
La alcaldesa de Cervo, Dolores García y el propietario de la factoría, Segismundo García, en la cafetería de la fábrica de cerámica de Sargadelos
Las 48 horas del jaque de Trabajo a Sargadelos: confusión, desmentidos y comienzo de negociación
Aunque el administrador único se mantiene en el cierre de la fábrica, desde la Xunta de Galicia confían en que se llegue a una solución con el Ministerio de Trabajo
Este miércoles, una carta enviada por el administrador único de Sargadelos, Segismundo García, al Ministerio de Trabajo hizo saltar todas las alarmas entre los trabajadores de las dos fábricas del grupo empresarial gallego. En la misiva, se comunicaba al ministerio dirigido por Yolanda Díaz el cierre de su planta de producción en Cervo (Lugo) tras una inspección de Trabajo en la que se detectaron 36 deficiencias y se le impuso una multa de 5.000 euros.
A partir de ahí, la confusión llegó a tal punto que se lanzaron informaciones contradictorias. Unas decían que se había llegado a un acuerdo y otras, tras la confirmación del propio García, afirmaban que la fábrica sí cerraría. Añadido a esto estaba la duda de si su otra fábrica, situada en Sada (La Coruña), quedaría afectada por el cierre.
Tal y como aseguró este miércoles, el presidente del comité de empresa de la fábrica situada en Sada, Salvador González, la decisión les pilló «por sorpresa». González aseguró que la directiva estaba haciendo «importantes esfuerzos» para modernizarse y, por ello, no terminaban de entender esta solución. No obstante, dejó claro que se sentían en una especie de calma tensa y que entendían que el cierre de Cervo (Lugo) no les afectaría porque no les habían comunicado nada.
Aunque, por el momento, no se ha despedido a ninguno de los 200 trabajadores que forman las dos plantas de producción del grupo empresarial gallego, la incertidumbre continúa.
A esto se le suma la presencia de un inspector que acudió este jueves a la fábrica tras la denuncia de los sindicados. Tras una reunión con la dirección, les confirmó que todos seguían dados de alta en la Seguridad Social. Esta visita precedió a una reunión con los trabajadores del centro donde se les reiteró dicha información y se aseguró que la fábrica permanecía cerrada por su propia seguridad.
Posible negociación
Por parte de la Xunta de Galicia, también se ha abierto un proceso de negociación a dos bandas: uno con la propia empresa y otra con Trabajo para intentar encontrar una solución común y evitar así el cierre definitivo de la fábrica lucense. El consejero de Trabajo del Gobierno gallego, José González, recordó que Sargadelos está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y que las deficiencias apuntadas por el Ministerio eran «subsanables». Por ello, ha pedido a ambas partes la búsqueda de una salida al conflicto y que exista cierta «flexibilidad» para ello.
En la misma línea se expresó el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que ha abogado por dar «facilidades» para que la Sargadelos pueda cumplir las medidas impuestas por la Inspección de Trabajo y evitar el cierre de la planta.
Por el momento, y a pesar de la confirmación por parte del administrador único del cierre de la fábrica, las negociaciones permanecen abiertas para intentar solventar un problema que supondría una pérdida de empleo en Galicia y un duro golpe a una de las empresas más significativas del territorio.
Nuevo comunicado del propietario
En un tono similar al burofax enviado al Ministerio de Trabajo, Segismundo García ha enviado un nuevo comunicado a los «organismos varios de jefes(as) y xefes(as)».
En el mismo se informa de la visita del inspector de trabajo, al que califica de «amable» y al que asegura que se le ha informado de la «exposición al sílice cristalina», tal y como afeó Trabajo al propio Segismundo. Según el comunicado, el inspector ha asegurado que «no ve inconveniente en que los trabajadores accedan a sus puestos de trabajo». A esto, el administrador único de Sargadelos ha respondido que la sugerencia del inspector «pone en peligro la salud pública de los operarios tan bien defendida y protegida por la anterior inspectora».
Por lo tanto, añade que se ha «dispuesto el cese de la actividad del personal más expuesto al polvo de sílice cristalino, con el fin de proteger a los operarios». Además, ha asegurado que ha recibido varias llamadas en el que le han pedido «no dramatizar» y, por ello, afirma sentirse «desconcertado y confuso» y pide que se le aclare cómo debe proceder. «Suponiendo que se subsane la grave contrariedad, también solicitamos instrucciones sobre si a los visitantes y clientes de la taberna y tienda debemos proveerlos de mascarillas y EPI y lavarles la ropa de calle».
El tono, claramente crítico del propietario de Sargadelos, mantiene el pulso a Trabajo y a las administraciones usando las deficiencias encontradas por la inspección como argumentos para el cierre de la fábrica.