiempo.
En el sondeo que Target Point realizó para El Debate una semana antes de los comicios, la fidelidad de voto del PSOE aparecía hundida en el 43,6 %, la mitad que la del PP. A principios de febrero, El País y la SER publicaron una de las últimas encuestas en clave nacional realizadas antes de las elecciones gallegas. En ella, la empresa 40dB estimaba que el PSOE había perdido un punto de intención de voto en solo un mes, «lastrado por la amnistía». Textualmente.
A finales de año, antes de que arrancara siquiera la precampaña gallega, diversas empresas demoscópicas midieron el grado de rechazo de los votantes del PSOE a la amnistía. NC Report concluyó que el 64,3 % estaba en contra. Metroscopia lo cifró en el 56 %. Sigma Dos, en el 41,8 %. «Algún efecto habrá tenido», señaló Alfonso Guerra, deslizando la obviedad. Aunque sabe el exvicepresidente del Gobierno que si García-Page predica en el desierto del PSOE, él todavía más.
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