Las rutas en catamarán por Galicia, una manera diferente de vivirlacatamaranesribeirasacra

Rutas en catamarán, la forma más sorprendente de descubrir Galicia en invierno

Lejos de ser una propuesta exclusivamente estival, el turismo fluvial se ha consolidado como una actividad de referencia en la Ribeira Sacra durante todo el año

Aunque el invierno invita a resguardarse en casa, en Galicia ofrece también una oportunidad privilegiada para descubrir la comunidad desde una perspectiva distinta: la navegación fluvial. Lejos de ser una propuesta exclusivamente estival, este tipo de turismo se ha consolidado como una actividad de referencia en la Ribeira Sacra durante todo el año.

Cada año, miles visitantes se animan a surcar los ríos Sil y Miño durante los meses fríos, atraídos por rutas en catamarán que combinan naturaleza, patrimonio, gastronomía y la serenidad propia de esta estación.

Estas son algunas de las rutas

Si existe un territorio en Galicia que encarna la esencia de la navegación fluvial en invierno, ese es la Ribeira Sacra. Los catamaranes que recorren sus ríos permiten adentrarse en uno de los paisajes más singulares del noroeste peninsular: terrazas de cultivo imposibles, taludes de roca de cientos de metros y un patrimonio monástico.

Las rutas que se adentran en los Cañones del Sil y por el Miño son, probablemente, las más conocidas. El viajero puede contemplar desde el agua los viñedos colgados de las laderas, una imagen que resume a la perfección la llamada viticultura heroica.

Algunas empresas han incorporado propuestas que enlazan la navegación con el Camino de Invierno, una variante histórica de la ruta jacobea. Para muchos visitantes, esta travesía, que parte del embarcadero de Santo Estevo y dura aproximadamente 75 minutos, es una manera idónea de obtener una primera impresión de la Ribeira Sacra. El barco se interna en el tramo más abrupto del Cañón del Sil, donde los paredones rocosos parecen estrecharse sobre el agua, creando un ambiente que impresiona incluso a quienes ya conocen la zona.

Entre las rutas de mayor duración y contenido cultural destaca la que une Santo Estevo y Abeleda. La jornada comienza en el embarcadero de Santo Estevo. El viaje continúa con una parada en Abeleda y el traslado a una bodega de la zona, donde se ofrece una cata de vinos de la DO Ribeira Sacra.

Esta actividad se complementa con la visita a varios miradores emblemáticos, entre ellos Los Balcones de Madrid y el mirador de Cabezoás, dos balcones privilegiados desde los que se domina buena parte del valle.

Además, con esta ruta, el visitante puede recorrer en detalle el Monasterio de Santo Estevo, hoy convertido en Parador Nacional, y acercarse al Monasterio de San Pedro de Rocas.

Y un paseo por el Miño

Por su parte, el Miño ofrece una de las rutas más singulares del invierno, O Cabo do Mundo, (El Cabo del Mundo) un meandro de gran belleza que se ha convertido en uno de los enclaves más reconocibles de la Ribeira Sacra. La travesía parte del embarcadero de Belesar, una pequeña aldea, y avanza entre bosques autóctonos, terrazas de cultivo y pequeñas aldeas ribereñas.

El recorrido permite conocer también la historia de los pueblos que quedaron bajo las aguas tras la construcción de los embalses, así como varios ejemplos del románico rural gallego, entre ellos las iglesias de San Martiño da Cova y Santa María de Nogueira. La Playa de A Cova, visible desde el barco, añade un contrapunto paisajístico que se puede completar con rutas de senderismo o visitas a bodegas cercanas.

Estas rutas demuestran que Galicia no solo se vive desde la costa o durante el verano. Navegar por sus ríos en invierno permite descubrir un territorio en calma, cargado de historia y con una naturaleza que se expresa en su versión más pura.