Imagen de archivo de un Pleno Ordinario en CarralREDES SOCIALES

Carral, el epicentro de la crispación política: una demanda, una moción de censura y la teoría de una conspiración

El municipio coruñés celebra el próximo 10 de septiembre la que será la quinta moción de censura en tan solo unas semanas en Galicia

A menos de una semana de que tenga lugar una nueva moción de censura en Galicia, la tensión está servida entre las fuerzas políticas. El próximo 10 de septiembre, si todo sale como se espera, Javier Gestal, de Alternativa dos Veciños, le tendrá que ceder el bastón de mando de la alcaldía de Carral (La Coruña) al popular José Luis Fernández Mouriño.

No será por voluntad propia, precisamente. Es gracias a los tránsfugas del partido gobernante Francisco Bello y Mercedes Caridad, quienes votarán a favor del Partido Popular en el pleno de la próxima semana. Con ellos serán siete las firmas para cesar en el cargo al vigente regidor de Carral.

Esta nueva moción de censura, que se suma a las ya realizadas en Noya, Finisterre, Forcarey y Touro, ha acrecentado la crispación política en estos últimos meses en Galicia. La de Carral sería la quinta que tiene lugar en tan solo unas semanas después de que el Tribunal Constitucional eliminase la directriz que impedía una iniciativa de este tipo si dependía del voto de un tránsfuga.

Aunque desde entonces las mociones de censura presentadas proceden de diferentes partidos políticos, no todos lo ven con buenos ojos y culpan al PP. El mal perder, podría decirse. Como ya aseguró Luis Insua, alcalde de Finisterre, a El Debate, «hay que aceptar que es un arma democrática». En su caso, accedió a la alcaldía el pasado 19 de agosto gracias al tránsfuga Francisco Martínez Traba, pero él mismo ya había ganado las elecciones dos años atrás. Sin embargo, no pudo gobernar por los pactos entre partidos que llevó a cabo Áurea Domínguez, de Alternativa dos Veciños.

Los vecinos se manifiestan

Son muchos los vecinos del municipio de Carral que están a favor de Javier Gestal. Así se lo demostraron en la manifestación que organizaron este pasado martes para defender al vigente alcalde. Saben que tiene los días contados.

También salió en su defensa el propio alcalde de Oleiros, Ángel García Seone (Gelo), que flaco favor le hizo al recordar que Javier Gestal ganó en las elecciones pasadas. Otros también lo han hecho y no tuvieron la posibilidad de gobernar. Tildó a los tránsfugas de «traidores y vividores de la política», añadiendo que en el pleno del día 10 «asestarán un golpe al sistema democrático de nuestro país y robarán la voluntad de la mayoría de los vecinos que le otorgaron la alcaldía y el gobierno». El mandatario, además, tiene la teoría de que, con todas estas mociones de censura, el PP quiere el poder de la Diputación. Incluso llegó a afirmar en una entrevista que ya intentaron captar a un edil de Alternativa dos Veciños en Bergondo.

Palabras similares a las que pronunció hace unos días la consejera de Carral de Javier Gestal Natalia Cañás. Les tachó de «traidores» y «corruptos». «Es un acto de cobardía que algunos van a llevar a cabo. No ganan en las urnas y por eso hacen este tipo de actos», concluyó.

Una demanda por injurias contra Alternativa dos Veciños

A toda esta crispación política se le ha sumado en las últimas horas la demanda por injurias interpuesta contra Alternativa dos Veciños por parte de la exconcejala Susana Guimarey, mano derecha de Gestal en Carral. Dejó su cargo hace seis meses, el pasado mes de marzo, tras serias desavenencias con el alcalde, pero las palabras de Ángel García Seoane acusándola de ser la instigadora de la moción de censura la han devuelto a la palestra y han motivo su reclamación por vía judicial.

«Dejé de ser un personaje público. A pesar de ello, desde Alternativa continúan obsesionados conmigo, utilizando mi nombre e imagen únicamente con el propósito de desprestigiarme», se puede leer en el comunicado que emitió Guimarey. Y advierte: «No toleraré que se me siga difamando, ni que se me trate de esa manera, inventando historias irreales propias de una ficción y utilizando como única prueba insultos, coacciones y malas formas tanto contra mí, como mi círculo familiar y personal».